Tomárselo a bien

P. Fernando Pascual

30-12-2021

 

“No te lo tomes a mal. Conozco una pasta de dientes que es muy eficaz para quitar el aliento ácido”.

 

Lo que nos dicen podemos tomarlo a mal. Quizá porque nos parece impertinente, o inoportuno, o tal vez ofensivo. Muchas veces, porque pensamos que hay algo de antipatía en quien nos formula una observación.

 

Pero también podemos tomarnos a bien lo que nos dicen. Lo cual es posible cuando analizamos con serenidad la frase recién llegada, y cuando quitamos algún prejuicio sobre la persona que nos habla.

 

Tomarnos las frases a bien ayuda a vivir más sereno, a analizar las cosas con una mejor perspectiva, a superar prejuicios, a distinguir entre el trigo y la cizaña.

 

Hay, ciertamente, ideas que nos ofrecen con cierto tono de ironía, o con el deseo de provocarnos, o desde una antipatía más o menos manifiesta.

 

Incluso en esos casos, no ayuda reaccionar con malhumor, o con rencor, o con desprecio, sin detenernos a ver cómo aprovechar esta situación.

 

Ya el hecho de que alguien nos diga algo, aunque parezca molesto, tiene algo de positivo: esa persona cree que puede establecer una relación con nosotros, incluso muchas veces desea nuestro bien.

 

La vida es mucho más rica y más compleja de lo que imaginamos. Hechos y afirmaciones nos llegan continuamente, como caricias suaves o como espinas hirientes.

 

Lo importante es aprender a acoger cada situación, cada palabra, desde una perspectiva positiva, llena de esperanza, y abiertos a lo que Dios nos indique.

 

De este modo, como dice la poesía, aprenderemos no a sacar el veneno de la rosa, sino ese néctar del que luego elaboramos, para nuestro consuelo y el de quienes nos rodean, un poco de miel que hace más bella la existencia humana.