Cuando pensamos y actuamos
desde errores
P. Fernando Pascual
5-3-2022
Pedimos información sobre los
días en que hay mercado. Nos dicen que los miércoles. Llega ese día. Vamos a la
plaza y no encontramos a nadie.
Nos topamos con cierta frecuencia
con la experiencia del error. Ese error puede nacer por una información
equivocada, o por una confusión en nuestra mente, o por una conjetura hecha con
prisas y sin atención.
Luego, con el error dentro de
nuestra mente, hay ocasiones en las que hablamos y transmitimos a otros un dato
equivocado. El error se difunde y engaña así a más personas.
El error acogido y pensado
sirve para tomar decisiones, hasta que nos topamos con la realidad: lo que
suponíamos verdadero estaba más o menos lejos de la verdad...
Cuando pensamos y actuamos
desde un error, pueden ocurrir daños más o menos graves. Basta con imaginar lo
que ocurre cuando suponemos que un alimento serviría a mejorar la salud cuando
a la larga la estaba perjudicando.
Otras veces los errores no
llevan a ninguna consecuencia relevante. Equivocarnos sobre el nombre de la
capital de un Estado no es cuestión de vida o muerte...
Especialmente respecto de
temas importantes, pero también en lo que no parecería sin relevancia, todos
deseamos evitar errores para así pensar, hablar y actuar desde verdades.
Por eso, apreciamos al amigo
al que preguntamos algo y reconoce honestamente no tener la respuesta, porque
así no nos ofrece una falsedad que podría sernos dañina.
Igualmente, apreciamos a
cualquier persona que nos ayude a corregir errores que oscurecen nuestra mente
y nos ofrezca pistas para acercarnos a la verdad.
Además, al descubrir cómo
ciertas informaciones que leímos en la prensa, o en un chat de amigos, eran
falsas, tomamos conciencia de nuestro deber de no comunicar a nadie lo que
pudiera engañarle de algún modo.
Somos, como explicaban Platón
y Aristóteles, seres que deseamos espontáneamente la verdad, y que huimos de
los errores como de un mal terrible.
Por eso, vale la pena
cualquier esfuerzo sano que nos libre de errores en nuestra mente y en nuestras
acciones, y que nos impulse a la incansable búsqueda de la verdad que nos
orienta hacia el bien y la felicidad auténtica.