Lourdes como mensaje de
pobreza
P. Fernando Pascual
7-5-2022
El padre René Laurentin (1917-2017) fue uno de los mayores expertos de
las apariciones de la Virgen que ocurrieron en Lourdes el año 1858. En su obra Lourdes,
relato auténtico de las apariciones, describió detalladamente los hechos, y
buscó darles su sentido.
Hacia el final de esa obra, Laurentin señala los cuatro puntos centrales de las
apariciones de la Virgen Inmaculada a Bernadette Soubirous:
pobreza, oración, penitencia, e Inmaculada Concepción.
Nos fijamos ahora en el
mensaje sobre la pobreza. Salta a la vista el tema de la pobreza en la elección
de la vidente. “Bernadette Soubirous era sin duda una
de las últimas personas a las que la razón humana habría acudido para que
transmitiese un mensaje celestial” (p. 270).
La historia de la familia Soubirous recoge el drama de tantos millones de pobres, que
llegan incluso a pasar hambre, que sufren la humillación, que ven morir a
algunos hijos pequeños, que experimentan el dolor por la falta de empleo.
A la hija mayor de esa
familia, Bernadette (o Bernardita), se aparece la Virgen. Tenía unos 13 o 14
años (ni siquiera ella tenía clara su edad). Hablaba solo el dialecto de la
zona. No sabía leer ni escribir. Y no había recibido la primera comunión.
Las apariciones inician el 11
de febrero de 1858, y terminan el 16 de julio de ese mismo año. Como es de
suponer, generan una fuerte conmoción en Lourdes y luego en tantos otros
lugares.
Entre los primeros que van a
la gruta, muchos son pobres, con una fe sencilla y auténtica. En seguida, esos
mismos pobres empezaron a dejar donativos y regalos en la cueva, como señal de
gratitud a Dios y a la Virgen.
También se interesaron por los
hechos personas de otras categorías sociales. Hubo quienes quedaron
sorprendidos al constatar la pobreza en la que vivía la familia de Bernadette,
un calabozo casi sin higiene, carente de lo más básico.
A través de las apariciones,
la Virgen recordaba la centralidad del mensaje del Evangelio: el amor de Dios
por los pobres. “Bienaventurados los pobres, porque vuestro es el Reino de Dios”
(Lc 6,20).
Cuando la gente que acude a la
gruta y que visita a Bernadette empieza a dar donativos, Bernadette los rechaza
enérgicamente, casi con miedo. Decía, con sinceridad, “me quema”, cuando
alguien ponía unas monedas en sus manos o en sus bolsillos. Esto sorprendía a
muchos, pero no dejaba de tener un significado.
“Quienes volvían a sus hogares
con el dinero que Bernadette había rechazado, devuelto o tirado, experimentaban
en el acto el choque del mensaje evangélico acerca de la riqueza y la pobreza:
ese mensaje que llamaba a cada uno a que tomara, según su condición, una forma
personal en plena vida” (p. 271).
La Virgen, en Lourdes, ofrecía
una señal concreta del amor de Dios a los más necesitados. Al mismo tiempo, nos
recordaba la invitación de Cristo de atender a los hambrientos, a los
sedientos, a los desnudos, a los enfermos, a los encarcelados (cf. Mt
25).
“Mediante las apariciones de
Lourdes, Nuestra Señora quiso restaurar en nosotros el amor hacia los pobres y
por la pobreza, un amor original y liberador” (p. 274). Por eso el mensaje de
Lourdes vale plenamente para nuestros días, como invitación a desapegarnos de
lo material y a vivir abiertos a las necesidades del prójimo.
(Las citas aquí recogidas
están tomadas del siguiente libro: René Laurentin, Lourdes,
relato auténtico de las apariciones (2002 en francés, la traducción
española no tiene fecha). Tal libro sintetiza una publicación anterior del
mismo P. Laurentin, en 6 volúmenes, resultado de la
recopilación casi todos los documentos sobre Lourdes (cf. Lourdes, histoire authentique des apparitions, 6 vol., Éditions
Lethielleux 1961-1964).