Proyectos insatisfechos
P. Fernando Pascual
26-6-2021
Testimonios personales,
películas, novelas, presentan historias de hombres y mujeres (reales o
ficticios) que realizan actividades con mayor o menor competencia, pero que se
sienten insatisfechos. ¿La causa? No pueden poner en práctica proyectos que
anhelan con toda el alma.
Así, uno que soñaba con ser
jardinero trabaja en una oficina de banco. Otro que aspiraba a ser bombero ha
terminado en una tienda. Otro que tenía el gran proyecto de curar a muchos como
médico, se dedica a recopilar, en una computadora, miles de datos.
Lo que vale para el mundo
profesional se aplica a la vida en familia. Una persona esperaba encontrar, en
el matrimonio, un clima de escucha, de colaboración, de intimidad. Luego, por
motivos diversos, se ha resignado a una vida de pareja rutinaria, a veces
tensa, con poco diálogo y menos cariño.
Tener proyectos insatisfechos
puede llevar a un sentimiento de frustración. La vida recorrida parece gris,
sin alicientes. Falta entusiasmo. Las actividades se afrontan con inercia,
apatía, incluso disgusto.
Es cierto que no todos pueden
llevar a cabo aquello que tanto desean en sus corazones. A veces, porque no hay
espacio para que muchos realicen profesiones que ya están cubiertas. Otras
veces, porque al llegar a ciertas bifurcaciones de la vida, la urgencia o la
necesidad llevó a optar por aquel trabajo y a excluir otro que resultaba mucho
más armónico con los propios proyectos.
La tierra sería un pequeño
paraíso si cada uno pudiera realizar esos proyectos buenos que lleva en su
corazón. Como ese paraíso no existe, y como los acontecimientos nos llevan
hacia situaciones y trabajos no siempre deseados, vale la pena un realismo sano
para descubrir que también puede existir belleza en lo que hacemos actualmente.
No siempre es fácil ver el
atractivo de ese trabajo monótono, tal vez tenso, a veces disgustoso, que uno
tiene ahora entre sus manos. Pero incluso entre papeles, o en la ventanilla de
una oficina, o al subir y bajar cajas de una estantería, es posible encontrar
algo que despierte los ánimos y permita afrontar lo diario con más serenidad,
incluso con alegría.
Este día, millones de seres
humanos volverán a percibir que sus vidas no han alcanzado esas metas que tanto
deseaban, y reconocerán que todavía tienen, en su corazón, proyectos
insatisfechos.
Para no dejarse abrumar por la
tristeza, en situaciones como esas es posible levantar los ojos interiores,
agradecer a Dios las posibilidades que ahora tenemos entre manos, y pedir la
gracia de vivir cada momento con ese matiz que cambia todo el panorama: el que
nos lleva a orientar mente y corazón hacia el amor realizable a través de las
actividades que ahora son parte de mi vida.