Planes para el futuro
P. Fernando Pascual
19-12-2023
Continuamente elaboramos
planes para el futuro, sea el futuro inmediato (mañana, la semana que empieza),
sea el futuro más lejano (el mes que viene, el próximo año).
Así, planeamos el libro que leeremos
esta tarde, el viaje previsto para el próximo mes, y las vacaciones de verano.
Nos acostumbramos a hacer
planes, como si todo fuese a ocurrir según nuestros proyectos. Pero con
frecuencia encontramos hechos y obstáculos que nos obligan a cambiar de planes.
En la tarde hubo un problema
con la computadora y no pudimos leer nada. El viaje previsto saltó por los
aires ante la enfermedad de un ser querido. Y el verano tuvimos que retrasar la
salida a vacaciones.
No todos los planes quedan
obstaculizados, pues muchos podemos llevarlos a cabo con una “puntualidad” que
debería llenarnos de sorpresa.
Porque es “sorprendente” que
las cosas sucedan como habíamos previsto: que el tren llegue a tiempo, que nos
den rápido la cita con el médico, y que las vacaciones sean, de verdad, un
éxito.
Sí: es sorprendente que el
futuro se desarrolle como habíamos planeado, a pesar de tantas variables que
rodean nuestras vidas, las vidas de los seres queridos, y tantos hechos que
ocurren en la ciudad y en el mundo.
Este día empieza sobre ruedas:
realizamos uno a uno los planes que teníamos previstos para la jornada, desde
el café caliente hasta la llegada a la oficina.
Esperamos que sean planes
orientados hacia lo bueno, lo justo, lo bello. Entonces, el hecho de
realizarlos nos llevará a darle gracias a Dios, porque nos permite ver, con
alegría, cómo se concretizan esos planes buenos que tanto acariciábamos en
nuestro corazón.