Sugestiones e inspiraciones
P. Fernando Pascual
22-1-2022
Estoy cansado. Anochece. Pasa
por la cabeza la idea de entrar en un juego electrónico. Luego me doy cuenta de
que lo mejor sería acostarme para ver si consigo dormir y recuperar fuerzas.
Es domingo por la mañana.
Tengo presente que hay misa a las 11. De repente, recuerdo que en la semana ya
recé el rosario en casa de un familiar, e imagino que no sería tan “necesario”
ir a misa.
En nuestra mente y en nuestro
corazón pasan muchas ideas. Algunas nos llevan hacia lo imperfecto, lo dañino,
incluso lo pecaminoso. Otras nos abren a horizontes de bondad, de entrega, de
amor.
El padre Fabio Rosini, sacerdote italiano que desde hace años explica las
verdades de la fe católica a jóvenes y adultos, al analizar este fenómeno
recuerda la distinción tradicional entre sugestiones e inspiraciones.
Según don Fabio, “los
pensamientos que destruyen se llaman sugestiones, los que reconstruyen se
llaman inspiraciones”. Luego añade que necesitamos avisar al “portero” de
nuestro palacio interior (la conciencia), para que distinga a unos y otros,
pues de lo contrario existe el peligro de que las sugestiones venzan a las
inspiraciones.
En los ejemplos anteriores,
serían sugestiones pensar que descansaríamos con el juego electrónico, y
suponer, falsamente, que basta con el rosario entre semana como excusa para no
ir a misa el domingo.
En cambio, serían
inspiraciones decidir acostarnos temprano, y prepararnos para ir a la misa, con
la familia y con la comunidad, este domingo que Dios nos concede.
Resulta, entonces,
importantísimo saber distinguir entre sugestiones, que vienen del demonio, o
del mundo, o de la carne; e inspiraciones, que vienen del Espíritu Santo. Sobre
el tema, el padre Fabio Rosini da muchas indicaciones.
Aquí reproduzco dos párrafos, uno que habla sobre las sugestiones y otro sobre
las inspiraciones.
“El enemigo no sabe dar la
vida, solo sabe oprimirla; pero es astuto, y por oficio imita las obras de
Dios, porque es envidioso y competitivo. Es una luz que es tiniebla. Por eso, o
fomenta pensamientos destructivos o desvía la atención del bien real al bien
hipotético; y en todo caso oprime el bien posible. Y así uno piensa en la casa
en la que vivir, y no vive en el presente”.
“La inspiración viene del
Espíritu Santo, y su lógica es el amor; por tanto, propone, pero no impone,
porque el amor implica la libertad. Seguir una indicación sin libre
consentimiento, no puede ser un acto de amor, porque es despersonalizante.
Si una mujer chantajea a su hombre y obtiene que se comporte como ella desea,
lo que luego sucede no es muy tranquilizador: nadie ama mediante amenazas. Por
eso el Espíritu Santo no constriñe nunca a nadie, porque lo que se obtiene por
constricción es inútil”.
Todo el arte espiritual del
discernimiento, del que tanto hablan autores de los primeros siglos cristianos,
como san Doroteo de Gaza y san Juan Clímaco, y más cercanos a nosotros, como
san Ignacio de Loyola, consiste en poner atención para distinguir, ante cada
nueva idea que llega a mi alma, cuál venga del mal espíritu, y cuál tenga su
origen en el Espíritu Santo.
Luego, cada uno escoge. Si nos
abrimos a la gracia divina, y dejamos que Dios sea la luz que ilumine nuestros
pasos, rechazaremos cualquier sugestión que nos enrede y aparte del buen
camino, y acogeremos tantas inspiraciones que nos encienden en el amor a Dios y
a los hermanos.
(Las citas aquí recogidas
están tomadas del siguiente libro: Fabio Rosini, El
arte de recomenzar, Rialp, Madrid 2018, pp. 77-83).