COMENTARIOS
AL EVANGELIO DE SAN MATEO
CAPÍTULO
DÉCIMO SEGUNDO: 1
Padre
Arnaldo Bazán
"En aquel tiempo
cruzaba Jesús un sábado por los sembrados. Y sus discípulos sintieron hambre y
se pusieron a arrancar espigas y a comerlas. Al verlo los fariseos, le dijeron:
“Mira, tus discípulos hacen lo que no es lícito hacer en sábado”(12,1-2).
Los fariseos han
aparecido ya varias veces en el evangelio de Mateo, y siempre para criticar algunas
de las acciones de Jesús o de sus discípulos.
Ahora la emprenden con estos últimos por una
cuestión realmente baladí, pero que para ellos era fundamental, pues habían
agregado a los preceptos de Dios muchísimas reglas que convertían la Ley en un
total fastidio.
El precepto del sábado se basa en el principio de
que Dios quiere que el ser humano descanse, para reparar sus fuerzas gastadas
en el trabajo durante seís dias
de la semana.
Así leemos en Deuteronomio 5,12-14: "Guardarás
el día del sábado para santificarlo, como te lo ha mandado Yahveh tu Dios. Seis
días trabajarás y harás todas tus tareas, pero el día séptimo es día de
descanso para Yahveh tu Dios. No harás ningún trabajo, ni tú, ni tu hijo, ni tu
hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu buey, ni tu asno, ni ninguna de tus
bestias, ni el forastero que vive en tus ciudades; de modo que puedan
descansar, como tú, tu siervo, y tu sierva".
Es admirable cómo Dios se adelanta al hombre,
sabiendo que muchos, llevados por la ambición y el deseo de tener más, darán al
traste con este sabio principio, trabajando incluso el día de descanso.
En esto los judíos fueron observantes. En los
tiempos modernos se ha ido corrompiendo totalmente. Hace todavía unos años todo
se cerraba los domingos, que es nuestro día de descanso, pero ahora el afán de
los comerciantes por ganar dinero hizo desaparecer el precepto divino.
Sin embargo, no hay motivos para exagerar. Hay
cosas que tenemos que hacer y que no rompen el precepto. Y una de las cosas que
tenemos que hacer es comer.
En Deuteronomio 23,26 se dice: "Si pasas por
las mieses de tu prójimo, podrás arrancar espigas con tu mano, pero no meterás
la hoz en la mies de tu prójimo". Es decir que lo que hicieron los
discípulos estaba permitido.
¿Por qué no en sábado? Ya eso pertenecía a esas otras reglas que fueron inventándose para cumplir con mayor exactitud el precepto, pero sin que estuviese mandado por la Palabra de Dios. Era un precepto humano, al que los fariseos le daban tanta importancia como al precepto mismo del Creador.