Reflexiones sobre la “comunidad
científica”
P. Fernando Pascual
11-6-2022
Con frecuencia se usa la
expresión “comunidad científica”. A esa expresión pueden darse diversos
significados.
Un primer significado sería
una especie de recipiente en el que entrarían todos los científicos, sea que
trabajen a título personal, sea que lo hagan dentro de instituciones más o
menos organizadas. Como es obvio, tal recipiente es muy difícil de
conceptualizar, y no existen instituciones en grado de abarcar todo lo que
afirmen los millones de científicos que trabajan en numerosos campos del saber.
Un segundo significado
aludiría a los resultados alcanzados por un elevado número de científicos, tal
vez la mayoría, cuando discuten y trabajan con una serie de interacciones que
permiten analizar a fondo la seriedad y validez de cada investigación concreta.
Este segundo significado
encierra no pocos problemas, pues resulta casi imposible establecer sistemas de
interacción entre números elevados de científicos que trabajan en un
determinado sector del saber empírico.
Además, muchos científicos se
caracterizan por realizar sus investigaciones en áreas muy concretas, de forma
que llegan a un conocimiento bastante completo sobre un punto del saber, al
mismo tiempo que conocen muy poco de otros puntos, incluso en ámbitos afines.
Es cierto que un científico
que conozca mucho sobre ciertas actividades metabólicas de una bacteria tendrá
una buena competencia sobre el método científico y así podría evaluar trabajos
de otros investigadores en ámbitos similares al suyo.
Pero esta competencia no
garantiza que se alcance una especie de consenso amplio entre muchos
científicos, sino solo que grupos de investigadores puedan juzgar estudios de
otros investigadores, sin que lo que digan sea un patrimonio de muchos otros
investigadores que no tienen tiempo de analizar a fondo los resultados de
tantas publicaciones como las que se hacen cada año sobre sus temas de
especialización.
Reconocer lo anterior no
significa negar que numerosos científicos lleguen a tener cierto consenso sobre
temas concretos. De hecho, muchos estudiosos suelen compartir conclusiones
sobre datos concretos, sin tener por ello que haber analizado a fondo cómo sus
colegas habían alcanzado tales datos.
Pero que exista un consenso no
lleva automáticamente a declarar como verdadero e indiscutible lo que ha sido
consensuado. De hecho, un aspecto intrínseco de la ciencia empírica consiste en
mantenerse siempre en actitud abierta ante nuevos datos que lleven, en
ocasiones, a un cambio profundo de conclusiones.
Por lo mismo, sería peligroso
que, con un mal uso de la idea de “comunidad científica”, se impidiese a
investigadores concretos publicar estudios que vayan en contra de lo admitido
mayoritariamente, cuando una comunidad científica sana sabrá siempre mantenerse
abierta a cualquier estudio realizado con garantías de seriedad, incluso cuando
abra un horizonte de conocimiento hasta ahora desconocido.