COMENTARIOS AL EVANGELIO DE SAN MATEO

CAPÍTULO SEXTO: 13

Padre Arnaldo Bazán

“No anden ustedes pues, preocupados diciendo: ¿Qué vamos a comer?, ¿qué vamos a beber?, ¿con qué vamos a vestirnos? Que por todas esas cosas se afanan los gentiles; pues ya sabe su Padre celestial que ustedes tienen necesidad de todo eso. Busquen primero su Reino y su justicia, y todas esas cosas se las darán por añadidura”(6,31-33).

En estos últimos versículos del capítulo 6, Jesús nos está enseñando a confiar plenamente en Dios, nuestro Padre, que siempre está proveyendo para nuestro bien.

La Divina Providencia esta ahí, aunque no lo veamos. Todo lo que comemos viene de Dios. El hombre nunca ha podido crear sino sólo transformar los alimentos.

Pero es siempre Dios quien nos los da. Hay personas que no creen que deban dar gracias por lo que comen, como si todo lo debieran a su trabajo. Y eso es falso.

Es cierto que tenemos que trabajar. Ese es uno de los primeros preceptos que vemos en la Biblia (ver Génesis 1,28). Pero nuestro trabajo se basa en los dones que recibimos de Dios.

Cuando bebemos leche, la obtenemos de las vacas u otros animales. Cuando comemos arroz es la tierra quien nos la ofrece. Cuando saboreamos un buen pescado, no fuimos nosotros los que pusimos los peces en los ríos o los mares.

Nada que llevamos a la boca es un invento o creación del hombre, sino producto de la naturaleza con la que Dios provee para nuestro sustento.

Claro que tenemos que sembrar, que cuidar los animales, que pescar, que transformar lo recibido. Esa es la parte que el hombre puede hacer. Pero ¿qué pasaría si la tierra nada produce, el mar no tiene peces, las aves desaparecen, los animales brillan por su ausencia? Sencillamente no podríamos subsistir.

Por alguna razón que no conocemos, sólo la Tierra, dentro de nuestro sistema solar, es capaz de sostener la vida de los seres humanos. Tendríamos que buscar en otros sistemas, de los miles que existen, para encontrar esa vida que Dios ha puesto en nuestro planeta. Es posible que haya otros lugares, pero no los conocemos.

Lo que sí sabemos, y así nos lo dice la Biblia en el libro del Génesis, que Dios creó todo para beneficio de los seres humanos. Somos los reyes de la tierra. Sin embargo, ¡cuán poco agradecidos somos, y qué poco cuidamos de ella! Es el hombre el principal depredador de los recursos que Dios nos ha dado. ¡Mereceríamos lo peor después que el Creador nos ha regalado lo mejor!