Un abuso de la propaganda
P. Fernando Pascual
22-10-2021
La propaganda tiene un fin más
o menos claro: cambiar los modos de pensar o de actuar de la gente.
Entre los métodos que usa la
propaganda, uno consiste en repetir una y otra vez ciertas frases que producen
un efecto más o menos agradable y son fáciles de aprender.
Ese método, sin embargo, corre
el riesgo de provocar desgaste, de acostumbrar a la gente a oír siempre lo
mismo. En ocasiones, genera reacciones hostiles.
La repetición martilleante del mismo slogan, de la misma frase más o
menos ingeniosa, se convierte en un abuso que puede incluso lograr lo contrario
de lo que se deseaba.
A pesar de que el peligro es
fácilmente identificable, sorprende ver cómo en ámbitos de la política, de los
medios de comunicación, de ciertos grupos de presión, incluso entre las
religiones, se repiten frases como si fueran un mantra.
Esas frases, con el pasar del
tiempo, quedan desprovistas de brillo. En muchos, generan desconfianza, sobre
todo cuando la gente constata que quienes las usan luego actúan en contra de
sus mismos slogans.
Por desgracia, frases
elaboradas por la propaganda que contienen errores, manipulaciones, incluso
mentiras, dañan a no pocos incautos que sucumban ante las simplificaciones.
En cambio, la propaganda
fracasa cuando se dirige a poblaciones con amplia cultura y sentido crítico.
Como también fracasa entre gente sencilla, que sabe defenderse ante presiones
molestas y martilleos abusivos de los propagandistas.
El siglo XX ha visto cómo la
propaganda exaltó como paraíso a Estados comunistas criminales, o proclamó la
llegada de un “Reich” milenario teñido de sangre de inocentes.
La maldad humana que provocó
aquellas dictaduras inhumanas sigue en pie también hoy, y puede vestirse de
ideales nobles, bajo los cuales se esconden intereses oscuros de quienes desean
dominar el mundo y suprimir cualquier pensamiento autónomo y maduro.
Frente a los manipuladores de
todos los tiempos, hará falta promover corazones valientes y mentes reflexivas,
que superen el bombardeo continuo de propagandas engañosas, y que sepan enseñar
a otros a reflexionar y vivir según verdades que valen para el mundo presente y
para el Reino que nos espera tras la muerte.