Salir de la ignorancia
P. Fernando Pascual
8-5-2023
Sócrates, según aparece en
diversos Diálogos de Platón, consideraba la ignorancia como uno de los peores
males. Sobre todo, cuando la ignorancia era “ignorada”, es decir, cuando uno
creía saber sin tener conocimiento verdadero...
Por eso, Sócrates deseaba
ardientemente ser corregido de sus propios errores. Prefería, como se dice por
ejemplo en el diálogo titulado Gorgias (458a), ser refutado que refutar,
pues quien es refutado está listo para avanzar hacia el conocimiento verdadero.
Por desgracia, resulta fácil
suponer que uno sabe, cuando no sabe. Al mismo tiempo, no parece agradable que
otros nos hagan ver nuestros errores, pues muchas veces esto se ve como algo
humillante, como una mancha contra la propia fama.
Pero si lo único importante
consiste en vivir en la verdad, y si hay errores en nuestra mente que nos
apartan de la misma, experimentaremos una enorme alegría cuando alguien,
esperamos que con cariño y delicadeza, nos abra los ojos para que podamos dejar
lo falso y así estar listos para acoger lo verdadero.
Una vez que la propia
ignorancia se ha hecho patente, cortamos los lazos de aquello que pensábamos
como verdadero sin serlo, e iniciamos la travesía maravillosa de una nueva
investigación.
Esa investigación, en el
espíritu más genuino de tantos pensadores, entre los que encontramos a
Sócrates, Platón y Aristóteles, se realiza del modo más bello cuando acogemos
ayudas y consejos de quienes saben, de quienes ofrecen pistas para ver mejor
las cosas y alcanzar una buena comprensión de las mismas.
No faltarán dificultades,
tropiezos, quizá nuevos errores. Pero si mantenemos una actitud interior de
apertura, si aceptamos correcciones buenas que nos sacan de fosos que
engañaban, el esfuerzo por seguir en camino hacia la verdad nos acercará, poco
a poco, a la misma.
Esa verdad, acogida,
interiorizada, respetada, nos guiará hacia nuevas metas, nos impulsará a
mejorar nuestras decisiones, y, cuando sea oportuno, nos lanzará a ayudar a
otros para que, como nosotros, puedan salir de la ignorancia y respirar aires
puros que nos acerquen a verdades para el presente y para lo eterno.