Fratelli Tutti (3)
Evitar una amistad aparente
Pbro. José Martínez Colín
1) Para saber
“No
dejes crecer la hierba en el camino de la amistad”, decía el filósofo Platón.
Es preciso que ese camino se camine tanto que esté despejado. Si bien, el
confinamiento que se está viviendo pudiera dificultar el trato, no ha de causar
que nos encierre en nosotros mismos. Esta situación nos puede ayudar a valorar
lo que es el trato personal.
Hemos
sido creados para amar a Dios y a los demás. En esta vida podemos crecer como
personas al irnos perfeccionando. Y uno de los actos que más nos perfecciona es
el amor. Por ello, si nos encerráramos estaríamos frenando nuestro crecimiento.
Una persona que no amara estaría frustrando su existencia. Una manera de vivir
el amor es en la amistad verdadera.
El
hecho de abusar de los medios de comunicación digitales, dice el Papa
Francisco, “pueden exponer al riesgo de dependencia, de aislamiento y de
progresiva pérdida de contacto con la realidad concreta, obstaculizando el
desarrollo de relaciones interpersonales auténticas” (Fratelli Tutti, n. 43).
Un peligro que habrá que detectar para no olvidar la importancia del trato
personal en la amistad.
2) Para pensar
Cuenta
la mitología que Zeus, para celebrar sus bodas, invitó a todos los animales.
Acudieron todos a la cita excepto uno: la tortuga. Intrigado el dios por dicha
ausencia, buscó a la tortuga y le preguntó:
—¿Cómo sólo tú,
entre todos los animales, no viniste a mi festín?
—Quise quedarme
en casa —respondió la tortuga. —Tú sabes: ¡Hogar familiar, hogar ideal! Hay
que cuidarla.
—Así que te
gusta mucho tu casa —replicó Zeus indignado. —¡Pues entonces te encerraré para siempre en
tu casa!
Y
desde entonces la tortuga lleva a cuestas su pequeño mundo. Lo mismo ocurre con
quien no cultiva amistades: el horizonte en que se encierra se vuelve cada vez
más reducido y será cada vez más difícil salir de él.
3) Para vivir
Con
cierta razón decía alguien que los amigos son aquellos extraños seres que nos preguntan
cómo estamos y se esperan a oír la contestación.
La
amistad va más allá que la simple cortesía o apariencia. Con las relaciones
digitales puede suceder que solo aparentan una sociabilidad. No siempre sucede,
pero está el peligro que ese tipo de relación omita el cultivo de una amistad
verdadera o una reciprocidad estable. Dice el Papa Francisco que muchas veces
esas relaciones digitales no construyen verdaderamente un “nosotros” sino que
suelen disimular y amplificar el mismo individualismo. La conexión digital no
basta para tender puentes, no alcanza para unir a la humanidad. “Hacen falta
gestos físicos, expresiones del rostro, silencios, lenguaje corporal, y hasta
el perfume, el temblor de las manos, el rubor, la transpiración, porque todo
eso habla y forma parte de la comunicación humana” (Ibid, n. 43).
Jesús,
que es quien más nos ha amado y nos ama, nos recuerda el alto valor que tiene
la amistad, al considerarse a sí mismo amigo de nosotros: “Ya no os llamaré
siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado
amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer”
(Jn 15,15). Una invitación para también cultivar la amistad con Jesús y con los
demás.
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