P. ÁNGEL PEÑA O.A.R.
SAN FRANCISCO SOLANO
APÓSTOL DE AMÉRICA
LIMA – PERÚ
1
SAN FRANCISCO SOLANO, APÓSTOL DE AMÉRICA
Nihil Obstat
Padre Ignacio Reinares
Vicario Provincial del Perú
Agustino Recoleto
Imprimatur
Mons. José Carmelo Martínez
Obispo de Cajamarca
LIMA – PERÚ
2
ÍNDICE GENERAL
PRIMERA PARTE: SU VIDA Y MILAGROS
1. Sus primeros años.
2. Novicio franciscano.
3. Convento de Loreto y Montilla.
4. Convento de Arrizafa.
5. La peste.
6. San Francisco del Monte.
7. Convento de Zubia y Sevilla.
8. El viaje.
9. El naufragio.
10. Viaje a Tucumán.
11. Socotonio y Magdalena.
12. Custodio de Tucumán.
13. Algunos milagros en sus correrías.
14. En Lima.
15. Trujillo.
16. Sermón de las cuatro calles.
17. Cambio a la Observancia.
18. Última enfermedad.
19. Su muerte.
20. Milagros después de su muerte.
SEGUNDA PARTE: DONES EXTRAORDINARIOS
1. Dones sobrenaturales. a) Bilocación.
b) Perfume sobrenatural. c) Levitación.
d) Resplandores sobrenaturales.
e) Conocimiento sobrenatural. f) Éxtasis.
g) Milagros.
2. Amor a Jesús Eucaristía.
3. Amor a María.
4. Relación con los animales.
5. La alegría de Dios.
CONCLUSIÓN
BIBLIOGRAFÍA
3
INTRODUCCIÓN
San Francisco Solano es uno de los santos más atrayentes de la
hagiografía católica. Es un santo que siempre estaba alegre. Muchas veces se
extasiaba en su oración ante Jesús sacramentado o cuando estaba en su celda.
Y la alegría que sentía en su interior la manifestaba tocando un rabel, que
la tradición posterior convirtió en un violín, con el que se le suele representar.
Con ese rabelito o arco de madera, con una o dos cuerdas de metal, tocando,
cantando y bailando, manifestaba su alegría interior, alabando a Dios. Sus
palabras más frecuentes, cuando saludaba o se despedía, eran Glorificado sea
Dios o Alabado sea Dios .
Nuestro santo fue un verdadero apóstol en las provincias de Tucumán
(Argentina) y de Paraguay, pero especialmente en el Perú. Los muchos milagros
que Dios hacía por su intercesión demostraban su grado de unión y de amor a
Dios. Él era un milagro viviente, pues apenas comía.
Tuvo muchos dones sobrenaturales como el del conocimiento
sobrenatural, éxtasis, levitación, y hasta bilocación y perfume sobrenatural. Tenía
una especial relación con los animales. Los toros bravos no le hacían nada y le
besaban la mano. A una paloma muerta la resucitó y, los pajaritos se acercaban a
él como a un amigo y cantaban con él las alabanzas a su Creador.
Fue un gran predicador, no tanto por su elocuencia, como por los efectos
sobrenaturales de sus sermones, por ejemplo en el famoso sermón de las cuatro
calles con el que se convirtió e hizo penitencia la mayor parte de los habitantes
de Lima.
Su amor a Jesús Eucaristía y a María, nuestra Madre, no tienen nada que
envidiar a los santos más eucarísticos o marianos.
Ojalá que la lectura de este libro nos estimule en nuestra vida cristiana
para sentirnos orgullosos de ser católicos y compartir nuestra fe con los que nos
rodean.
4
ACLARACIONES
Al citar ASV nos referimos al Archivo Secreto del Vaticano de la Sagrada
Congregación para las Causas de lo santos, antigua Congregación de Ritos. En el
volumen número 1.328 se encuentran los principales documentos relativos a
nuestro santo.
A este número, seguido del folio correspondiente, nos referiremos
siempre, a no ser que anotemos expresamente otro número, ya que en el ASV los
volúmenes relativos a san Francisco Solano abarcan del número 1.328 al número
1.340.
Al citar Plandolit , hacemos referencia a su principal biógrafo que ha
estudiado todas las fuentes importantes sobre su vida, desde el ASV hasta la
Biblioteca de París, el Archivo del convento de San Francisco de Lima, el
Archivo de la curia arzobispal de Lima y otros. Su libro San Francisco Solano, el
apóstol de América lo citamos según la editorial Cisneros, Madrid, 1963.
Al citar Proceso nos referimos al Proceso diocesano de san Francisco
Solano, publicado en Montilla en 1999 y que cita todos los testimonios de los
testigos entre los años 1610 y 1613, no sólo de Lima, sino también de Montilla,
Sevilla, Granada, Málaga, Córdoba y Madrid.
Cuando se cita Oré se hace referencia al libro de Luis Gerónimo de Oré,
Relación de la vida y milagros de San Francisco Solano , publicado por la
universidad católica del Perú (Lima, 1998) según la biografía escrita por Oré en
1614 después de recoger personalmente testimonios para el Proceso en Lima,
Sevilla, Granada, Córdoba y Málaga.
Con relación al texto original, nos hemos permitido algunos retoques para
hacer más inteligible la lectura. Cuando se habla de leguas anotemos que cada
legua equivale a 5.572 metros
5
PRIMERA PARTE
SU VIDA Y MILAGROS
1. SUS PRIMEROS AÑOS
Sus padres fueron Mateo Sánchez Solano y Ana Ximénez. Su padre fue
dos veces alcalde de Montilla, donde nació nuestro santo; probablemente el seis
de marzo de 1549. Era el segundo de tres hermanos. Según todos los testimonios,
sus padres fueron gente honrada en esta villa, cristianos viejos, limpios de raza
de moros, ni judíos, ni penitenciados por el Santo Oficio 1 .
Según dice su partida de bautismo: A Francisco, hijo de Mateo Sánchez
Solano y de Ana Ximénez su mujer, baptizó Hernando Alonso, capellán, hoy
domingo, diez días del mes de marzo de mil quinientos cuarenta y nueve años 2 .
Su primera educación la recibió en su casa y en la escuela del pueblo.
Después sus padres lo enviaron al colegio de la Compañía de Jesús de Montilla
Según declaración de fray Luis Gerónimo: Siendo mozo el dicho padre
fray Francisco Solano, estudió gramática juntamente con este testigo en los
estudios y escuelas de la Compañía de Jesús de esta villa. Mientras este testigo
lo conoció y vio estudiar, fue muy virtuoso, honesto, recogido y ejemplar en su
vida y costumbres, humilde y callado, tanto que cuando los estudiantes estaban
en algunos corrillos tratando algunas cosas no muy decentes, si se llegaba él,
callaban todos y se componían y hablaban cosas de virtud, porque le tenían
tanto respeto como a su maestro por su buena vida y ejemplo. Y este testigo lo
veía frecuentar los santos sacramentos de la penitencia y la comunión 3 .
Una vez, viniendo con este testigo por el camino, le pidieron cantar
algunos cantares de los que cantaban en las escuelas de la Compañía de Jesús y
Francisco Solano decía en voz alta un cantar del Santísimo Sacramento:
“Milagro, milagro cierto, soberano y muy divino, que en forma de pan y vino,
Nuestro Señor viene encubierto”. Y así decía otras muchas coplas a este fin. Y
luego decía otro cantar: “A ti, Seor, alabamos los pobres hijos de Adán y
muchas gracias te damos que nos disteis agua y pan” 4 .
1 Fray Luis Gerónimo, Proceso de Montilla, p. 322.
2 Plandolit Luis Julián, El apóstol de América San Francisco Solano , Ed. Cisneros, Madrid. 1963.
3 Proceso de Montilla, p. 324.
4 Proceso de Montilla, p. 323.
6
Su obediencia era de tal manera que, diciéndole el maestro a él y a los
demás muchachos que enseñaba, que por la calle fuesen quietos y cruzados los
brazos, arrimados al pecho, él lo obedecía de manera que, saliendo de las
escuelas todos los demás muchachos, quitaban y descruzaban los brazos del
pecho y él los llevaba cruzados, como el maestro lo había mandado, hasta su
casa. Y era de muy buena vida y fama en este lugar 5 .
