Sin miedo a la verdad

P. Fernando Pascual

4-1-2021

 

Sorprende ver cómo, al hablar de ciertos temas, se recurre a giros y palabras vagas para no herir susceptibilidades, o para evitar represalias, o simplemente por miedo.

 

Así, si un grupo terrorista concreto, de una ideología determinada, ha asesinado a cientos de personas, parece cobarde, en un recuerdo de esas víctimas, hablar de un genérico terrorismo sin indicar el nombre del grupo responsable de esos asesinatos.

 

Lo mismo podría decirse cuando miembros radicales relacionados con una secta de una cierta religión cometen asesinatos indiscriminados sobre personas de otros grupos religiosos.

 

Es cierto que no todos los que participan de una ideología o son miembros de una secta tienen responsabilidad directa en los crímenes de algunos de sus partidarios. Pero también es cierto que hablar de un terrorismo genérico sin indicar de qué grupo se trata es señal de cobardía.

 

Por eso es tan importante tratar los asuntos y relatar los hechos sin miedo a la verdad. Porque los grupos violentos concretos, con sus siglas, organizaciones y estrategias, se hacen fuertes cuando constatan en la sociedad, especialmente en los gobernantes y en la prensa, que existe miedo a mencionarlos por su nombre.

 

Cada acto terrorista, cada gesto vandálico de un grupo mafioso o parecido, tienen unos autores concretos y están respaldado por quienes los defienden. Por eso, al dar noticia de un nuevo atentado, o de quemas de contenedores de basura, o de ruptura de cristales, hay que mencionar, en la medida de lo posible, a los grupos que han promovido y alentado este tipo de acciones criminales.

 

La denuncia directa y valiente de cada grupo violento, con los nombres de quienes los defienden y apoyan, permite identificar claramente las responsabilidades.

 

Al mismo tiempo, esa denuncia unirá a los partidarios de la justicia y de la paz en la tarea por vencer a los culpables, sean quienes sean, y por defender los derechos fundamentales de todos los miembros de la sociedad.