Orden y desorden
P. Fernando Pascual
14-5-2022
Decimos que esta habitación
está ordenada, o que este negocio es un completo desorden.
Si nos preguntasen qué
entendemos por orden o por desorden, quizá tendríamos alguna dificultad para responder.
¿Qué es orden? ¿Cuándo algo
está ordenado? Podemos responder: cuando cada cosa ocupa su lugar, en una
especie de equilibrio armónico.
Pero, ¿qué significa que este
pantalón tiene que estar en un sitio y no en otro? ¿Por qué pensamos que un papel
debería quedar encerrado en un cajón y no junto a las macetas de la ventana?
Alguno podría responder:
porque así nos gusta, o porque vemos que esto es más eficiente, o porque lo
mejor para el papel es estar protegido sin exponerse a los riesgos del viento o
la lluvia.
El desorden sería lo contrario
del orden: las cosas no están en su sitio, los objetos no han sido guardados
donde deberían, la computadora tiene archivos mezclados caóticamente en
directorios sin criterio alguno.
En general, nos gusta el
orden, aunque también hay quienes prefieren un poco de desorden, de “movimiento”
y de cambios para lograr algún efecto interesante en la propia vida.
El desorden, sin embargo,
suele crear problemas, sea para encontrar algo, sea para conservarlo de la mejor
manera posible, sea para conseguir una mayor eficacia en el trabajo o en otras
actividades.
Por eso, en general, nos gusta
el orden por sus ventajas, para nosotros mismos (nos movemos mejor en una
habitación ordenada), y para los diferentes objetos que se conservan mejor si
están donde deberían estar.
Orden y desorden son dos
maneras diferentes de evaluar lo que ocurre fuera de nosotros, en este mundo
complejo donde hay tantas realidades, que incluyen calles más o menos
planificadas, mercados de frutas, o simplemente lugares para aparcar los
coches.
También orden y desorden
sirven para analizar y comprender lo que ocurre dentro de nuestras almas, sobre
todo cuando experimentamos cierto desasosiego ante pensamientos caóticos que se
suceden y que nos impiden esa concentración que tanto ayuda para desarrollar
bien (en orden) actividades de importancia.
En el camino de la vida, el
orden bien llevado, unido a la capacidad de adaptarnos a lugares menos
ordenados, sirve para que empleemos mejor el tiempo, para armonizar nuestro
corazón, y para orientarnos con serenidad en un mundo complejo pero que puede
mejorar con algo tan sencillo: un poco de orden...