Según declaró Antonio Ruiz: Desde muchacho hasta que entró fraile
edificaba con su virtud y vida en esta villa (Montilla) , haciendo todos los actos
de virtud que podía, siendo siempre muy obediente a sus maestros y dando
ejemplo a otros, y esto con mucha modestia y gusto suyo 6 .
Según declaró el padre Gerónimo de Oré: Hallándose una vez cerca de
Montilla en el campo, vio dos hombres reñir con las espadas desnudas y él fue
intrépidamente corriendo a ellos y, a voces, les dijo: “Seores, por amor de
Dios, no riñan, que no hay quien los pueda poner en paz aquí, y se matarán, lo
cual será grande mal; luego que oyeron tan buenas razones, dichas con deseo y
celo de sus vidas, se apartaron el uno a una parte y el otro a otra, y envainando
las espadas se fueron en paz por el buen padre que Dios les envió para atajar la
pendencia 7 .
2. NOVICIO FRANCISCANO
El presbítero Juan Pérez de Aguilar declaró que él vio al padre fray
Francisco Solano que tomó el hábito de San Francisco en el convento del señor
San Lorenzo extramuros de esta villa (de Montilla) 8 . Media 1.60 m . y no era
hermoso de rostro, pero siempre estaba alegre y deseaba morir por Cristo.
Según declaración de fray Francisco Torres : Desde que tomó el hábito, fue
su ansia y su pro ir a padecer el martirio por Jesucristo Nuestro Señor. Y lo
pidió en España a los Prelados generales que le dejasen pasar a Berbería
(Marruecos) a padecer el martirio. Y no se lo quisieron conceder 9 .
Fray Antonio de Alicante, que fue su connovicio, manifestó que, durante
los tres años que estuvo con él en el convento de Montilla, fue un hombre muy
humilde y penitente y de mucha caridad, y que era dechado y espejo de toda la
Comunidad donde había más de 30 frailes. Y era muy dado a la oración y
5 Testimonio de Francisco Delgado, Proceso de Montilla, p. 336.
6 Proceso de Montilla, p. 333.
7 Oré, p. 4.
8 Proceso de Montilla, p. 326.
9 Plandolit, p. 97.
7
recogimiento y muy callado, y después que tomó el hábito lo conoció este testigo
traer siempre un cilicio de cerda a raíz de la carne, y no se lo quitaba ni en
invierno ni en verano… Su cama era de corcho en el suelo y un zoquete de palo
por cabecera… Y en el tiempo que lo conoci las más de las noches hacía (se
daba) disciplinas muy ásperas hasta derramar mucha sangre, tanto que era
menester por las maanas lavar la sala donde estaba para quitar la sangre… Y
nunca lo vio que comiese carne, ni pescado, ni huevos, si no era algún día de
fiesta o Pascua, y esto porque se lo mandaba el padre guardián o maestro,
porque siempre comía legumbres y frutas; y todos los viernes no comía cosa que
llegase al fuego. Y los lunes y miércoles y viernes de Adviento y Cuaresma se
contentaba con comer slo pan y agua…
Y los demás novicios y frailes recién profesos, que estaban en el noviciado
con el dicho padre fray Francisco, andaban con cuidado y se recataban de
hablar delante de él alguna palabra o reírse o hacer o decir cosa que no fuese
muy santa y espiritual… de manera que le tenían un temor reverencial 10 .
Su maestro de novicios fray Pedro de Ojeda, dice: Era muy virtuoso,
humilde y observante de la Regla. Recogido y penitente, trayendo cilicio y
andando siempre haciendo disciplinas; durmiendo en el suelo, tendida una
cobija, de ordinario; y otras veces en un cañizo de palos sobre la tierra 11 .
El cronista del convento escribió sobre su profesión después del año de
noviciado: Martes día de San Marcos, después de vísperas, veinticinco de abril
de 1570, en pleno capítulo, tañida la campana y ayuntados todos los religiosos
de este convento de San Laurencio (Lorenzo) de esta villa de Montilla, hizo
profesión y fue recibido en la Orden fray Francisco Solano, natural de esta villa
de Montilla, en manos del padre fray Francisco Angulo, guardián, para ser
fraile de coro. En testimonio de lo cual lo firmaron de su nombre fray Francisco
Solano, fray Francisco de Angulo 12 .
3. CONVENTO DE LORETO Y MONTILLA
Después de su profesión religiosa lo enviaron sus Superiores a estudiar
filosofía y teología al convento de Santa María de Loreto de la misma
Recolección franciscana, a 16 kilómetros de Sevilla, donde había unos 30
estudiantes. Llegó en la primera mitad de 1572.
10 Proceso de Montilla, pp. 339-340.
11 Plandolit, p. 93.
12 Plandolit, p. 94.
8
Según la declaración de fray Francisco de la Cruz: Siendo estudiante en
Loreto, con haber número bastante de celdas, él se hizo de su mano una pobre de
cañas y barro colorado en un rinconcillo (de las campanas) , dejando un agujero
por ventana para rezar y estudiar 13 .
Ya entonces tenía fama de santo, pues, estando aún de novicio en
Montilla, la señora Catalina Fernández de Córdova, marquesa de Priego y señora
de la casa de Aguilar, pidió al padre guardián que para enterrarse le pusiesen un
habito que fuese de fray Francisco Solano, porque lo tenía por santo; y con su
habito la enterraron 14 .
Terminados sus estudios de teología recibió la ordenación sacerdotal en
Loreto y cantó su primera misa el día de san Francisco de Asís, probablemente
del año 1576. En esa oportunidad, vino su padre de Montilla con algunos
parientes.
Durante su estadía en Loreto, muchas veces iba a predicar y a pedir
limosna de un lugar a otro, lo mismo en invierno con hielos y pantanos que en el
verano con el fuerte sol, pero siempre con su rostro alegre y grandes muestras
de caridad 15 .
El 24 de diciembre de 1579 murió su padre en Montilla. Y con licencia del
Superior volvió a su patria a visitar a su santa madre, que ya era viuda y por
enfermedades y vejez había cegado, a la cual respetaba y amaba, según la
obligación natural, la cual los siervos de Dios suelen más estrechamente cumplir
por ser de precepto divino 16 .
En Montilla permaneció hasta mayo de 1581. Durante ese casi año y
medio sucedieron muchas cosas admirables. Diego López declaró: Un día fue a
pedir limosna a la puerta de la casa de este testigo y salió Catalina Ruiz, su
suegra, la cual sacó un niño, hijo de este testigo, que era de pecho, y tenía
muchas llagas en el rostro y en todo el cuerpo. Catalina Ruiz le rogó que dijese
el Evangelio al niño. Y la dicha Catalina y el padre Solano descubrieron y
desnudaron al niño, que era poco más de seis meses, y viéndolo al padre Solano
con tantas llagas, las lamió todas con su lengua, en el rostro y en todo el cuerpo;
y dejándolo así, al otro día por la mañana amaneció el niño mucho mejor y con
todas las llagas secas y sanas, de manera que desde entonces comenzaron a
13 Proceso de Sevilla, p. 366.
14 Proceso de Montilla, p. 331.
15 Proceso de Málaga. P. 403.
16 Oré, pp. 10-11.
9
cortar todo el pellejo de las llagas hasta que quedó sano todo el niño, el cual hoy
está vivo y no había podido sanar con muchas medicinas 17 .
Otro día venía el padre Francisco Solano con el padre Angulo, y (en el
camino) estaba un pobre que tenía la pierna con muchas llagas, como le vio este
testigo, y, llegándose a él el padre fray Francisco Solano, se hincó de rodillas y
le besó los pies... Y, al cabo de un mes, vio este testigo al dicho pobre, sano de
las llagas que antes tenía, andando sin las muletas que antes solía traer. Y le
parece a este testigo que el efecto de la sanidad del dicho pobre debió ser por las
oraciones del padre Francisco Solano, al cual este testigo tuvo siempre por muy
bueno y santo religioso 18 .
