Coordenadas de nuestras
opiniones
P. Fernando Pascual
14-9-2022
Tenemos opiniones y formulamos
juicios sobre una enorme cantidad de argumentos: el clima, la política, la
historia, los deportes, la literatura, el cine, la música, la filosofía, la religión,
el modo de ser de otras personas, la situación económica, los nuevos
dispositivos electrónicos...
Esas opiniones y juicios se
construyen desde coordenadas, presupuestos o prejuicios (en un sentido neutro
de la palabra), que explican por qué damos una valoración positiva a esta
decisión del gobierno y por qué condenamos aquella guerra del pasado.
Entre las muchas coordenadas
desde las que pensamos, podemos señalar algunas, que pueden tener un peso más o
menos importante cuando alcanzamos ciertas opiniones.
Una coordenada surge desde las
muchas informaciones recibidas en la escuela y en la universidad. Afirmaciones
leídas en los libros, comentarios de los profesores, discusiones en grupo en el
aula, nos permiten alcanzar juicios concretos sobre cómo gobernó un rey francés
del medioevo o un presidente de los Estados Unidos del siglo XX.
Otra coordenada viene del
amplio mundo de los medios de comunicación, hoy enriquecido por el espacio casi
infinito de lo que podemos encontrar a través de Internet. Esa opinión
favorable a una vacuna surge desde lo que leímos en un periódico o escuchamos
en la radio, mientras que otra opinión contraria a la nueva ley laboral se ha
fraguado gracias a una página de Internet de temas sociales.
Novelas, películas, series
televisivas, dejan también una huella a la hora de imaginarnos cómo funcionaba
la Inquisición, de qué manera vivían en China antes de la revolución de Mao, y
cómo se toman decisiones respecto de los temas familiares en algunos países
africanos.
Aunque no siempre lo tenemos
en cuenta, tienen un peso importante, en nuestras coordinadas, las propias
experiencias personales en familia, entre amigos, en el trabajo. Quien ha
tenido la dicha de una familia estable y afectuosa ve los temas sociales de
modo diferente a quien ha sufrido ante los conflictos entre sus padres, las
peleas con otros hermanos, o, tristemente, ante un trato dañino en la escuela.
La lista de coordenadas puede
hacerse mucho más amplia. Lo importante es reconocer cuáles sean esas
coordenadas, y en qué manera nos ayudan, o nos dificultan, a la hora de
comprender la realidad.
Ciertas coordenadas, por
desgracia, provocan distorsiones, fijan prejuicios (aquí en un sentido
negativo), llevan a aceptar como verdades lo que son simplemente bulos, o
malinterpretaciones, o engaños difundidos una y otra vez en libros,
conversaciones y páginas de Internet.
Por eso, para evitar ese
peligro, necesitamos una buena dosis de prudencia y un sano espíritu crítico,
que sepa identificar opiniones adquiridas que puedan ser erróneas, y promover
una mayor apertura mental que nos mantenga en un esfuerzo continuo por conocer
mejor, en la medida de lo posible, este mundo complejo en el que nos ha tocado
vivir.