Encuentros

P. Fernando Pascual

4-10-2020

 

En un tren, inicia un interesante diálogo sobre los progresos en algunas ramas de la medicina.

 

En un paseo, dos grupos de excursionistas intercambian información, describen rutas alternativas, comentan buenos resultados de esta o de aquella dieta.

 

En una sala de espera, dos personas intentan comprender mejor las ventajas y los peligros de las redes sociales.

 

A lo largo de la vida, diversos encuentros nos permiten dar y recibir, escuchar y hablar, compartir temas de interés común o abrir horizontes a argumentos hasta ahora poco conocidos.

 

No siempre los encuentros desembocan en un diálogo fecundo: basta con ver cómo miles de personas en trenes y autobuses no se saludan, o se limitan a pocas palabras en interacciones mínimas.

 

Pero cuando un encuentro supera el escalón de lo formal, entra en el terreno de la simpatía, y se abre a algún interés común, se produce ese maravilloso fenómeno de un diálogo enriquecedor.

 

No siempre estaremos de acuerdo, incluso a veces un encuentro genera incomodidades o discusiones más o menos animadas.

 

Lo importante es tener disposiciones interiores abiertas a la escucha y disponibles a la condivisión, de forma que pronto aparezca un puente que nos permita hablar y escuchar.

 

Cada día tiene sus propios encuentros. Serán intrascendentes si no se llega a ningún diálogo. Serán enriquecedores si, desde la común humanidad y desde el interés por saber, sabremos abrirnos al otro para ayudarnos en ese camino que nos acerca, paso a paso, hacia verdades que iluminan nuestras vidas.