El vecino Francisco de Salas que era amigo de Francisco Solano, ya que
de niños iban juntos a la escuela de la Compañía, declaró: Este testigo se quejaba
muchas veces delante de él de dolor de cabeza, y lo tuvo muchos años
continuamente sin poderlo remediar, hasta que un día habrá (hará) más de
veinticinco o veintiséis años, estando este testigo en un cortijo, llegó a él el
padre fray Francisco Solano y le preguntó cómo iba del dolor de cabeza que
antes tenía. Este testigo le dijo que todavía lo atormentaba. Y entonces el dicho
padre Solano le dijo que Dios lo proveería, y con esto este testigo se recostó en
el dicho cortijo para dormir, y el padre hizo lo mismo. Este testigo se durmió y,
cuando despertó, no tenía el dolor de cabeza. El muchacho (su criado) le dijo
que el padre Solano se había levantado cuando él dormía y se había hincado de
rodillas junto a este testigo y le había traído y puesto las manos por la cabeza.
Aunque no lo sintió, desde entonces este testigo sanó del dicho dolor de cabeza y
nunca le ha dolido más, ni vuelto el dolor que antes tenía. La cual sanidad
entiende este testigo que Dios nuestro Señor la hizo por medio de los ruegos y
virtud del dicho padre Fray Francisco 19 .
Todos lo consideraban santo y era voz pública que era tan penitente que se
azotaba las carnes de tal manera que el aposento, celda u oratorio donde se
acostaba, tenía el suelo lleno de sangre, que se sacaba y derramaba con los
azotes (que se daba) por amor de Dios… Y que hacía muy gran penitencia y
ayunaba cada día a pan y agua 20 .
17 Proceso de Montilla, p. 237.
18 Testimonio de Juan Clavijo, Proceso de Montilla, p. 334.
19 Proceso de Montilla, pp. 346-347.
20 Testimonio de Juan Clavijo, Proceso de Montilla, p. 335.
10
4. CONVENTO DE ARRIZAFA
En el capítulo provincial de 1581 fue nombrado maestro de novicios de
Arrizafa, a casi tres kms. de Córdoba.
Los frailes de Arrizafa solían ir a pedir limosna a la ciudad de Córdoba.
Iban los religiosos por medio de la calle sin llegar a puerta alguna, cantando
como quien lee en la mesa. Decían: “Loado sea Jesucristo. Limosna por amor de
Dios a los frailes de San Francisco de Arrizafa”. Llevaban mochilas para el pan,
una capacha para las cosas frágiles, alcuza para el aceite y una calabaza para
el vino 21 .
Estando en Arrizafa con gran caridad servía a los enfermos sin apartarse
un punto de su cabecera. Y diciéndole el padre guardián de Arrizafa que por qué
no iba a la oración y se quedaba con los enfermos, pues solía decir que la
oracin engordaba el alma, respondi: “Que el estar con los enfermos y
servirlos, era precepto de la Regla; y que más quería estar por la obediencia con
los enfermos que por su voluntad en la oracin”. En esta ocasin y en otras
muchas, en diferentes partes y conventos, mostró tener muy en el alma la
recomendación tan encarecida que nuestro padre san Francisco hace de los
enfermos en la Regla 22 .
En el capítulo provincial de febrero de 1583 fue elegido vicario,
predicador y maestro de novicios del convento de San Francisco del Monte, a
cinco leguas (27 kms.) de Córdoba. Allí, en medio de los montes que invitaban a
la contemplación y al silencio, se entregó a la contemplación, siendo ejemplo
para los demás religiosos, y en especial para los novicios. Por ser predicador
oficial, algunos días salía a predicar a los pueblos cercanos como Adamuz,
Villafranca, Carpio, Montero y otros. Pero su tranquilidad duró muy poco.
5. LA PESTE
Ese mismo año 1583, recién llegado al convento de San Francisco del
Monte, comenzó en el pueblo de Montoro la peste de los landres semejante a la
que conocemos como peste bubónica. Las víctimas morían a los diez días. El
miedo que se generaba en los familiares del enfermo era tal que muchos los
abandonaban y huían para evitar una muerte casi segura. Los que quedaban en
los pueblos hacían grandes hogueras en las plazas públicas paras purificar el aire,
ya que suponían que así impedían la propagación de la enfermedad. Los
21 Plandolit, p. 104.
22 Plandolit, p. 105; Archivo de San Isidoro de los padres irlandeses de Roma.
11
enfermos eran apartados a las afueras del pueblo, cuidados por los religiosos y
algunos miembros de grupos organizados por católicos seglares, pues ningún otro
se hubiera atrevido a tocar los cadáveres y exponerse a la muerte.
En el pueblo de Montoro, cercano a San Francisco del Monte, se desató la
peste con furia. Llevaron a los enfermos a las afueras del pueblo a la ermita de
San Sebastián, convertida en un pequeño hospital. Allí colocaron las camas y les
llevaron alimentos, y las medicinas que creían podían curarlos o aliviarlos.
Eran muchos los enfermos y los muertos también. Había poquitos
sacerdotes dispuestos a servirlos. Por ello el padre Solano, dejando su
tranquilidad y contemplación, se ofreció al Superior para ir a atender a los
enfermos de Montoro, donde los vecinos eran bienhechores de los frailes. El
Superior aceptó su entrega y le dio por compañero a fray Buenaventura. Ambos,
encomendándose a Dios, llegaron a Montoro. Los vecinos los recibieron con
agradecimiento.
En la ermita de San Sebastián hacían de todo; confesaban a los enfermos,
enterraban a los muertos, hacían la comida, les servían y les hacían el aseo
personal. El padre Solano fue desde el primer momento, el guía de todos y, como
un padre, los consolaba, organizando la limpieza, el reparto de la comida, los
remedios disponibles y todo lo que fuera necesario.
Un golpe fuerte para él fue la muerte de su compañero el padre
Buenaventura, que murió contagiado. Pero él siguió en la brecha ofreciendo cada
día su vida al Señor por los enfermos. Sentía una gran alegría, cuando se sanaban
y los llevaba a un molino cercano para que se lavaran y se vistieran de vestidos
nuevos. Los acompañaba hasta Montoro y allí los entregaba a su familia.
Sin embargo, después de un mes de intenso trabajo, se contagió de la
peste. Quedó postrado y soportó con paciencia los sufrimientos de la enfermedad.
Gracias a Dios sanó y pudo seguir sin desmayar con la tarea hasta que por fin
todos los enfermos quedaron curados, pudiendo así regresar a su convento feliz
de poder decir: Misión cumplida 23 .
6. SAN FRANCISCO DEL MONTE
Terminada su misión con los apestados regresó a su convento de San
Francisco del Monte. De nuevo comenzó su vida ordinaria, dando pláticas a los
novicios y predicando en los pueblos cercanos, pero el diablo no lo dejaba
23 Plandolit, pp. 105-109.
12
tranquilo y en una ocasión en que las tentaciones contra la pureza fueron
especialmente fuertes, a imitación de su padre san Francisco, se arrojó en un
montón de zarzas para vencer así la tentación.
En 1586 lo nombraron guardián (Prior) del convento. Renunció, pero tuvo
que aceptar por obediencia. Siendo Prior, recibió la profesión religiosa de su
paisano fray Pedro de Sepúlveda y vinieron algunos familiares del profeso desde
Montilla. Entre ellos estaba Aparicio Gómez que certificó en el Proceso: El
padre Francisco Solano, delante de este testigo y de otras personas de Montilla,
persuadido por ellos, dijo algunas coplas de cantar en honor de Nuestra Señora.
Y esto con mucho amor y hermandad como hombre y fraile santo 24 .
