Fines y medios en la vida
P. Fernando Pascual
2-10-2021
Todo acto humano orientado a
lograr una meta, un fin, puede ser bueno o puede ser malo según diversos
aspectos que forman parte de ese acto. Como no resulta fácil fijarse en todos, centramos
la atención en la relación entre fines y medios.
Un fin puede ser bueno o malo
en sí mismo. Por ejemplo, una persona escoge como fin denigrar al vecino. Otro
decide mejorar la dieta, sobre todo después de haber visto los análisis del
laboratorio que acaban de llegar.
Entre esos dos fines, el
primero es claramente malo, el segundo suele ser bueno, aunque en ocasiones
podría no serlo.
Una vez determinado un fin,
cada uno escoge los medios para alcanzarlo. En el primer caso (denigrar al
vecino), un medio muy usado es la calumnia.
Para el caso de la dieta, unos
escogen como medio buscar en Internet informaciones más o menos interesantes,
mientras otros prefieren ir a un buen médico que analice la situación y
establezca consejos válidos.
Salta a la vista que hay
acciones que son malas porque el fin buscado va contra el amor y contra la
justicia, o porque los medios usados son incorrectos.
Existen otras acciones que
tienen fines normalmente buenos, pero que escogen medios dudosos o incluso
malos.
Resulta importante reflexionar
a fondo en este tema, porque hay quienes buscan fines buenos a través de medios
malos, con lo que se provocan daños en la propia conciencia y, en ocasiones,
también en la vida de otros.
Esto vale también en el camino
espiritual de cada uno. Es un fin bueno aumentar el amor a Dios, apartarse del
pecado, promover la unidad de los católicos en la parroquia, mejorar la
oración.
Pero serían medios malos
dedicar un excesivo tiempo a lecturas espirituales mientras no se atienden las
tareas de la casa, o expulsar de la parroquia a unos grupos con el fin de
promover la unidad porque se acusa a esos grupos de tener maneras diferentes
(pero aceptables) de ver las cosas.
En cada ámbito de nuestra
vida, desde lo más sencillo hasta lo más importante, hay que reflexionar bien a
la hora de tomar decisiones. Primero, para estar seguros de que los fines
propuestos sean buenos. Segundo, para escoger medios que sean correctos y
adecuados a los fines.
Puede parecer difícil, pero
con la ayuda de buenos consejos, con un sano espíritu de reflexión, y desde la
oración para pedir luz a Dios, será posible que nuestras acciones estén
orientadas a fines y a medios que correspondan perfectamente a nuestra vocación
al amor.