Reacciones ante y reacciones
contra
P. Fernando Pascual
19-3-2022
Reaccionamos con mayor o menor
intensidad ante los diferentes acontecimientos de la vida.
Reaccionamos ante una noticia
en la prensa, ante un comentario de un familiar, ante una subida de precios,
ante un retraso en el horario de trenes.
Las reacciones, en ocasiones,
tienen un sentido de “contra”. Reaccionamos contra un abuso de autoridad,
contra una mentira, contra un comportamiento racista.
Las reacciones surgen desde
convicciones profundas o desde respuestas casi instintivas según nuestro modo
de ser.
Cuando en el autobús alguien
nos pisa el pie, la reacción pude llegar a ser una queja serena o palabras más
bien agresivas. Es algo casi automático, espontáneo, incontrolable.
En cambio, cuando leemos una
noticia, el comentario que podamos ofrecer en Internet como reacción puede ser
más reflexivo, para apoyar lo leído, para matizarlo, o para corregirlo.
Una reacción excesiva puede
causar daños, en uno mismo o en otros. Una reacción demasiado tibia o pospuesta
por indecisión también puede ser dañina.
Lo importante, cuando
reaccionamos “ante” o cuando reaccionamos “contra”, es ver si tenemos razón, si
buscamos un bien verdadero, si respetamos a los demás en sus derechos fundamentales.
Después, veremos la manera de
que la reacción sea de utilidad (siempre que sea correcta), de forma que nos
disponga adecuadamente ante lo nuevo que hemos observado, y nos oriente en las
decisiones que tomamos cada día.
Lo que luego ocurra dependerá
de otros factores y, muchas veces, también de las reacciones de otros.
Reacciones que generarán nuevas respuestas de nosotros mismos que, esperamos,
surjan desde la prudencia, la serenidad, y un profundo deseo de promover la
justicia y la armonía entre todos.