Al inicio de la Cuaresma
La “Experiencia del desierto”
Pbro. José Martínez Colín
1) Para saber
Empieza
la Cuaresma y como lo dice su nombre, son cuarenta días. Y podríamos
preguntarnos ¿por qué son cuarenta? En la Sagrada Escritura el número cuarenta
tiene simbolismo: Significa un tiempo de espera, de purificación, de vuelta al
Señor. Por ejemplo, Noé pasa cuarenta días y cuarenta noches en el arca, junto
a su familia. Moisés, permanecerá ayunando en el monte Sinaí por cuarenta días
y cuarenta noches, para acoger la ley. Son cuarenta años los que dura el Éxodo,
el viaje del pueblo judío desde Egipto hasta la Tierra Prometida. Jesús, antes
de comenzar su vida pública, se retira al desierto durante cuarenta días.
En
los primeros siglos de la Iglesia, los que deseaban entrar en la Iglesia se
preparaban por cuarenta días para recibir el bautismo. Luego se extendió a
todos los fieles, para en un camino de renovación espiritual.
El
Papa Francisco, en la homilía de la Misa del Miércoles de Ceniza, destacó que
la cuaresma “es un viaje de regreso a Dios” en el que Dios nos dice: “Vuelvan a
mí con todo el corazón”. Un tiempo propicio para discernir hacia dónde
está orientado nuestro corazón.
2) Para pensar
Cuando
están próximos a entrar a la Tierra Prometida, Moisés le recuerda al pueblo
judío que esos cuarenta años por el desierto, sirvieron para hacerlos humildes,
fue un periodo para conocer lo que hay en su corazón. Y aunque pasaron por
fuertes dificultades, nunca les faltó la ayuda divina: cuando tuvieron hambre,
los alimentó con el maná del cielo; cuando tuvieron sed, hizo salir agua de una
roca… Es la llamada “Experiencia del desierto” (Cfr. Dt 8,2ss).
Así
nosotros, que estamos en el "desierto" del mundo, tenemos la
oportunidad de vivir una profunda experiencia de Dios que nos haga fuertes el
espíritu, confirme nuestra fe, nutra la esperanza, y avive la caridad.
Se
podría pensar en este tiempo de pandemia, como una “experiencia del desierto”, que
nos hace conocer lo que hay en nuestro corazón. Al padecer diversas dificultades
y sufrimientos, pensemos si seguimos confiando plenamente en la Providencia
Divina.
3) Para vivir
El
viaje de la cuaresma es un éxodo: así como el pueblo judío pasó de la esclavitud
a la libertad, también nosotros hemos de recuperar la libertad dejando la
esclavitud de la soberbia, de la falsedad, de la sensualidad o de algún vicio.
Y la cuaresma es el momento adecuado, dice el Papa, pues en la vida siempre tendremos
cosas que hacer y excusas para dar, pero ahora es tiempo de regresar a Dios. Recordando
que ninguno se puede reconciliar con Dios con sus propias fuerzas, dice el Papa.
Necesitamos volver a Jesús, necesitamos ser curados por Jesús.
Nos
invita a preguntarnos el Papa: ¿Hacia dónde me lleva el navegador de mi vida,
hacia Dios o hacia mi yo? ¿Vivo para agradar al Señor, o para ser visto,
alabado, preferido, al primer lugar?
Nuestro
viaje consiste en dejarnos tomar de la mano. El Padre que nos llama a volver es
Aquel que sale de casa para buscarnos; el Señor que nos cura es Aquel que se
dejó herir en la Cruz; el Espíritu que nos hace cambiar de vida es Aquel que
sopla con fuerza y con dulzura sobre nuestro barro. (articulosdog@gmail.com)