Males provocados al buscar
bienes
P. Fernando Pascual
7-10-2022
Uno de los hechos más
sorprendentes y dolorosos de la historia consiste en provocar males, a veces
terribles, con la excusa de buscar el bien.
Así, un rey inicia una guerra
con la idea de mejorar a su país, y termina por hundirlo en la ruina más
completa.
Un grupo “revolucionario” pide
y exige justicia, y provoca miles, a veces millones, de víctimas inocentes,
muchas de ellas por hambres y subdesarrollo.
Un economista defiende la
necesidad de reducir el déficit público, y las medidas propuestas, al ser
aplicadas, llevan a la ruina a miles de pequeños empresarios... y a un aumento
de las deudas del Estado...
Este tipo de situaciones se
explica con un análisis caso por caso, pero en el fondo hay una raíz común: el
peligro de escoger caminos dañinos bajo el espejismo de que iban a servir para
lograr mejoras.
Esa raíz surge, por un lado,
desde la enorme complejidad de los asuntos humanos: no existen varitas mágicas
para superar graves problemas sociales, porque nuestro mundo es terriblemente
complicado.
Surge, además, por culpa de
esa terrible tesis según la cual “el fin justifica los medios”, tesis que ha
llevado a crímenes e injusticias contra inocentes, y a daños mucho más graves
que los eventuales beneficios.
Como han señalado algunos
autores, constatar este tipo de situaciones nos puede ayudar a ser mucho más
prudentes a la hora de promover caminos para arreglar las cosas, y a ser
humildes para cambiar de ruta si se constata que el remedio es peor que la
enfermedad.
La historia humana está llena
de sufrimientos enormes que se pudieron haber evitado con hombres y mujeres
sensatos, serenos, amantes de la justicia y reflexivos antes de tomar
decisiones.
En nuestro tiempo, en el que
no faltan pseudo mesías que prometen soluciones fáciles a problemas sanitarios,
demográficos, climáticos y económicos, hace falta pedir mucha luz y prudencia
para que, quienes analizan problemas y proponen soluciones, lo hagan con la
mirada puesta en el verdadero bien de todas las personas implicadas.
No parece fácil, pero basta
con analizar ejemplos del pasado o del presente de males provocados al buscar
bienes, para aprender de errores ajenos, para evitar acciones arriesgadas, y
para establecer controles continuos que permitan medir cómo van las cosas y
rectificar, cuando sea necesario, para el bien de todos.