Es oro lo que bien reluce
Padre Pedrojosé Ynaraja Díaz
Y solo si reluce bien.
Recuerdo como si fuera hoy, pese a haber pasado 80 años, que un día encontré
una piedra de brillante amarillo metálico, podía ser oro, pensé. Fue vulgar calcopirita.
En la Biblia, el oro de
Tarsís aparece mencionado 5 veces. Los arqueólogos
identifican el lugar con la antigua población de la cultura tartesa.
Me decía un empresario implicado que en tiempos bíblicos se conseguían tres
gramos de oro por metro cúbico de mineral. Me pareció exagerada la cantidad de
mena, consulto fuentes actuales y dicen que hoy, por tonelada se consiguen 1 o
2 gr del metal. Asombroso.
El cuarzo que rodea el
oro es la roca más abundante de la corteza terrestre. Nadie duda de su
indispensable utilidad en múltiples funciones pero no le da importancia. En 1
millón de gramos de sílice, dos gr de oro, y es rentable.
Anecdótico el inicio,
sirve para enlazar con lo que escribía las últimas semanas sobre la Iglesia,
rica en oro espiritual que bien reluce.
Su fortuna son los
mártires y existen más que nunca. La oración de las clausuras el incienso que
se eleva a Dios. El control de calidad lo ejercen los profetas, que tampoco
faltan. La vivencia comunitaria se expresa en la liturgia. No me callo mi
opinión respecto a las retrasmisiones
pero prefiero las palabras de fino humor con que lo califican el P.
Pavel Ambros SJ,
de la Facultad de Teología de Olomouc
(Chequia) "Recibir la Sagrada Comunión no debe equipararse con pedir pizza
por teléfono".
Reconocen los obispos de Gran Bretaña que la telemática es una nueva forma de proclamar el Evangelio. Pienso en el testimonio de Carlo Acutis, el ciber apóstol de la Eucaristía, fallecido a los 15 años, el 12-X-2006, de próxima beatificación. Su imagen, vestido de vaqueros y jersey sorprenderá. Dice él a los jóvenes: “Dios debe estar en el centro de todo. Todos nacen originales, muchos mueren fotocopias", lamenta que “no hacen uso de sus talentos, para ponerlos al servicio de los demás”. Palabras de profeta y maestro espiritual.