Invertir bien la propia vida
P. Fernando Pascual
17-4-2023
Sentimos pena al ver cómo
algunos desperdician sus vidas en la ludopatía, en la droga, en el alcohol o,
simplemente, en un egoísmo corrosivo.
Surge entonces la pregunta:
nosotros mismos, ¿estamos invirtiendo bien nuestras propias vidas, o hay
momentos, incluso días, que han sido despilfarrados inútilmente?
Hablar de invertir bien la
propia vida significa reconocer que hay actividades que valen la pena, que nos
ennoblecen, que ayudan a otros, que permiten pequeñas o grandes mejores en el
mundo.
Al mismo tiempo, significa
reconocer el riesgo de desperdiciar nuestras vidas, con opciones que no llevan
a ninguna parte, o incluso que conducen hacia el mal para uno mismo y para
otros.
Para invertir bien la propia
vida, nos hace falta iluminar nuestra mente para que pueda identificar aquello
que nos orienta hacia lo noble, lo justo, lo bello.
Además, necesitamos fortalecer
la voluntad, para que no sucumba ante el capricho del momento, para que no tema
las presiones dañinas de otros, para que no se canse ante los obstáculos que
surgen continuamente en el camino.
Todo ello requiere honestidad,
valentía, apertura a buenos consejos, paciencia, y humildad cuando tenemos que
reconocer un error y así poder dar un fuerte golpe de timón.
Por ello, pedimos ayuda a
Dios, para que ilumine nuestros pasos, nos enseñe y nos guíe en el buen camino
(cf. Sal 27,11).
Con la ayuda del Buen Pastor,
con la compañía de tantos hermanos buenos, podremos invertir nuestras vidas en
lo que vale la pena, para aprovechar bien el breve tiempo de la existencia
terrena, y para avanzar hacia el encuentro con el amor eterno.