Ante los golpes de la vida
P. Fernando Pascual
19-11-2023
La vida nos sorprende con
golpes inesperados. Un accidente, un diagnóstico, una traición, un asalto a
mano armada, una subida en el precio de la hipoteca.
Cuando llega el golpe, la mente
busca comprender las dimensiones de lo que ocurre, mientras el corazón
reacciona con pena, o rabia, o confusión, o amargura.
El golpe deja huellas. Algunas
duran poco tiempo: podemos reponernos con cierta prontitud de una herida. Otras
huellas quedan por largo tiempo y nos lastran.
El golpe, lo sabemos, no es lo
único de nuestra historia. Como tantas cosas, queda atrás, en ese pasado que
luego nos condiciona de varias maneras.
Pero la vida no se detiene.
Hay nuevos retos que afrontar, tareas sencillas que llevar a cabo, personas que
esperan nuestra cercanía.
Ante los golpes de la vida,
necesitamos abrir los ojos y descubrir que la esperanza supera hasta las
heridas más profundas, hasta las penas que casi nos ahogan.
Existe un horizonte que da
sentido a la difícil existencia humana. En ese horizonte, brilla una noticia
que nunca pasa: Cristo ha vencido y está vivo.
Su victoria confirma la
presencia de Dios en la historia y abre posibilidades insospechadas para todos,
especialmente ante los sufrimientos de la vida.
Junto a Cristo podemos asumir
ese golpe que acaba de llegarnos al correo electrónico: la noticia del
accidente que se ha llevado a un ser querido.
Lloramos por quien nos “deja”.
Al mismo tiempo, nos unimos a la Pascua. Algún día comprenderemos el sentido de
ese golpe y de tantos momentos difíciles, y cómo el Señor ofrece siempre un
amor eterno que nos salva...