Siendo guardián era el primero en ayudar en la cocina, limpiar los
claustros, servir a los enfermos o hacer las tareas más humildes. Fray Luis de
Aguilar aseguró: Era el primero que tomaba la alforja para pedir limosna en los
pueblos comarcanos donde, con una cruz levantada, juntaba la juventud y les
predicaba y enseñaba la doctrina cristiana con gran fervor y caridad; y luego se
volvía al convento a pie y descalzo con haber más de una legua, sin mostrar
desabrimiento ni enfado sino con rostro alegre, que consolaba y edificaba a sus
hijos que le veían ocuparse en semejantes obras... Y era tan devoto del misterio
del nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo que la Noche Buena la celebraba
con grandes demostraciones de alegría y derramaba muchas lágrimas con gran
edificación de sus súbditos 25 .
El pintor Francisco Delgado, que fue su compañero de clase, afirmó:
Cuando el padre Francisco Solano era guardián del convento de San Francisco
del Monte, le rogó a este testigo, con otros amigos suyos pintores que llevó de
Córdoba, que pintaran de limosna todos los claustros del convento, de frailes y
monjas mártires de la dicha religión (Orden). Y en los cuatro rincones del
claustro pintaron, en uno a san Francisco, y en otro al milagro de san Antonio
de Padua cuando convirtió al hereje, arrodillándose la mula; y en otro, cuando
san Francisco se desnudó de las ropas ante un obispo, y en el otro los mártires
del mismo convento de San Francisco del Monte, que fueron con unos potros
arrastrados por los moros, yéndoles a predicar la fe de Cristo... Y después de
haberlo pintado, el dicho padre, en agradecimiento, le hizo a este testigo y a los
demás pintores una plática de un santo, con la que quedaron, no solamente
pagados, sino muy consolados 26 .
24 Plandolit, p. 116.
25 Proceso de Málaga, pp. 404-405.
26 Proceso de Montilla, p. 337.
13
Fray Pedro de San Gabriel manifestó que, teniendo necesidad un fraile
lego que estaba enfermo de comer un ave, el dicho padre Solano, por no
enviarlos por ser tarde y ser verano y arder el sol, él en persona fue a la villa de
Adamuz, que está a una legua, y tomó una gallina de limosna que comió el
enfermo. E iba a pedir limosna de pan y huevos para el dicho convento como los
demás frailes por los lugares comarcanos en compañía de un lego. Y siendo
guardián, hacía cantos en el coro, lo cual no hacen los guardianes. Y era tan
humilde que hacía todos los oficios de casa, que los demás frailes hacían, sin
tener respeto a que él era el guardián y prelado. Y por ser tan humilde renunció
al oficio de guardián de San Francisco del Monte 27 .
Al año de ser guardián de San Francisco del Monte, renunció, porque,
llevando a un niño a enterrar al convento, suplicó a Nuestro Señor que lo
volviese de la muerte a la vida, resucitando al niño. Con esto comenzaron a
apellidarle “el santo” y, no pudiendo aguantarlo, pidi la renuncia 28 .
Fray Pedro de San Gabriel certificó que conoció al padre fray Francisco
Solano, siendo guardián de San Francisco del Monte, y después de dejado el
oficio de guardián por haber renunciado. Este testigo lo vio muy virtuoso y lo
acompañó muchas veces, yendo a predicar a los pueblos… Y yendo por las
calles no podía andar, porque la gente no lo dejaba, por besarle el hábito por la
devoción que le tenían por su buen ejemplo 29 .
7. CONVENTO DE ZUBIA Y SEVILLA
Después de estar cuatro años en el convento de San Francisco del Monte,
en el que estuvo un año de guardián, fue enviado en 1587 al convento de Zubia, a
una legua (5 Kms.) de Granada. Y siempre que su Superior le daba permiso, iba a
Granada a consolar a los enfermos del hospital de San Juan de Dios y a visitar a
los presos 30 .
Estando en este convento, como de ning una manera le concedían el
permiso para ir a evangelizar a los moros de Berberí a, como deseaba desde que
era novi cio, insistió en su petición de querer ir a las Indias y, p or fin, lo
aceptaron. Fue a su pueblo a despedirse de su madre, hermanos y parientes; y
emprendió el camino de Sevilla, donde debió esperar tres meses la salida del
barco.
27 Proceso de Montilla, p. 342.
28 El padre mercedario Andrés de Izaguirre afirmó habérselo contado el prop io padre Solano mientras
viajaban juntos desde Santa Fe (Argentina). Véase el ASV N° 1.328, fol 1.975.
29 Proceso de Montilla, p. 342.
30 Testimonio de fray Juan Segarra, Proceso de Granada, p. 396.
14
Estando en Sevilla, se hospedó en el convento de San Francisco. Allí hizo
una plática a los novicios y predicó con tan soberano espíritu de devoción que
quedaron todos muy edificados 31 .
Allí se reunió con el Superior de la expedición, el padre comisario
Baltasar Navarro y otros doce religiosos.
8. EL VIAJE
Don García Hurtado de Mendoza y Manrique, IV marqués de Cañete,
quien iba como virrey del Perú, iba al frente de la flota en que salió el padre
Solano, el cual con sus compañeros iba destinado a la provincia de Tucumán y
Paraguay 32 . La flota salió de la bahía de Cádiz el 13 de marzo de 1589. El
hermano fray Antonio Pérez certificó que, durante el viaje, al padre Solano lo vio
muy recogido y ocupado en cosas de gran virtud y santidad, aconsejando a los
que venían en su compañía para que sirviesen y amasen a Dios. Y con muy gran
modestia y humildad reprendía a los que juraban (blasfemaban) y a los que
hacían otras ofensas en deservicio de Dios Nuestro Señor 33 .
Tuvieron buen tiempo y llegaron sin novedad a Cartagena el 7 de mayo de
1589. Allí estuvieron algunos días para cuidar a los enfermos y descalabrados
del viaje. Aprovechó el tiempo para ir a visitar hospitales y predicar en algunas
iglesias. Y cuando ya estuvieron todos curados, partieron el 16 de junio, hacia el
puerto de Nombre de Dios y de allí a Panamá.
En el convento de Panamá su celda fue un rinconcito del coro donde puso
un serón de esparto y un palo por cabecera, sin querer otra celda mejor; y allí
pasaba en oración gran parte del día y de la noche. De Panamá se embarcaron
unas 250 personas el 28 de octubre de ese año 1589 en la nave del piloto Juan de
Morgana, rumbo al Perú.
9. EL NAUFRAGIO
Hacia el octavo día de navegación el navío fue acometido por fuertes
vientos y grandes olas que amenazaron hundir la nave que se iba despedazando.
En esos momentos de peligro el padre Solano animó a todos a confesarse y a
31 Proceso de Sevilla, p. 370.
32 Regiones de la actual Argentina y Paraguay.
33 Plandolit, p. 128.
15
tener confianza en la misericordia de Dios. Durante la noche los gritos de
desesperación entre la gente se hicieron repetidos, porque la nave estaba
haciendo agua por diferentes partes. Por fin la nave encalló en unos bajíos a unas
dos leguas de la costa. Inmediatamente empezaron a aligerar la nave arrojando al
agua todas las cajas y toneles, llenos de diferentes mercancías, sin respetar su
valor y sólo pensando en salvar sus vidas.
Al amanecer, viendo que el navío estaba perdido, echaron al agua la barca
con algunos marineros, mujeres, soldados y franciscanos. En total 40 personas.
El padre Solano se quedó con el padre Francisco de Leiva y fray Cepeda. Apenas
la barca se había alejado de la nave, ésta se partió en dos; la parte de proa se
hundió inmediatamente y le gente que allí estaba se ahogó, incluido fray Cepeda.
La parte de popa quedó medio flotando. Dentro del castillete se refugiaron varios
españoles, hombres y mujeres, para guarecerse de la lluvia continua. El padre
Solano quedó encima del camarote, echado de bruces, soportando los embates
del agua del mar y de la lluvia; y con una cruz en la mano pedía a Nuestro Señor
que los salvara.
A los lados del camarote había más de ochenta negros y negras colgados.
Durante los tres días que estuvieron así, el padre Solano los animaba y los
encomendaba a Dios. Según el testimonio de Catalina Gómez: Habiendo
confesado a los españoles, se llegó a los esclavos y los catequizó,
preguntándoles si querían ir al cielo y salvarse. Los cuales, con grande alarido,
le dijeron que los cristianase. Y así lo hizo 34 .
