CADA
DÍA SU AFÁN
“LA VIDA ES UN DON, LA EUTANASIA UN FRACASO”
Con ese título, la Conferencia Episcopal
Española ha publicado el día 11 de diciembre de este año 2020 una nota importante
ante la aprobación de la Comisión de Justicia del Congreso de la Ley orgánica
de la eutanasia.
1. Según los obispos, la tramitación se ha
realizado de manera sospechosamente acelerada, en tiempo de pandemia y estado
de alarma, sin escucha ni diálogo público.
El hecho es especialmente grave, al menos
por estas cuatro razones. 1) Instaura una ruptura moral. 2) Produce un cambio
en los fines del Estado: de defender la vida a ser responsable de la muerte
infringida. 3) Olvida que la profesión médica no ha sido llamada a provocar la
muerte. 4) Esta propuesta coincide con la filosofía y la práctica de los
sistemas de poder dominantes en el mundo.
2. Citan la Carta Samaritanus
bonus publicada
recientemente por la Congregación para la Doctrina de la Fe, sobre el
cuidado de las personas en las fases críticas y terminales de la vida.
Y recuerdan el documento “Sembradores de esperanza”, en el que los mismos
obispos ofrecen algunas pautas para acoger,
proteger y acompañar a quienes se encuentran en la etapa final de su vida.
De acuerdo con esos textos, se urge a la
promoción de los cuidados
paliativos y al acompañamiento
integral y espiritual a los enfermos y a sus familias. “Este cuidado integral
alivia el dolor, consuela y ofrece la esperanza que surge de la fe y da
sentido a toda la vida humana, incluso en el sufrimiento y la vulnerabilidad”.
Tras agradecer el trabajo de los sanitarios
y el valor de la sanidad pública, se afirma que en vez de provocar la muerte hay
que invertir recursos humanos y económicos en los cuidados paliativos y el
acompañamiento integral de las personas en la etapa final de su vida. La falta
de cuidados paliativos es una expresión
de desigualdad social, puesto que solo
cuentan con ellos quienes pueden pagarlos.
3. La pandemia ha puesto de manifiesto la
fragilidad de la vida y ha suscitado solicitud por los cuidados e indignación
por la desatención a las personas mayores. “Ha crecido la conciencia de
que acabar con la vida no puede ser la solución para abordar un problema
humano”.
La experiencia nos dice que la
eutanasia incita a la muerte a los más débiles. De ser un supuesto
derecho, pasa a verse como un deber, porque
la persona se siente impulsada a
pedir la muerte.
4. Los obispos coinciden con el Papa en
afirmar que “la eutanasia y el suicidio asistido son una derrota para todos”.
Invitan a la oración y al testimonio público que favorezcan un compromiso
personal e institucional a favor de la vida, los cuidados y una genuina buena
muerte en compañía y esperanza.
Finalmente, piden a cuantos tienen
responsabilidad en la toma de estas graves decisiones que actúen en
conciencia, según verdad y justicia.
José-Román Flecha Andrés