El materialismo como prueba
del espíritu
P. Fernando Pascual
21-11-2021
Quien admite que solo
existiría la materia rechaza la idea de que existan seres espirituales, porque
solo tendrían auténtico ser aquellas realidades que estén constituidas por
elementos materiales.
En cierto sentido, el
materialismo hace propia esta idea. Al considerar que elementos materiales
(átomos y sus elementos constitutivos) serían suficientes para explicarlo todo,
no deja ningún espacio a admitir que haya actividades que superen lo que la
materia pueda realizar.
Sin embargo, la misma
afirmación del materialismo supone algo que la materia, por sí sola, no puede
producir: la posibilidad de distanciarse de uno mismo para afirmar que lo
contrario no puede existir.
En efecto, tener la idea de
que solo existe la materia resulta pensable gracias a que el ser humano tiene
algo diferente de la materia, lo cual permite pensar en lo no material y negar
su existencia.
En otras palabras, solo desde
una inteligencia que va más allá de lo sensible, de lo cuantificable, de lo
descrito a través de las leyes de la física y de la química, una persona puede
afirmar que no existe nada fuera de la materia, cuando su misma afirmación
surge desde una condición que supera lo meramente material.
Alguno podría pensar que
también quien admite que existe en el ser humano algo diferente, incluso
superior, a la materia, lo puede hacer solo porque tiene materia. En realidad,
quienes afirman la espiritualidad humana pueden perfectamente ser al mismo
tiempo materiales y espirituales, y solo en cuanto espirituales pueden autoconocerse como espirituales y no simplemente
materiales.
Un ser puramente material, en
cambio, no puede identificarse con la pura materia, porque no sería capaz de pensar
sobre sí mismo al mismo tiempo que piensa en lo contrario de sí mismo. Es
decir, uno no puede excluir la espiritualidad como parte de sí mismo si no está
dotado de algo que supere lo meramente material.
Entonces, porque somos
espirituales, podemos negar que lo somos... Parece una paradoja, pero en
realidad la condición espiritual de nuestra inteligencia es la que permite
entendernos a nosotros mismos, afirmar una realidad o negarla, defender la
tesis materialista o, con una mayor atención en este tema, concluir que sin
espíritu nadie podría ser materialista...