Los que iban en la barca pudieron salvarse a nado, pues al acercarse a
tierra, la barca quedó enterrada en un banco de arena. Por otra parte creyeron
que, al haberse partido el barco en dos, todos habían perecido y no pensaron en
regresar a auxiliarlos 35 . Esa misma noche, al apaciguarse el temporal, los de la
nave lograron hacer fuego dando señales; encendieron un faro 36 con candelas de
cera que un golpe de mar había arrojado milagrosamente dentro de la nave y, al
ver la luz, los de tierra deci dieron liberar la barca encallada en la arena e ir en su
ayuda. Cuando llegó la barca, ya llevaban tres días sin comer, ni beber, ni dormir.
Y, antes de verla venir, ya el padre Solano les había anunciado la buena nueva de
que llegaba el socorro. Les dijo: Hermanos míos, dad muchas gracias a Dios,
34 ASV N° 1.328, fol 739.
35 Los que tocaron felizmente la isla estuvieron con plena resolución de no volver, por haberse visto casi
ahogados al salir a tierra por la mucha agua que el batel hacía y que no le podí an enderezar para volver
seguros; entendiendo por otra parte que todos los del navío habían perecido, porque sólo se descubría
sobre el agua la toldilla del piloto, que es la parte más alta de la popa (ib. fol 1.293 -1.294).
36 Ferrer de Ayala declaró: Ence ndieron un farol con candelas de cera que un golpe de mar les arrojó
dentro de la nao sin pensar, y decidieron los de tierra ir a ellos. Y todos lo tuvieron por caso milagroso
por las oraciones del padre Solano, porque sin duda, a no hacerse este farol o n o haber tenido con qué,
todos ellos perecerían (ib. fol 1.294).
16
porque ya se ha cumplido su divina voluntad y ya viene el remedio y será en
breve. Y a poco rato se asomaron todos a ver si venía el batel por ellos y le
vieron venir 37 .
Tuvieron que hacer varios viajes para sacarlos a todos. El padre Solano
fue en el último. Para entrar en la barca, un poco separada del navío, hubo de
tirarse al agua y nadar un trecho. Para hacerlo libremente se había quitado el
hábito, lo había amarrado con una cuerda y lo había echado a la barca, diciendo:
Reciban por caridad nuestro hábito . Pero, errando el golpe, el hábito cayó al mar
y no pudo recuperarse.
Cuando la barca se alejaba del barco, vieron todos, estupefactos, que lo
que quedaba del barco se hundía irremisiblemente. Un poco más y todos se
hubieran ahogado, pero en ello vieron la misericordia de Dios que los había
socorrido milagrosamente por medio del padre Solano.
Cuando llegaron a tierra, el padre Solano se echó a descansar en la arena
de la playa, pero de pronto se levantó con una gran sonrisa y comenzó a caminar
playa adentro. Al cabo de media hora, regresó vestido con su hábito todo seco, lo
que les causó a todos gran estupor. Tanto más que los demás religiosos perdieron
también sus hábitos y no pudieron recuperarlos.
En tierra el padre Solano se constituyó en padre de todos y procuró
buscarles alimento, puesto que no tenían nada de comer. Encontraron una
culebra, recién muerta, y se la repartió. Otros buscaron yerbas para comer.
Algunos comieron una frutilla que encontraron y los que la comieron murieron a
las 24 horas. Así, teniendo miedo de comer yerbas, por no saber si eran
venenosas, se las llevaban al padre Solano, quien decía: En el nombre del Padre
y del Hijo y del Espíritu Santo te hago pan . Y así pudieron sobrevivir,
repartiéndoles a cada uno su ración.
Algunos encontraron a dos días de camino unos bohíos que estaban sin
gente y que los indios utilizaban para sacar sal del mar en alguna época del año.
Allí se establecieron para tener un refugio seguro. Aderezaron una de las chozas
como capilla y todos los días se reunían en ella para escuchar la misa seca (sin
pan ni vino), que un padre celebraba, y cantar la Salve.
A los cuatro días de estar en tierra se aventuraron en la barca algunos
marineros y soldados con el piloto de la nave y el padre Navarro, que era un
experimentado marino. Iban a Panamá, a 80 leguas, a buscar auxilio. Por su parte
el padre Solano les predicaba todos los días. En ocasiones, se alejaba dos o tres
37 ASV N° 1.328, fol 739.
17
días a orar y hacer penitencia. Y solía traer en las mangas del hábito algunos
caracoles, cangrejos, pescados o hierbas para repartirlas entre todos 38 .
Los testigos del Proceso de canonización dan detalles en ternecedores: El
bendito padre traía cangrejos y pescados y yerbas con que se sustentaban todos
y siempre con una boca de risa, halagándolos y consolándolos… A veces,
llegaba trayéndoles en la manga de su hábito algunos caracoles 39 . A él le daban
algunas yerbas cocidas, que agradecía mucho 40 .
Luis Ferrer de Ayala afirmó que estaba su padre enfermo y falto de algún
manjar más regalado que las yerbas y mariscos, e hizo un anzuelo de un
mondadientes de oro y le puso un corcho y plomada y, habiéndole tejido su
madre un sedal, le puso en una vara larga, pero no consiguió nada. Lo cual,
visto por el bendito padre y lastimándose de la congoja de este testigo y la
necesidad de su padre, le dijo: “Véngase conmigo, que yo le llevaré donde hay
peces”.
Y le llevó por la playa adelante a un arroyuelo con muy poca agua y no
buena. Hincado de rodillas y levantando con la mano izquierda la manga del
brazo derecho, entraba en el agua y en la mano sacó algunos peces que dio a
este testigo, y él a su madre, y ella los aderezó para su padre enfermo, quien los
comió con mucho gusto y agradecimiento y con notable espanto del suceso, que
todos tres (padres e hijo) juzgaron y tuvieron por milagroso 41 .
Un día se suscitó un grave problema. El mar devolvió algunas prendas del
naufragio y varios pretendieron que eran suyas. Se armó una fuerte discusión
entre el capitán Francisco de Spínola y Hernando de Yebia y se formaron dos
bandos, dispuestos a pelear hasta la muerte. Lo curioso era que todos los días por
la tarde acudían cerca de la noche casi todos los que en tierra se hallaban a la
Salve, que se decía a aquella hora. Entre los demás, las dos personas cabeza de
bandos; y se hincaban de rodillas muy distantes el uno del otro... Y una tarde,
dejando él de ir a la Salve y aguardando al tiempo en que se acababa de decir,
entró el padre Solano de repente por medio de todos, desnudo de la cintura para
arriba y con la cruz en una mano y la disciplina en la otra, dándose con ella
tantos y tan recios golpes en las espaldas desnudas que le saltaba la sangre de
ellas, y le corrían copiosas lágrimas de los ojos, y a voces decía: “Perdnalos,
38 Los datos de este capítulo están tomados del ASV N° 1.328. Entre los testigos de vista que declararon
sobre estos sucesos del naufragio, están el padre Cristóbal Paniagua (ASV N° 1.328, fol 111); Isabel
Arias (ib. fol 296-300); Hernando de Yebia (ib. fol 300-303); Juan de Nájera (ib. fol 449-455); padre
Francisco de Leiva (ib. fol 736-737) y el padre Luis Ferrer de Ayala (ib. fol 1.286 y ss.).
39 Testimonio de Isabel Arias, ASV N° 1.328, fol 298.
40 Ib. fol 740.
41 ASV N° 1.328, fol 1.291-1292.
18
Señor mío, y no permitas que el resto de vuestro rebaño, que está sin culpa,
padezca y sea castigado por la de dos personas que viven en desgracia vuestra y
fuera de caridad. Dásela, Señor, para que os amen y se amen entre sí” 42 .
Y los contrincantes se conmovieron y partieron a una de los lugares de
donde estaban y, puestos de rodillas en presencia del siervo de Dios, le pidieron
perdón y que cesase aquel rigor 43 . Y prometieron ser amigos y se abrazaron con
grande am or 44 . Y, según recordaba Isabel Arias, veinte años después en el
Proceso: Ambos fueron muy amigos hasta que murieron 45 .
