Ideas acogidas e ideas rechazadas en los debates

P. Fernando Pascual

19-3-2022

 

Imaginemos que, al inicio de un debate sobre el racismo, el moderador pronunciase estas palabras.

 

“Vamos a hablar sobre el racismo. Se trata de un tema sensible, sobre el que hay discusiones encendidas y posiciones contrapuestas.

 

Ante una situación así, conviene evitar actitudes rígidas, porque en cualquier tema resulta difícil alcanzar plenamente la verdad.

 

Además, quienes consideran que su propia posición sería la única aceptable, generan actitudes agresivas y son propensos a la violencia.

 

Por eso, les invito a eliminar cualquier prejuicio hacia las posiciones diferentes de la propia y a dialogar con apertura de mente hacia los que defiendan o ataquen el racismo”.

 

Una introducción así nos parecería surrealista, porque en el ámbito público, en un gran número de medios de comunicación, hay una firme convicción de que el racismo es gravemente injusto, y que merece ser combatido con energía. No sería, entonces, correcto, promover una cierta “equidistancia” ante el racismo.

 

Sin embargo, cuando se plantea el tema del aborto, resulta posible escuchar reflexiones que invitan al diálogo, que afirman que se trata de un tema abierto, en el que hay diversas sensibilidades, por lo que habría que evitar anatemas y condenas de unos contra otros.

 

Constatamos continuamente la existencia de puntos de vista muy diferentes en temas que afectan seriamente la convivencia, porque sobre esos temas se ponen en juego aspectos centrales para la sociedad.

 

Pero en algunos de esos temas, justamente, tomamos una actitud enérgica: no es correcto tratar ideas que ponen en peligro derechos fundamentales de la gente como si fueran debatibles.

 

Esto se aplica al racismo. Si uno lo defiende, va contra derechos fundamentales de algunos seres humanos. Por eso se hace necesario responderle con firmeza, incluso, cuando sea necesario, con medidas legales que impidan al racista hacer daño a otros.

 

Lo mismo tendríamos que decir respecto del aborto: no es un tema abierto sobre el cual se puede discutir como si las diferentes posiciones fueran equidistantes. Quien defiende el aborto va contra el derecho fundamental a la vida que tiene cualquier ser humano, también antes de su nacimiento.

 

En los debates, por lo tanto, resulta plenamente correcto que sean acogidas ideas sobre las que una sana discusión permite ver lo positivo y lo negativo de cada punto de vista.

 

Como también resulta correcto que otras ideas sean rechazadas y excluidas, aunque las defiendan no pocas personas (como ocurre con el aborto y el racismo), porque tales ideas van contra derechos fundamentales de otros seres humanos.