El proceso hacia el
individualismo
P. Fernando Pascual
15-5-2023
El individualismo puede ser
visto como el resultado de un camino que ha encerrado, poco a poco, al ser
humano en sí mismo, al apartarlo de Dios y de los demás, y al considerar que la
plenitud consistiría en realizar plenamente las propias aspiraciones
subjetivas.
Hay diversas teorías que
buscan comprender cómo se llegó al individualismo. Un filósofo del siglo XX,
Dietrich von Hildebrand (1889-1977), ofreció una ágil
y sugestiva descripción del proceso hacia el individualismo. He aquí sus
palabras:
“En un proceso que comenzó en
el Renacimiento, la concepción de la persona fue siendo privada progresivamente
de sus rasgos esenciales. En primer lugar, se negó que el ser del hombre
estuviera ordenado a Dios, y que el destino del hombre fuera la unión eterna
con Dios; luego, se negó la inmortalidad del alma; luego, la capacidad para un
auténtico conocimiento de la realidad; luego, la sustancialidad del alma;
luego, la libre voluntad, etc.” (H. von Hildebrand, El
caballo de Troya en la ciudad de Dios, cap. 3).
Como se ve, se trató de una
serie de etapas que fueron, poco a poco, presentando al ser humano como el
centro de todo, al quedar separado de cualquier orientación a Dios, hasta
llevarlo a un vaciamiento completo de sus aspectos fundamentales. El texto
sigue así:
“El proceso comenzó con la
ambición de convertir al hombre en un Dios, y terminó convirtiendo al hombre en
el animal más desarrollado, o en un haz de sensaciones. No es sorprendente que,
durante el curso de esta corriente, se perdiera de vista la capacidad esencial
del hombre para entrar en profunda comunión con otras personas y para edificar
una comunidad con ellas”.
De este modo, se explica cómo
el individualismo distorsiona el modo de comprender al ser humano al negar sus
características esenciales. Volvemos a nuestro texto, con las líneas que
preceden a las que hemos copiado hasta ahora:
“Lejos de ser una doctrina
que, por lo menos, haga justicia al valor del hombre individual, el
individualismo es más bien el resultado de una negación de los rasgos
esenciales de la persona humana”.
Comprender adecuadamente lo
que significa ser hombres es una de las tareas que cada generación humana debe
asumir. No se trata de algo que se limita a lo teórico, sino que tiene
consecuencias continuas sobre el modo con el que nos vemos a nosotros mismos y
a los demás.
La filosofía busca sus
respuestas. Serán peores si no llegan a comprender lo específico humano. Serán
mejores si llegan a reconocer que tenemos un alma espiritual, una inteligencia
y una voluntad libre.
Luego, cada uno podrá acoger o
no acoger esas respuestas. Lo importante es acercarnos, de la mejor manera
posible, a la comprensión de nuestro origen y nuestro destino, de nuestro modo
de actuar, y de las relaciones que tenemos con los demás seres humanos.
Sobre todo, lo importante, lo
decisivo, consiste es descubrir que tenemos una relación especial con Dios, que
explica nuestra peculiaridad y que fundamenta la común humanidad; un Dios que
nos invita, como personas particulares y como sociedades, a caminar en la
verdad y la justicia hacia la plenitud de nuestro ser: el amor.