ESCALA
DE VALORES
Padre Pedrojosé Ynaraja Díaz
Se dice en los Hechos de los Apóstoles: Pablo… llegó a Éfeso donde
encontró algunos discípulos; les preguntó: ¿Recibisteis el Espíritu Santo
cuando abrazasteis la fe? Ellos contestaron: Pero si nosotros no hemos oído
decir siquiera que exista el Espíritu Santo. El replicó: ¿Pues qué bautismo
habéis recibido? El bautismo de Juan…Pablo añadió: Juan bautizó con un bautismo
de conversión, diciendo al pueblo que creyesen en el que había de venir después
de él, o sea en Jesús. Cuando oyeron esto, fueron bautizados en el nombre del
Señor Jesús... y vino sobre ellos el Espíritu Santo (19,1ss)
El Bautista fue más famoso que Jesús, el Señor no se enojó, dijo que
no ha surgido entre los nacidos de mujer uno mayor él. (Mt, 11,11)
La fama, como la simpatía, no es valor seguro y puede ser nocivo.
Engaña al sujeto que la tiene y que puede creer que con ser atractivo y gozar
de prestigio, es suficiente. Confunde también al auditorio, que tal vez crea
que por ser celebre, lo que diga será incontestable.
El Apocalipsis dice: Conozco tu conducta: no eres ni frío ni
caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente! Ahora bien, puesto que eres tibio, y
no frío ni caliente, voy a vomitarte de mi boca... no te das cuenta de que eres
un desgraciado, digno de compasión (3, 14ss).
El autor lo advierte al que preside
la comunidad de Laodicea, población llamada hoy
Konya, en Turquía. Allí llegan dos ríos, uno de agua limpia y fresca, otro de
líquido caliente y salado. Del encuentro resulta un medio putrefacto
y nauseabundo, no apto ni para beber ni refrescarse. El turista observa las
rocas tiznadas, saca una foto y se va, sin que nada haya enriquecido su mente.
Tal fue mi experiencia. Beber agua salada, es vomitivo.
No se elogia la apostasía o la increencia,
la Palabra de Dios pone el acento en la ineficacia de la mediocridad, actual
desgracia. Una de las sorpresas del sociólogo de hoy ha sido constatar la
ausencia de respuesta genuinamente cristiana ante el terrorífico suceso de la
pandemia.
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