COMENTARIOS AL EVANGELIO DE SAN MATEO

CAPÍTULO OCTAVO: 8

Padre Arnaldo Bazán

"Viéndose Jesús rodeado de la muchedumbre, mandó pasar a la otra orilla. Y un escriba se acercó y le dijo: “Maestro, te seguiré adondequiera que vayas”. Dícele Jesús: “Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza” (8,18-20).

Seguir a Jesús no es tener asegurada una mejor manera de vivir en este mundo. El no es de esos líderes que todo lo prometen para atraerse seguidores. Por el contrario habla con toda claridad para que cada uno sepa a qué atenerse.

¿Dónde vivía Jesús? Durante años compartió la humilde casa de Nazaret con María y José. A la muerte de éste seguiría viviendo junto a su Madre. Pero luego, al comenzar su actividad apostólica, abandonó el hogar y se entregó completamente a la predicación.

Parece ser que en Cafarnaum contaba con una casa en la que viviría con los apóstoles cuando estaban allí. Pero la mayor parte del tiempo se la pasaba junto a ellos yendo de un lado al otro, durmiendo en descampado, pernoctando en el sitio en que se encontraban al caer la noche.

Es decir, no tenían un lugar al que poder llamar “hogar” o siquiera habitación estable. Y esa vida nómada, viviendo de lo que buenamente recibían de la gente, no era nada fácil ni podía agradar sino a aquellos que estaban dispuestos a cualquier cosa con tal de compartir los mejores momentos en la vida de su Maestro.

De este sujeto que con tanta seguridad dijo que “seguiría a Jesús” no supimos nada más. Por lo visto aquella respuesta del Maestro fue suficiente para disuadirlo de su propósito. Se ve que no estaba totalmente convencido.

¿Queremos seguir a Jesús? El no nos exige que durmamos a cielo raso ni que tengamos que renunciar a tener una buena casa, pero de lo que podemos estar seguros es de que siempre habrá que pasar apuros para seguir sus huellas.

El es un Maestro exigente, pero no nos pedirá nada que El no haya hecho primero. El no es de los que mandan a los suyos a hacer mientras ellos no hacen nada. Antes de pedirnos que le sigamos, El nos ha dado ejemplo de austeridad, pobreza y entrega absoluta a la causa de la Redención. El que quiera seguirlo tiene que despojarse de todo lo que pueda ser obstáculo para cargar la propia cruz.

Sin ella nunca llegaremos a la meta.

Arnaldo Bazán