Actuar desde el amor
P. Fernando Pascual
26-1-2023
Toda actividad que realicemos,
desde las más sencillas y rutinarias, hasta las más complejas y excepcionales,
surgen desde el amor.
El amor brota cuando nos
encontramos ante algo o alguien que nos completa, que nos alegra, que nos
enriquece, que nos ofrece plenitud.
Amamos lo sencillo, como un
vaso de agua en un día de calor, o un buen bocadillo tras un paseo de montaña.
A veces, aludimos a esta forma de amor con la palabra “deseo”, que está unida a
necesidades muy concretas.
Amamos lo hermoso, como una
novela bien escrita, un atardecer enrojecido, una canción que aúna buena letra
y excelente melodía.
Amamos el orden y la limpieza.
Por eso emprendemos ese pequeño esfuerzo que ha embellecido la casa, que ha
sacudido las habitaciones, que ha organizado el ropero.
Amamos a personas concretas,
familiares, amigos, compañeros de trabajo. Incluso amamos a quienes se cruzan
de modo fugaz y tocan nuestros corazones al descubrir en ellos necesidades de
todo tipo.
Desde tantos amores nos
ponemos retos, que van desde el esfuerzo para levantarnos temprano hasta las
diversas actividades que desarrollamos a lo largo de la jornada.
Es cierto que, en ocasiones,
el día se tiñe de una extraña oscuridad cuando se avivan en nosotros amores
equivocados, que nos llevan al egoísmo, a la avaricia, al deseo de controlar al
otro.
Por eso, necesitamos siempre
purificar el amor, de forma que apartemos todo deseo y movimiento interior que
nos dañe (y que dañe a otros). Entonces, podremos acoger amores buenos que dan
belleza y plenitud a la propia vida.
Este día haré muchas cosas. En
ellas se desarrollan y manifiestan esos amores que llevo dentro, que son el
verdadero motor de todo lo que hago.
Por eso le pido a Dios que me
ayude a amar de modo bueno y bello, lo cual es posible, sobre todo, cuando
antes me he dejado amar por Él y por tantas personas magníficas que me
acompañan a lo largo del camino de la vida.