El día de Nochebuena de aquel año 1589 estaban todos tristes, porque
estaban perdiendo las esperanzas de ser rescatados. El padre Solano llevaba tres
días alejado de todos y, de pronto, apareció cantando unas coplas al niño recién
nacido, pidiendo a todos que le diesen albricias con mucha alegría, porque ya
venía el socorro 46 . Así todos q uedaron muy consolados y animados y con
grandes esperanzas de que por medio de aquel santo padre les había de venir el
remedio, y aquella pascua (de Navidad) estuvo con ellos haciéndoles algunas
pláticas de cosas de Dios Nuestro Señor 47 .
Y al cabo de dos días de que dijo esas palabras, vieron un navío que venía
de Panamá a socorrerlos, trayendo mantenimientos, lo cual entendió este testigo
(padre fray Cristóbal Paniagua) que fue revelación que tuvo del cielo el padre
Solano y así lo entendieron todos los demás. Y pasados otros dos días vieron en
altamar un bulto que les pareció navío y, por si lo era o no, juntaron mucha leña
e hicieron gran candelada para que fuese visto del navío; el cual otro día llegó a
tierra y se embarcaron 48 .
Habían estado en tierra 62 ó 63 días y habían muerto en total, en el
naufragio y en tierra, 130 personas, entre ellos el franciscano fray Cepeda.
42 Testimonio de Ferrer de Ayala, ASV N° 1.328, fol 1.293.
43 Ibídem.
44 Ib. fol 740.
45 Ib. fol 299.
46 Ib. fol 115.
47 Isabel Arias, Ib. fol 299.
48 Proceso de Lima, pp. 74-77.
19
10. VIAJE A TUCUMÁN
Desde el lugar del naufragio, se embarcaron en el barco que vino en su
socorro desde Panamá, y que los dejó en el puerto de Paita en el Perú. De Paita
los franciscanos, al frente del padre Baltasar Navarro, llegaron por tierra al
pueblo de Santa.
La señora Isabel Hurtado, en su declaración del Proceso, afirma que el
padre Solano llegó muy enfermo y flaco, y ella le pidió al padre Navarro que lo
dejara allí hasta que se recuperara para enviarlo después a Lima, lo que fue
aceptado. De esta manera, en la Semana Santa de ese año 1590, pudo predicar en
ese lugar. El día de Pascua salió acompañando la procesión y, en un súbito
arrebatamiento, comenzó a cantar y sonar palmas y castañetas, bailando y
diciendo: “Este día es de grande alegría; huélgome, hermanos, por vida mía”.
La señora Isabel lo vio tan encendido que le pareció estar arrebatado en espíritu
del cielo con sus ojos clavados en el Santísimo Sacramento 49 .
De Santa se dirigió a Lima. Allí se hospedó en el convento de San
Francisco, donde fue recibido con mucha caridad y donde le esperaban sus
compañeros de expedición. El único testimonio que tenemos de su paso por Lima
fue el del dominico fray Diego de Corvalán, que se compadecía de él por verle
de color pálido como de hombre muy enfermo 50 .
Después de varios días de descanso, emprendieron todos a primeros de
julio de 1590 el largo camino por tierra al Río de La Plata. Más de 500 leguas por
desiertos y caminos despoblados para llegar a Tucumán en la actual Argentina.
De Lima llegaron a Jauja, y de Jauja al Cuzco. De Cuzco, pasando por
Juliaca y otros muchos pueblos, llegaron a Copacabana y La Paz. De su paso por
La Paz refiere el padre Cristóbal López: Predicó con tanta edificación de los
oyentes que los dejó admirados. Y entiende que había ido a pie por todos estos
caminos desde Lima, que son agrios y de mucho trabajo, porque no le vio
caballo ni aparejo alguno para caminar, cosa que edificó mucho a este testigo 51 .
A Potosí llegó en compañía del padre Baltasar Navarro y de los otros
religiosos que estaban destinados a Tucumán. El día 4 de octubre de 1590
celebraron allí la fiesta de san Francisco de Asís y el guardián pidió a los
religiosos que salieran a regocijarse y alegrarse. Como nadie salía, el mismo
guardián con mucho fervor salió y cantó una copla que decía: Tal enamorado
49 Plandolit, p. 145.
50 Plandolit, p. 146.
51 Plandolit, p. 150.
20
nunca se ha visto, pues fue con Cristo de amores llagado . El padre Solano le
tomó la copla y comenzó a cantar y bailar juntamente delante de todos con tanta
alegría que todos se alegraron 52 .
A Santiago del Estero, capital de la gobernación de Tucumán , llegó el 15
de noviembre de 1 590 con el padre Superior Baltasar Navarro y otros siete
compañeros. Al llegar había en la gobernación de Tucumán cinco ciudades:
Santiago del Estero, Córdoba, Tucumán, Esteco y Salta . En las cinco ciudades
había un convento de franciscanos. Aparte había 36 sacerdotes diocesanos.
11. SOCOTONIO Y MAGDALENA
Recién llegado a Tucumán, fue destinado como cura doctrinante a los
pueblos de Socotonio y Magdalena, donde estuvo aproximadamente un año. Dios
le dotó del don de poder aprender rápidamente las lenguas de los indios para
poder predicarles y así convertirlos. En la Relación e información jurídica , que
se hizo en Tucumán por mandato del arzobispado de Lima, se hace mención de
que se tenía por cosa milagrosa que había aprendido la lengua tonocoté, la más
general de aquellas provincias, en sólo quince días 53 . Así lo manifestó el
encomendero del pueblo de la Magdalena, el capitán Andrés García, diciendo
que él fue el que le enseñó la lengua llamada tonocoté al bendito padre Solano y
que tiene por conocido milagro que la pudiese saber y aprender en menos de
quince días, hablándola con toda perfección; en la cual predicaba, convertía y
bautizaba muchos bárbaros y los confesaba. Otro testigo declaró que la supo
mejor y con mayor propiedad que los indios con ser dificultosísima de hablar,
porque apenas se puede escribir 54 .
El padre Juan de Castilla certificó: Estando este testigo con él en la
provincia de Tucumán vio que, aunque las lenguas de los indios de aquellos
pueblos eran distintas y dificultosas de aprender, las supo y aprendió y entendió
el dicho padre tan elegantemente que los indios decían que no era posible, sino
que era indio o hechicero, porque sus propios vocablos se los contradecía. Y a
este testigo y a todos los demás españoles y seglares que allí habitaban, les
parecía cosa imposible y sobrenatural porque ni los que son hijos de esa tierra
la hablan con perfeccin como lo hacía el padre Solano… Por lo cual entiende
este testigo, y toda la provincia lo tiene entendido, que el dicho padre, por
revelación de Nuestro Señor supo y entendió la dicha lengua, con que así
convertía almas a Dios 55 .
52 Plandolit, p. 150.
53 ASV N° 1.328, fol 997.
54 ASV N° 1.328, fol 992-1.004.
55 Proceso de Lima, pp. 79-80.
21
Cristóbal de Valdés declaró que estando enfermo un indio lule, de
diferente lengua de la general (tonocoté) , le fue a ver el siervo de Dios… y a
grandes voces el padre Solano le dijo que le hablase (estaba sin habla) que,
aunque fuese en su lengua, le entendería. Y le volvió el habla al indio y pidió al
siervo de Dios que le catequizase y enseñase la ley de Dios, porque no estaba
bautizado… El padre le dio a entender nuestra santa fe y los bienes que se
seguían del santo bautismo y, acabado el santo bautismo, murió el indio 56 .
Según Pedro de Vildosola: Era tanto su amor a los naturales que los
indios tenían con él muy gran fe y le respetaban y veneraban; y se le hincaban de
rodillas a besarle el hábito y la mano en cualquier parte que le veían y en los
caminos; y el dicho padre era tan piadoso con ellos que, viéndolos se apeaba de
la cabalgadura y los abrazaba y agasajaba y daba de lo que llevaba, mostrando
en esto la gran caridad que con ellos tenía 57 .
