Justicia contextualizada
P. Fernando Pascual
26-6-2022
Se difunde la noticia: los
amarillos asesinaron a decenas de civiles de los naranjas. En seguida, algunos “responden”
que antes los naranjas habían asesinado a soldados amarillos que se habían
rendido.
Este tipo de acusaciones y
contraacusaciones responde a motivos diversos. Uno, bastante claro, consiste en
la queja al constatar que se condenan los delitos de unos mientras se ocultan
los delitos de otros.
Otro motivo, turbio y poco
noble, radica en un esfuerzo propagandístico por denigrar a los adversarios y
justificar a los amigos.
Es cierto que hay que defender
la justicia, y que la justicia hay que colocarla en una visión de conjunto, en
la que se censuren los delitos de todos, amarillos, naranjas y de quienes,
directa o indirectamente, participan en un conflicto armado.
Por eso hace falta promover
una justicia contextualizada, en la que se comprenda la situación desde la
mirada hacia los combatientes de cada lado y hacia sus acciones concretas.
Pero defender una justicia
contextualizada sería dañino si llevase a pensar que los crímenes de unos
contendientes estuvieran “justificados” como respuesta a los crímenes de los
adversarios.
Nunca los delitos de un grupo
humano pueden justificar los delitos de otro grupo humano. Algunos dirán que el
primer grupo sería la causa de la reacción del otro grupo, cuando en realidad
ser la causa o la excusa no otorga un derecho a la venganza contra inocentes.
Una reacción injusta siempre
será injusta: nunca puede convertirse en excusa para dañar a civiles, para
asesinar a prisioneros, para destruir edificios o cosechas, para expulsar de
sus hogares a la gente.
Frente a tantos que suponen,
consciente o inconscientemente, que en una situación de guerra sería aceptable
devolver golpe por golpe, hay que promover una cultura de la paz y la justicia,
en la que cuanto antes se busque detener el uso de las armas, y se castigue
adecuadamente a quienes cometan agresiones contra inocentes, que nunca podrán
ser defendibles como “reacción” a los delitos cometidos por el enemigo.
En un mundo donde dominan
tantas mentiras, donde la verdad, según el dicho, es una de las primeras
víctimas de toda guerra, hace falta defender la justicia de modo incondicional,
sobre todo para que se garantice la vida y la integridad de los inocentes.