Esclavos de las apariencias
P. Fernando Pascual
13-11-2022
El ser humano puede
abandonarse al reino de las apariencias y opiniones, hasta convertirse en
esclavo de las mismas.
En unos ejercicios
espirituales predicados en 1986, y luego recogidos en un libro titulado Mirar
a Cristo, Joseph Ratzinger avisaba de este peligro.
Muchas veces las opiniones,
explicaba el entonces cardenal Ratzinger, son vistas como caminos para
conseguir poder sobre los demás, que también buscan imponerse con otras
opiniones.
Quienes viven así, se alejan
de la verdad y luchan por las apariencias, hasta convertirse en esclavos de las
mismas.
Se llega, entonces, a una
extraña paradoja, descrita así por Ratzinger: “El hombre tiene más miedo de la
cercana apariencia del humano poder de la opinión, que de la lejana e inerme
luz de la verdad. Y se doblega al poder de la opinión, convirtiéndose en su
aliado, en uno de sus portadores. Se hace esclavo de la apariencia”.
El proceso que permite llegar
a esta situación es sencillo: primero uno confía en la apariencia. Luego tiene
que seguirla paso a paso.
Entonces, la persona “ya no
puede romper la red de la deformación común. En sus acciones ya no se orienta
según la realidad, sino según las presumibles reacciones de los otros. Se llega
así a un dominio de la opinión, de lo falso”.
Esto llega a afectar, en casos
extremos, a toda la vida social y a las decisiones de los gobernantes. Así lo
explicaba Ratzinger: “De este modo toda la vida de una sociedad, las decisiones
políticas y personales, puede basarse en una dictadura de lo falso: de la forma
como las cosas se representan y se refieren, en lugar de la misma realidad”.
Así, la sociedad acepta el
engaño como criterio guía, y sucumbe ante la “esclavitud de lo falso, del no
ser”.
Esto se vive de modo
particular en aquellas sociedades que se dejan plasmar por los medios de
comunicación. “Hoy, en la sociedad determinada por los mass
media, esta imagen del hombre y de su mundo ha asumido una nueva y opresora
realidad. Lo que se nos muestra y aparece (por ejemplo en la televisión) es más
fuerte aún que la misma realidad”.
El análisis que ofrecía el
cardenal Ratzinger llega a denunciar una situación sumamente grave: “La
apariencia del mundo, que nos ofrecen los media cada vez más, es el verdadero
gobierno del mundo. El miedo por lo aparente se convierte en poder universal y
paraliza la audacia de la verdad”.
¿Cómo superar este tipo de
situaciones? A través de la redención ofrecida por el Logos; un Logos que es,
en su esencia, “liberación de la esclavitud de la apariencia, retorno a la
verdad. Pero el paso de lo aparente a la luz de la verdad pasa a través de la
cruz”.
Parece una propuesta difícil
porque muchos prefieren seguir viviendo como esclavos de las apariencias. Pero
cuando un corazón se abre a la verdad y rompe las cadenas del miedo ante lo que
digan los demás, descubre un horizonte de belleza y esperanza por el que vale
la pena sacrificarlo todo...
(Los textos aquí recogidos se
encuentran en el siguiente volumen: Joseph Ratzinger, Mirar a Cristo.
Ejercicios de fe, esperanza y amor, Edicep,
Valencia 1990).