Libertad y procesos

P. Fernando Pascual

14-2-2021

 

Una de las dimensiones más rica y más problemática de la libertad consiste en poder crear o modificar el mundo en el que vivimos.

 

Desde la libertad, unos políticos tensaron las relaciones con los países vecinos y provocaron una guerra que causó miles de muertos.

 

Desde la libertad, unos empresarios optaron por aumentar la producción de objetos electrónicos que modificaron la vida de miles de usuarios.

 

Desde la libertad, una persona empieza una relación fuera del matrimonio que produce un enorme daño en la familia.

 

La lista podría ser larguísima: va desde acontecimientos de consecuencias mundiales (arrojar o no arrojar una bomba atómica) hasta hechos que afectan, al menos en apariencia, solo a pocas personas.

 

Cada decisión libre genera un nuevo proceso en el mundo. Ese proceso permitirá alcanzar mejoras o empeorará las situaciones (que, por desgracia, muchas veces ya son difíciles de sobrellevar).

 

Por eso, ante cada decisión libre necesitamos tiempo y consejos buenos para evaluar bien aquellas consecuencias que puedan ser previsibles. Sobre todo, necesitamos pedir ayuda a Dios, para que guíe nuestros pasos e ilumine nuestras decisiones.

 

Desde luego, nunca llegaremos a conocer perfectamente hasta dónde llegan los procesos que se inician desde nuestras decisiones. Porque, por desgracia, a veces lo que comenzó con buenas consecuencias termina en daños más o menos serios.

 

Pero sin angustiarnos dañinamente por lo imprevisible de los procesos, siempre podremos buscar en qué maneras nuestros actos libres puedan orientarse a mejoras en lo cercano (familia, amigos, conocidos) y en la marcha global de la historia humana.