El padre Solano amaba a los indios, les hablaba en su lengua y ellos le
respondían y se convertían por millares.
12. CUSTODIO DE TUCUMÁN
Después de un año de estar como doctrinante de los pueblos de Socotonio
y Magdalena, en el capítulo provincial de Jauja fue nombrado en agosto de 1592,
custodio de la Provincia. Como primera medida renunció al cargo, pero no le
aceptaron y se dedicó a visitar los conventos de la Custodia de Tucumán.
Durante sus correrías, visitando conventos, le afligía a veces un fuerte
dolor de estómago. El padre Juan de Casti1la declaró que, visitando el convento
de Nuestra Señora de Talavera, donde estuvo cuatro meses: Vio muchas veces
que traía puestos grandes cilicios y algunos de cuerda que son asperísimos.
Algunas veces, cuando el dolor de estómago le afligía, llegaba a la celda de este
testigo y le decía que, por amor de Dios, le diese un trago de vino, porque se
moría del estómago... Y era tanta su humildad que le dijo a este testigo, siendo él
su Prelado, que por amor de Dios le prestase una silla y un freno para ir algunos
ratos a caballo, porque estaba muy flaco. Este testigo se lo dio y lo volvió a
enviar dentro de pocos días, de manera que en una cosa tan menuda no quiso
tener señorío 58 .
56 ASV N° 1.328, fol 997.
57 ASV N° 1.328, fol 1.078.
58 Plandolit, p. 170.
22
De su estadía en Salta declara el padre Bartolomé Muñoz: Siendo el siervo
de Dios custodio de la provincia de Tucumán, en cierta fiesta que se hizo a
Nuestra Señora, yendo en la procesión, se encendió tanto en el divino amor de
Dios y de su Santísima Madre que, dejando aparte toda la autoridad de Prelado
y custodio que era, se puso a cantar diciendo coplas en alabanza de Nuestra
Señora, en la misma forma que David, el santo rey, lo hacía delante del Arca 59 .
En Santiago del Estero también estuvo de recorrido. Al llegar, según
declara el testigo fray Juan de Techada: Estaban los vecinos feudatarios de la
ciudad, alborotados de enojos y pesadumbres que tenían. Y así como llegó, los
llamó y los hizo amigos y los apaciguó a todos 60 .
El 20 de mayo de 1591, Juan Ramírez de Velasco había fundado la ciudad
de Todos los Santos de la Nueva Rioja. A mediados de 1593 emprendió la
agotadora travesía por los llanos de la Rioja. En uno de los pueblos todavía
conservan con cariño una silla en la cual transportaron los indios una buena parte
del trayecto al buen padre Solano.
Ese mismo año 1593 volvió a insistir en su renuncia al cargo de custodio y
se lo aceptaron. Así que desde finales de 1593 estuvo libre para dedicarse a
misionar sin la obligación de visitar los conventos de la Orden.
Predicando llegó hasta la ciudad de Santa Fe del Paraguay. Algunos
autores afirman que llegó a Buenos Aires y Asunción (en Paraguay). Otros no
están seguros.
13. ALGUNOS MILAGROS EN SUS CORRERÍAS
En sus recorridos apostólicos Dios manifestaba su gloria por medio del
bendito padre con milagros espectaculares. Veamos algunos:
El padre Manuel Núñez Magro de Almeyda declaró: El Jueves Santo de
dicho año de 1593 se hallaron en la dicha ciudad de La Rioja 45 caciques
infieles con su gente. Y el capitán teniente Pedro Sotelo y este testigo estaban
atemorizados con miedo de verse cercados de tanta gente. El dicho capitán
mandó a los vecinos que se armasen “todos a caballo para en la pampa rasa
defenderse”, si alguna cosa sucediese.
59 Plandolit, p. 171.
60 Plandolit, p. 176.
23
Y el dicho padre fray Francisco Solano hizo a los dichos indios un
sermón, y este testigo no sabe en qué lengua era, porque todos le entendían, así
los españoles como indios, “que estaban allí de tres o cuatro lenguas”, con
tanto fervor y espíritu que los indios se le fueron a este testigo a postrar de
rodillas, pidiéndole con muchas lágrimas el santo bautismo.
Y este testigo fue al dicho padre fray Francisco Solano y le preguntó qué
haría en aquel conflicto. Y su paternidad abrazó a los indios, dándoles el beso de
la paz. Y le dijo a este testigo: “Vaya vuesa merced, no tema; hagamos la
procesión”.
Y viendo los indios azotarse a los españoles, espantados, dijeron qué
invención era aquélla. El padre fray Francisco Solano, viendo la ocasión, les
comenzó a decir a los indios, con fervor del Espíritu Santo, que tal noche como
aquella de Jueves Santo habían azotado y muerto a Nuestro Señor por nuestros
pecados.
Y el sermón “que hizo fue un poco largo”. Y, acabado, los indios
rompieron el silencio que tenían en oírlo. Y con muchas lágrimas se desnudaron
las camisetas. Y unos con guascas, y otros con lo que hallaron, se iban azotando
todos. “Que fue la mayor devoción para este testigo, y otros fríos de corazón,
que en vida había visto”.
Y el dicho padre fray Francisco Solano andaba con tanta alegría y
devoción como sargento del cielo entre los indios, “quitándoles los azotes, y
diciéndoles mil cosas, toda la noche sin descansar”, predicándoles y
enseñándoles.
Detúvoles en aquella ciudad hasta que todos estuvieron aptos para ser
cristianos, que fueron en número de nueve mil indios 61 .
Certificó Vildosola que, acompañando al padre Solano en una correría
desde San Miguel de Tucumán a Santiago del Estero, no podían vadear un río
muy hondo. A la otra orilla había 40 carretas detenidas, esperando a que
mermase la corriente. El padre le dijo a su acompañante, que no tuviese pena que
Dios lo remediaría y les daría de comer. Y luego, con una red que tenía y traía
de ordinario consigo, y otras veces con un anzuelo, fue al río y pescó un pez
gordo. Luego quiso echarla de anfitrión y dijo que él les había de dar de cenar y
no había de llegar otro al fuego sino él. Y levantándose los hábitos de los brazos,
61 ASV N° 1.328, fol 472-475. El testimonio de Miguel de Luna está en el ASV N° 1.336, fol 190.
24
les hizo de cenar y les dio a todos muy atentamente; y él se retiró debajo de una
carreta, sacó una mazorca de maíz y esto sólo fue su alimento 62 .
Después les dijo: No tengan miedo que mañana a las nueve pasarán el río
tan claro como un espejo. Y así al día siguiente a las nueve, que fue la hora en
que el siervo de Dios había dicho, pasaron el río sin ninguna dificultad. El río
estaba tan claro y tan bajo que no llegaba a los estribos de las cabalgaduras..., y
después de haber pasado el río los unos de esta parte y los otros de la otra,
estando el río muy bajo, claro y manso, como tiene dicho, luego al instante
volvió a estar muy caudaloso y sin poderse navegar ni vadear como antes, sin
haber llovido por entonces para que se atribuyese su creciente al agua llovida 63 .
Siguieron adelante en el camino y, en un paraje llamado El Hospital ,
llovió tanto que Vildosola quedó hecho una lastima, mientras que con asombro
vio que el padre estaba tan fresco como si nada, y le dijo: Padre mío, ¿cómo yo
vengo mojado y vuesa paternidad lo trae seco? Y respondi: “Provéalo Dios” 64 .
Cuenta el padre Juan de Castilla que, estando el padre Solano en la
provincia de La Rioja (Argentina), se había secado un río que allí había, cosa
que dicen los naturales que solía hacer de mucho a mucho tiempo, y que salieron
algunos y particularmente la justicia a ver si hallaban agua. Y el padre fue con
ellos y les iba consolando y animando diciendo que tuviesen confianza en Dios
que no les faltaría agua. Y todos iban casi desconfiados; porque, no hallando
agua, habían de despoblar la ciudad. Y llegaron a un paraje quebrado y allí el
padre Solano empezó con un palo a herir la tierra y a decir: “Ya viene agua, que
Dios nos la envía”. Y con esto empez a salir agua de manera que tiene tanta
como dos cuerpos de bueyes, que era la que solía tener antes de venir. Y, desde
entonces acá, nunca les ha faltado y todos lo tuvieron y tienen hoy en día por
milagro que Dios había hecho por medio del padre y así es público en toda la
provincia de La Rioja 65 .
