El presente del futuro
P. Fernando Pascual
17-4-2023
Continuamente llenamos nuestro
presente con pensamientos sobre el futuro. Así, al levantarnos pensamos en lo
que haremos durante el día. En otros momentos, pensamos en los planes para el
fin de semana o para el verano.
De este modo, hacemos que el
futuro influya y se convierta en el centro de la atención de nuestro presente.
Este fenómeno ya había sido
analizado por san Agustín, en sus famosas reflexiones sobre el tiempo (Confesiones,
libro XI).
El hecho de que pensemos
continuamente en el futuro nos resulta algo casi natural y espontáneo, pero
está rodeado de problemas no pequeños.
El más importante consiste en
que el futuro no existe. Cuando en la mañana pensamos en lo que vamos a cenar
por la noche, no tenemos ninguna seguridad de que el “plan” previsto vaya a
hacerse realidad.
Por eso, debería causarnos
sorpresa constatar cómo tantas veces, en el presente, estemos orientados hacia
el futuro. Porque ese futuro es un misterio lleno de incógnitas, un misterio
que en buena parte escapa a un control total.
Es cierto que miles de
previsiones sobre el futuro se hacen realidad. Cuando me dirijo a un grifo con
el deseo de lavarme las manos, es casi seguro que saldrá agua. Pero en
ocasiones el agua no sale, y mi expectativa se convierte en sorpresa o en
desengaño.
Lo que se dice del grifo vale
para asuntos muchos más importantes. Pensamos en una curación futura, o en un
descenso de las tasas de interés, o en una mejora del mercado laboral, o en el
fin de una guerra.
Los días pasan. Algunas
previsiones sobre el futuro se hacen realidad, otras quedan completamente
desmentidas, y en muchas ocasiones ocurren las cosas en parte como habíamos
previsto y en parte con giros insospechables.
A pesar de que tantas veces el
paso del tiempo ha redimensionado nuestras previsiones, vivimos el presente con
una continua atención hacia el futuro. En esa atención se juntan miedos y
esperanzas, preocupaciones y compromisos, planes y comportamientos.
El resultado final sigue
envuelto en una misteriosa niebla. Solo conforme los hechos se concretan con el
pasar del tiempo, la niebla se desvanece, y el presente desmiente o confirma
tantos proyectos que habíamos imaginado al mirar hacia ese misterioso y
apasionante futuro que nos invita a seguir, cada día, en el camino de la
vida...