JESÚS
METÓDICO RIGUROSO
Padre Pedrojosé Ynaraja Díaz
Empecé unos comentarios respecto a la situación de la Madre Iglesia
hoy. Inicialmente dije que me dolía, no me retracto, continúa doliéndome.
Proseguí afirmando que en su seno me siento feliz y continúo estándolo.
Achacaba la dolencia a la burocracia y a la tecnología espiritual que muchos
pretenden que la domine. Si algún lector ha seguido el curso de las
reflexiones, seguramente me tachará de machacón y no dudo que puede tener
razón. Ahora bien, en ningún momento he fundamentado mis afirmaciones en el
testimonio histórico del Señor. Advierto que lo tenía en cuenta y lo dejaba
para el final, hoy me referiré a ello.
¿Fue el Maestro metódico en su proceder? El obrar del Señor fue
diferente al de la mayoría de los emprendedores. Ni en su juventud, ni en su
madurez, había cursado ciencias empresariales. Ni falta que le hacía.
No tenía horario de visitas, ni normas rígidas para atender al pueblo.
Estaba en el extranjero gozando de merecidas vacaciones y las
interrumpió para acoger los ruegos de una forastera.
Tenía muy presente la misión que le había encomendado el Padre y se
alzaba antes del amanecer para entregarse a la oración, pero interrumpía tal
encuentro si solicitaban su ayuda.
Como humano que era, debía descansar y dormía en la popa de la barca
de Pedro, si era la única manera de poderlo hacer. Pero si le despertaban no se
enojaba y atendía las suplicas de los suyos que temían un naufragio.
Si alguien, por miedo, o prudente cálculo, venía por la noche a
dialogar con Él, aceptaba la entrevista seriamente y hasta la salpicaba de fino
humor.
Debía ir en ayuda de una chiquilla adolescente moribunda y por el
camino una señora histérica le retiene tocando su manto y el serenamente la
atiende, después resucitará a jovencita y hasta se preocupara de que la alimenten.
Evidentemente el comportamiento de Jesús dista mucho del de un buen
funcionario.
Y vuelvo a lo de siempre. Más que de presbíteros, la Iglesia hoy
precisa de maestros, misioneros y profetas.