Lo que me lleva a actuar
P. Fernando Pascual
12-6-2021
Puedo salir de casa, o puedo
quedarme para ordenar papeles. Puedo ayudar en la limpieza de la cocina, o
puedo leer un libro de historia. Puedo responder a un mensaje difícil, o puedo
escuchar una música relajante.
¿Qué es lo que me lleva a
actuar? ¿De dónde surgen mis decisiones concretas? ¿Por qué hoy rendí más en el
trabajo, o porqué perdí mi tiempo con un diálogo intranscendente?
Es bueno preguntarme qué es lo
que me lleva a actuar. Diversos pensadores del pasado y del presente señalan
que el motor más profundo y decisivo que me pone a trabajar se encuentra en una
sencilla palabra: amor.
Por amor venzo mi pereza y
busco ayudar a los familiares en casa. Por amor me esfuerzo por conservar la
salud y seguir la dieta que me ha dado el médico. Por amor salgo de casa y paso
la tarde en el hospital con un amigo enfermo.
También hay amores desviados,
que nos apartan del bien verdadero para seguir bienes engañosos y dañinos. Así,
el amor al dinero causa robos, fraudes o engaños. El amor al placer provoca
desenfreno en la comida o en el uso de los juegos electrónicos.
Cuando reconocemos los motivos
de nuestras acciones, podemos prestar atención a aquellos que me apartan de la
justicia, de la belleza, del bien verdadero, para eliminarlos de nuestras
vidas.
Al mismo tiempo, podemos ver
en qué manera aumentar el amor auténtico para que mis acciones promuevan la
armonía en casa, la justicia en la sociedad, el progreso auténtico en nuestro
mundo.
A lo largo de este día, mis
acciones desvelarán un poco qué amo, qué me lleva a dejar a un lado ciertas
opciones y a orientarme hacia otras.
Por eso, necesito pedir ayuda
a Dios para que purifique mi amor, para que me aparte de egoísmos malignos,
para que ilumine mi mente y fortalezca mi voluntad de forma que pueda emprender
aquellas acciones que abren horizontes de bien en un mundo tan necesitado de
esperanza.