Lo imposible y lo posible
P. Fernando Pascual
19-12-2023
En ocasiones uno puede pensar
que lo imposible sea posible, o que lo posible sea imposible.
Así, ocurre que pensamos que
sería imposible que hoy lloviese, y la tarde nos sorprende con una fuerte
tormenta.
O declaramos posible que esta
dieta me ayudará a bajar (o subir) de peso, cuando tal dieta resulta imposible
(e inadecuada) para ese objetivo.
Por eso ya Platón y
Aristóteles subrayaron la importancia de aprender a distinguir entre lo posible
y lo imposible.
En efecto: no somos capaces de
tomar buenas decisiones cuando optamos por algo que suponemos falsamente como
posible, cuando en realidad está fuera de nuestro alcance; o cuando pensamos
que sería imposible algo que perfectamente podríamos obtener con un esfuerzo
bien orientado.
En la vida ética, por lo
tanto, un momento clave consiste en identificar todo lo bueno que podemos
llevar a cabo, para luego escoger lo que permita realizarlo, en esa búsqueda
continua por lograr mejoras para nosotros mismos y para otros.
Al mismo tiempo, es necesario
no invertir tiempo ni energías en lo imposible, aunque en ocasiones algo se nos
presente como un espejismo seductor que atrae pero que está totalmente fuera de
nuestro alcance.
La vida es un tesoro
maravilloso que se desarrolla en el tiempo que tenemos a nuestra disposición.
Un tiempo que no deberíamos invertir en sueños imposibles, cuando lo único
importante consiste en identificar tantas opciones buenas que enriquecen la
existencia.
Serán esas opciones posibles
las que encaucen lo mejor de nuestras energías interiores y de nuestras
acciones concretas, desde esa decisión firme y serena que nos lleve a poner en
marcha solamente proyectos realistas, orientados a lo bueno, lo noble y lo
justo.