Juicios y valoraciones sobre
hechos
P. Fernando Pascual
2-1-2023
Algunos piensan que el mundo
moderno es relativista, pero numerosos juicios y valoraciones sobre hechos del
pasado y del presente van claramente contra el relativismo.
Porque hoy en día una multitud
enorme de personas considera que en diversas guerras unos Estados tendrían la
razón y, por lo mismo, serían “buenos”, mientras que otros Estados actuarían
desde la injusticia, y por eso serían “malos”.
En algunos lugares, además,
existe una fuerte presión para que nadie defienda a los considerados
públicamente como Estados y gobiernos “malos”. No faltan lugares donde existe
penas administrativas, incluso también la cárcel, para quienes digan lo
contrario.
Este fenómeno muestra cómo
pervive hoy una mentalidad muy sensible hacia lo que habría que considerar
objetivamente como bueno y como malo. Según esa mentalidad sería falso, incluso
injusto, declarar que los “malos” sean “buenos” o que los “buenos” sean “malos”.
Esa mentalidad encuentra, en
ocasiones, serios problemas a la hora de establecer los parámetros que permitan
distinguir entre buenos y malos. Para algunos, el gobierno que inicia un
conflicto sería automáticamente malo, y el que se defiende, bueno.
Pero ocurre en no pocas
ocasiones que los que luchan a favor del gobierno declarado como bueno cometen
delitos de guerra al asesinar a soldados enemigos que se rinden, al usar armas
químicas sumamente dañinas, o al aprovechar la situación para una represión
interna que iría contra derechos humanos fundamentales.
Al mismo tiempo, entre quienes
luchan a favor del gobierno declarado como malo (los funcionarios y los
soldados del Estado invasor) puede haber comportamientos éticos justos, por
ejemplo un extraño respeto a los prisioneros del bando contrario y un buen
trato a la gente de los territorios ocupados.
Que existan este tipo de
situaciones no destruye el criterio básico a la hora de emitir valoraciones
sobre unos y otros: es bueno todo comportamiento que está de acuerdo con la
justicia y el respeto a los derechos fundamentales; es malo todo comportamiento
que vaya contra la justicia y contra derechos fundamentales.
Constatar la arrolladora
adhesión a ese criterio básico muestra que, en el fondo, ningún relativismo
radical llega a ser aceptado por las sociedades, y que siempre resulta
importante cualquier esfuerzo serio por encontrar caminos para distinguir
adecuadamente entre lo malo y lo bueno a la hora de hacer juicios y
valoraciones sobre hechos del pasado y del presente.