Seguridades inseguras
P. Fernando Pascual
17-4-2021
Queremos seguridades: para
evitar un choque, para no ser contagiados, para que un despido no nos deje en
una situación dramática, para que caminar por la calle no se convierta en una
aventura peligrosa.
Pero las mejores seguridades
no pueden eliminar lo propio de la vida humana: la incertidumbre. Porque todo
lo que está sometido al tiempo y al espacio puede dar un vuelco en cualquier
momento.
Por eso, no existen
seguridades perfectas. Ni esta vacuna nos garantizará vivir hasta los 80 años,
ni el contrato laboral será suficiente para que una crisis no nos arroje a la
calle, ni el mejor de los amigos estará a nuestro lado cuando llegue una
situación difícil.
Nuestras mejores seguridades
son, en el fondo, inseguras, porque la vida está rodeada de imprevistos. Por
eso, causa pena, o nos lleva a una sonrisa irónica, escuchar a un político
decir que no habrá subida de precios, o que la epidemia ya está completamente
controlada.
Constatar que vivimos entre seguridades
inseguras no significa prescindir de todo aquello que ayude a prevenir
desastres, a controlar enfermedades, a promover mejoras en las leyes.
Sin embargo, al poner en
marcha normas y decisiones que sirvan para mejorar la seguridad de todos, hemos
de ser realistas y aceptar que siempre habrá aspectos que escapen al control de
las mejores previsiones: la inseguridad es un ingrediente ineliminable
de la vida humana.
Cada día inicia como una
aventura llena de incertezas. Normalmente, las cosas siguen un flujo ordinario,
sin sobresaltos. Las seguridades funcionan muchas veces. Pero en otras
ocasiones, un poco de aceite en el suelo puede provocar un accidente que cambie
por completo el curso de nuestra vida.
Por eso, para no quedar
angustiados ante lo imprevisible, y para no asfixiarnos con un exceso de
seguridades que nunca podrán suprimir las inseguridades cotidianas, vale la
pena vivir sin miedos patológicos.
A cada día le basta su afán,
enseñaba Cristo. Este día usaré lo mejor posible las seguridades que me
faciliten vivir serenamente, acogeré los imprevistos que cambien mis planes, y
me abriré a la providencia de Dios, que ayuda a caminar con esperanza en medio
de los mil acontecimientos de la vida...