Personas que saben acoger
P. Fernando Pascual
14-8-2022
Encontramos personas ariscas,
que responden secamente, que no muestran apenas interés por otros, que parecen
prisioneras de frustraciones y amarguras.
Encontramos también personas
que saben acoger, que tienen no solo educación, sino empatía, que contagian con
su ternura y su apertura.
Es difícil tratar con quien
nos trata duramente, con quien reprocha y corrige sin tacto, con quien nos
dice, con gestos y palabras, que le dejemos en paz.
En cambio, tratar con quien es
atento, sabe escuchar, se interesa por nosotros, resulta mucho más fácil,
además de que nos llena de una serena paz e infunde confianza.
Al percibir la belleza del
encuentro con personas buenas, podemos preguntarnos: ¿cómo acojo a los otros?
¿Qué ven los demás en mí? ¿Cómo miro a quien me pide dónde está una calle o
cuáles son los horarios de los trenes?
Si me siento alegre al
encontrarme con una persona que sabe acoger, también yo puedo alegrar un poco
la vida de otros si los recibo y acojo con un corazón abierto y verdaderamente
cariñoso.
No resulta fácil tener una
actitud interior de paz y de acogida, sobre todo cuando problemas de salud, o
golpes de la vida, han dejado huellas en nosotros y nos empujan a encerrarnos
en nuestro interior y a desconfiar de otros.
Pero si superamos las penas
interiores y vemos a los demás con una mirada diferente, capaz de reconocer no
solo su dignidad, sino su belleza interior como seres humanos, entonces podrá
ser más fácil ofrecerles una acogida consoladora.
El mundo está lleno de
conflictos y tensiones por falta de cariño. Cada vez que aprendemos a vivir
abiertos a los otros, cada vez que nos dejamos amar y ofrecemos amor, el mundo
da un paso hacia la paz verdadera, que surge cuando nos dejamos amar por Dios y
aprendemos a amar a tantos hombres y mujeres que caminan a nuestro lado.