Descubrir mentiras porque hay
verdades
P. Fernando Pascual
19-4-2022
Resulta una experiencia muy
común: lo que habíamos pensado como verdad era mentira. Incluso en muchas
ocasiones tenemos que constatar que hubo quienes nos engañaron intencionadamente.
Nos engañaron cuando pensamos
que la bomba fue arrojada por los azules, cuando en realidad la lanzaron los
amarillos. Nos engañaron cuando dijeron que este mes no subiría la luz y a los
pocos días el gobierno anunció una subida insospechada de las tarifas.
Tras descubrir una mentira,
algunos empiezan a pensar que no existen verdades, o que resulta imposible
conocerlas, o, al máximo, que cada uno tendría “su verdad”.
En realidad, solo es posible
descubrir que algo era mentira cuando ha resultado posible encontrarnos con la
verdad.
Así, si llego a la conclusión
de que el gobierno mintió en sus informes, mintió en sus previsiones, mintió en
sus promesas, es porque accedí a verdades que pusieron ante mis ojos el engaño
de lo que antes tenía por información correcta.
Desde luego, existen fenómenos
curiosos en el intercambio entre mentiras y verdades. Por ejemplo, cuando
sabíamos la verdad y la dejamos porque llegó una mentira muy convincente que
nos apartó de ella.
También ocurre que dejamos una
mentira por otra mentira. Es algo típico en las guerras. Explota un edificio.
Las primeras informaciones dicen que se trató de una bomba de los verdes. Luego
llegan los “verificadores” y nos dicen que la bomba la arrojaron los naranjas.
Al final descubrimos que todo se explica porque explotó el depósito de gas del
sótano del edificio...
Pero estos y otros fenómenos
no quitan la conclusión obvia de que solo podemos declarar que un dato es
falso, mentira, engaño, porque existe otro dato al que podemos acercarnos y que
sea verdadero.
Cada vez que descubramos una
mentira, podremos aprender a ser más cautelosos al escuchar “noticias” o
comentarios que otros nos ofrezcan.
Podremos, además, ser más
prudentes antes de repetir lo último que “conocimos” sin haber dejado un poco
de tiempo para que la perspectiva mejore y estemos en condiciones de acceder a
nuevos datos que, esperamos, sean más cercanos a la verdad.
Lo importante es no perder
nunca la confianza en que la verdad es asequible, y que esa verdad jamás
quedará ahogada por las mil mentiras que divulguen los engañadores de todos los
tiempos.
Porque las mentiras, ojalá más
temprano que tarde, no pueden borrar los hechos. Y porque siempre habrá mentes
y corazones que investiguen y reflexionen con honestidad para ayudarnos a
avanzar, día a día, hacia el encuentro con la verdad.