Saberes e ignorancias

P. Fernando Pascual

20-9-2020

 

Hay quienes saben ciertas cosas e ignoran otras. Los que saben mecánica ayudan a quienes saben menos (o no saben casi nada) sobre el tema. Los que saben matemáticas a los que las desconocen. Los que saben cocinar a quienes no han accedido a los secretos de los sabores.

 

Entre los seres humanos coexisten saberes e ignorancias. Es algo sobre lo que ha reflexionado la filosofía desde los primeros siglos, especialmente con Platón. Es algo que experimentamos continuamente en lo cotidiano, sobre todo en asuntos de mayor importancia.

 

Quienes reconocen que saben pueden creerse superiores a quienes ignoran. Quienes aceptan su ignorancia pueden sentirse inferiores o en desventaja respecto de los que saben.

 

Pero también es posible que los que saben tengan una sabiduría ulterior por la cual evitan los errores de la soberbia y buscan ofrecer sus conocimientos para ayudar a otros.

 

Como todos tenemos algunos saberes (no suelen ser muchos) y algunas ignorancias (que suelen ser muy numerosas), lo mejor es aprender a identificar cómo usar bien nuestros conocimientos y cómo dejarnos ayudar en nuestros desconocimientos.

 

Entonces será posible establecer relaciones de alianza entre conocedores y desconocedores que permiten construir sociedades colaborativas, en las que unos dan y otros reciben, y con frecuencia los que recibieron algo pueden luego dar otras verdades a quienes antes les habían ayudado.

 

Sócrates es famoso por declarar continuamente su falta de ciencia, su desconocimiento de muchos temas. Reconocer que no sabemos no solo es un acto de humildad que nos abre a la verdad, sino un requisito para acoger la ayuda ajena.

 

Por eso, poder distinguir entre nuestros conocimientos y nuestras ignorancias nos orienta al mundo de la colaboración y del intercambio, en el que cada uno puede aportar aquello que sabe y puede recibir de otros una buena ayuda respecto de lo mucho que no sabe.