Inventores de falsedades
P. Fernando Pascual
18-10-2020
Hay quienes inventan y
divulgan noticias falsas, o informaciones deliberadamente confusas, o datos del
pasado manipulados conscientemente.
Así, por ejemplo, quien conoce
los delitos de ciertos políticos y declara que son falsos, es un promotor de
mentiras en la vida social.
Otras veces, la falsedad surge
por omisión de datos: quien conoce una situación de modo más o menos completo
solo divulga lo que le interesa.
Eso ocurre cuando un historiador
habla de las matanzas provocadas por un bando y silencia sistemáticamente las
matanzas de los del otro bando.
Las falsedades, luego, se
divulgan. Muchas veces, por personas de buena voluntad que creen en la “información”
recibida y la comparten al hablar entre amigos o en las redes sociales.
Otras veces las falsedades
llegan a cristalizarse en libros, revistas, páginas de internet que tienen
cierta reputación de seriedad.
Muchas personas que divulgan
falsedades no suelen darse cuenta del error que comunican a otros. En algunas
ocasiones, sin embargo, podrían intuir que la información sería falsa y así
estarían en grado de buscar modos de corregirla, aunque no resulta fácil.
Pero la culpa de quienes
inventan falsedades sigue en pie y puede llegar a daños graves cuando luego se
divulgan, como si fueran verdades, ideas que crean confusión y que incentivan
comportamientos dañinos para la economía, la salud física o mental de la gente.
Frente a los inventores de
falsedades, hace falta una actitud crítica y seria para evaluar los diferentes
datos que llegan ante nuestros oídos o nuestros ojos, y para estar dispuestos a
confrontarlos críticamente con informaciones que puedan distinguir entre lo que
sea mentira y lo que sea verdad.
No resulta fácil, sobre todo
en un mundo de prisas donde un “dato” corre como pólvora en libros, revistas,
televisores y el casi infinito mundo de internet. Pero es necesario un esfuerzo
honesto para que lo falso no dañe a la gente, y para que haya más posibilidades
para conocer mejor, desde la verdad, el mundo en el que vivimos.