La alegría de superar un error
P. Fernando Pascual
11-1-2024
Según Aristóteles, un sabio no
se entristece cuando se le indica que ha cometido un error, porque al ser
corregido experimenta la alegría de acercarse a la verdad.
Sin embargo, en ocasiones nos
cuesta reconocer que estábamos equivocados, como si eso fuese una especie de
derrota.
Pero si nos damos cuenta de
que ser corregidos de un error implica superarlo y avanzar hacia la verdad,
entonces seremos capaces de sentir una gran alegría ante quienes nos corrigen.
Como seres humanos, aceptamos
miles de ideas, algunas equivocadas, otras dudosas. Algunas no solo son
erróneas, sino que llegan a ser dañinas para nosotros mismos (si tomamos malas
decisiones) o para otros.
Así, quizá pensábamos que esta
pastilla era buena para la salud, cuando nos causaba daño. O que este amigo era
sincero, cuando nos engañaba. O que este gobernante iba a promover el bien del
Estado, cuando lo estaba arruinando.
Cada vez que superamos errores
como estos, el alma se aparta de lo falso, de lo que nos había aprisionado a la
mentira, para empezar a ser libres.
Ese era uno de los grandes
mensajes de Sócrates: no condescender nunca con la falsedad, para así caminar
siempre hacia lo que nos permita conocer la verdad de las cosas.
Ese es también uno de nuestros
mayores deseos: abrirnos a verdades que puedan guiar correctamente nuestros
pensamientos, palabras y acciones.
Hoy leeré nuevas “noticias”, o
escucharé nuevos “datos”, o quizá yo mismo reflexione sobre un tema hasta
llegar a ciertas conclusiones.
De nada me sirven noticias,
datos o conclusiones que sean falsas. Por eso, será siempre bueno que alguien
se acerque, me abra los ojos y me ayuda a ver mi error
Entonces, como enseñaba
Aristóteles, sentiré una inmensa gratitud por su corrección, y junto a otros
buscaré verdades que guíen mi mente y mis decisiones hacia metas verdaderas y
buenas.