REGRESO A CASA, REGRESO A DIOS

 

Jesús es llevado por el Espíritu al desierto, donde es tentado por Satanás. En el desierto Jesús toma conciencia de su humanidad. En la soledad de esta tierra inhóspita Jesús siente hambre, sed, experimenta que es semejante en todo a nosotros, menos en el pecado.

¿Cuál es la mayor tentación que padecemos los hombres y mujeres de hoy? Creo que es prescindir de Dios, considerarlo como algo inútil que no merece la pena.

A esta experiencia, es decir, marginar a Dios en nuestra vida se llega poco apoco. Un día dejo la misa, otro dejo de rezar, otro no leo el Evangelio. Por otro lado, voy llenando mi corazón de cosas, los demás no me importan…Poco a poco me voy sintiendo vacío, la vida va pareciendo absurda. Las preguntas de la fe se van multiplicando. ¡Cuántos han perdido la fe en el Señor! Personas que poco a poco han ido perdiendo el tesoro del Evangelio y la fe en la persona de Jesús.

Por el contrario, en estos días leía que todos los años e España hay unas 3.000 o 4.000 personas que reciben los sacramentos del bautismo, confirmación y eucaristía. Personas que nunca habían sentido la fe, nadie les había hablado de Jesús. O también de personas que se habían bautizado pero poco a poco fueron perdiendo la fe en esta sociedad que nos ha tocado vivir. Y por circunstancias inexplicables llegan a un encuentro con el Señor y su vida la sienten transformada, distinta, llena de alegría, vitalidad y plenitud.

Queridos hermanos y hermanas pidamos al Señor que nos conserve el don de la fe. Que ninguna circunstancia apague la llama que el Espíritu Santo encendió en nuestro bautismo. Merece la pena cultivar la fe porque ilumina nuestra vida y le da profundidad a todo lo que tenemos y hacemos.

La Cuaresma es una buena ocasión para volver a Dios, para regresar a la Iglesia, que es el lugar en el que Dios nos está esperando. Vuelve a Dios, volvamos a Dios. Él siempre está buscando ocasiones para acercarse y abrazarse con nosotros.

Lucio del Burgo OCD