Fray Bartolomé de Solís certificó: Todavía se conserva una fuente que
milagrosamente salió agua en aquella ocasión y llaman hasta hoy la fuente del
padre Solano 66 .
62 ASV N° 1.328, fol 1.078-1.079.
63 Ib. fol 1.783-1.784.
64 Ib. fol 1.079.
65 Proceso de Lima, p. 81.
66 ASV N° 1.328, ib. fol 1.373; 1.472; 1.539; 1.553; 1.582.
25
14. EN LIMA
En 1595 el padre comisario general quiso fundar un convento de recoletos
franciscanos, o de la Recolección franciscana, en Lima al pie del cerro San
Cristóbal, en el distrito limeño del Rímac. Este convento se llamó convento de
Nuestra Señora de los Ángeles y actualmente se llama convento de los
Descalzos. Para que fuera un convento de vida recogida y santa, quiso poner
como primer fundador y Vicario (Superior mayor) al padre Solano. Por este
motivo lo mandó traer desde Tucumán. El padre Solano no quería aceptar, pero
debió obedecer después de haber pasado cinco años en Tucumán, con sus
queridos indios.
El padre fray Alfonso Díaz manifestó: Cuando salió de esta tierra
(Tucumán) , generalmente sintieron todos su ausencia por el mucho consuelo que
con él tenían. Pedro de Vildosola añadió: Al salir de aquellas provincias
quedaron los vecinos y los indios muy tristes y desconsolados. Todos lo amaban
como a un padre y le respetaban como a santo. Y en todas sus necesidades se
ayudaban y valían de él, acudiendo a pedirle remedio. Y todos deseaban que
nunca los dejase 67 .
A mediados o finales de 1595 llegó a Lima para hacerse cargo de la
construcción del convento, que estaba empezando. El padre Pineda refiere que
era tan observante del voto de la pobreza que jamás le conoció tener sino unos
poquitos libros, necesarios para el ministerio de la predicación, y su hábito y
túnica y manto de sayal. Y en su celda no tenía adorno ninguno, sino una imagen
y una cruz, y su cama era un cañizo o tabla sin colchón alguno, más una frazada
(manta) y almohada de sayal y otra almohada de madera, sin otro regalo
alguno 68 .
Por eso, quiso que el nuevo convento fuera muy pobre. No quería que las
puertas y ventanas de las celdas fuesen pulidas, sino estar llaneras; no permitía
ni siquiera que los maderos se acepillasen o los palos se desbastasen ni se
blanqueasen las paredes ni se enladrillase la casa. Y quiso que las celdas y
oficinas fuesen pequeñas. En su celda sólo tenía en la cabecera una cruz, la
mesa con el candil y una silla, el breviario y una biblia con algún libro para
repasar los sermones. A los religiosos les solía repetir: “Amen a Dios, hijos,
amen a Dios”.
Y era tanta la alegría de su espíritu que algunas veces iba a la huerta a
alabar a Dios y decía a las avecillas: “Venid, compaeritos, venid”. En las
67 Plandolit, p. 209.
68 Proceso de Lima, p. 57.
26
tareas diarias de la Comunidad era el primero que hacía de todo, dando ejemplo
de humildad. En las fiestas de Navidad era el promotor de la alegría, cantando y
bailando al niño Jesús.
Con frecuencia iba a los hospitales de Santa Ana y de San Andrés a
visitar a los indios y españoles enfermos. También los visitaba en sus casas y les
decía los Evangelios y los consolaba y aliviaba como atestiguó Diego de
Astorga 69 .
En Lima pudo conocer en esos momentos a otros santos como santa Rosa
de Lima, san Martín de Porres, san Juan Macías y santo Toribio de Mogrovejo.
En el capítulo provincial de 1598 querían ponerlo de guardián (Prior) del
convento de la Recolección donde vivía, pero tanto insistió que consiguió que
nombraran en su lugar al padre Pedro Román, quedando así él disponible. Fue
destinado como capellán de una expedición que iba al Callao, pasando a morar al
convento de San Diego del Callao. De su estadía en el Callao dijo fray Gregorio
de León que vivió con él: No había visto ni tratado religioso más santo, ni más
sencillo, ni más siervo de Dios que el padre Solano…, de ordinario veíale con
una boca llena se risa tratando siempre cosas de Dios o enderezadas en cosas de
su servicio 70 .
En octubre de 1600 murió el guardián de la Recolección Pedro Román y,
según las Constituciones, por ser el padre más antiguo, debía ser nombrado el
padre Solano, pero no quiso aceptar y no fue nombrado.
En el capítulo provincial salió provincial el padre Francisco de Otárola y
lo nombró su secretario. El padre Solano aceptó por habérselo mandado por
obediencia delante de toda la Comunidad. Pero su salud estaba muy
resquebrajada y, por fin, el padre provincial tuvo que acceder a su petición de
quitarle el cargo, enviándolo a Trujillo. El oficio de secretario lo desempeñó
menos de un año, pues en setiembre de 1602 ya estaba en Trujillo, donde fue
nombrado guardián o Prior.
69 Archivo del convento de San Francisco de Lima, Registro XVI, fol 405.
70 Plandolit, p. 224.
27
15. TRUJILLO
Estando en este convento de Trujillo (del Perú), un día saliendo de la
sacristía, revestido para decir misa en el altar de San Antonio, llevaba por
delante y le precedía, como si fuera un paje, una milagrosa luz tan
resplandeciente como el sol, según juraron en el Proceso varios testigos 71 .
El padre Gerónimo Alonso nos dice que era tan amigo de los pobres que,
si por alguna vía le daban algún regalo, lo llevaba a los pobres y especialmente
a una pobre vieja que hacía diez años que estaba tullida (y leprosa) a la cual
visitaba por entender ser una sierva de Dios y por su mucha necesidad. Y
acabando de visitarla y exhortarla al amor de Dios, se iba con este testigo al
hospital de dicha ciudad a hacer las camas a los pobres y sacarles los servicios y
hacerles pláticas espirituales con que quedaban consolados y admirados de ver
la humildad y voluntad con que acudía a ello. Y asimismo otras veces, saliendo
del dicho hospital, se iban a visitar a los encarcelados para consolarlos,
particularmente a los que habían de ajusticiar, a los cuales confesaba y ayudaba
a bien morir, tomando a su cargo sus almas 72 .
Fray Melchor de Llera afirma que vivió con el padre Solano en el
convento de Trujillo y este testigo se levantaba de noche a llamar a maitines y
muchas veces, se levantó antes de la hora ordinaria y se paseaba por delante de
la celda de dicho padre y acercaba su cabeza y ponía oído a la puerta de su
celda donde este testigo oía y vio que estaba con una varita en la mano, con la
cual solía dar en una cuerda que tenía puesta en un arco como rabelillo. Y
juntamente oía este testigo que el dicho padre estaba cantando, aunque las
palabras que decía nunca las entendió; sólo entendía que estaba dando gracias y
alabando a Nuestro Señor... Y este testigo lo vio siempre en la iglesia de noche
delante del Santísimo Sacramento, orando, de ordinario entre ocho y nueve… Y
para ser presidente (Prior) de dicha casa de Trujillo fue necesario que el padre
fray Juan Venido, comisario general de la Orden, le persuadiese mucho a que lo
aceptase... Allí, cuando algunas veces iba a visitar enfermos, tenía siempre por
costumbre decir: “Glorificado sea el Seor”… Y algunas veces vio este testigo
que iba a visitar a los pobres del hospital de la ciudad y llevaba en las mangas
algunos regalos para dar a los enfermos, a los que consolaba y animaba 73 .
En el capítulo provincial de octubre 1604 fue trasladado al convento de la
Recolección o de los Descalzos de Lima como guardián. Se sabe que predicó en
71 Biblioteca vaticana, sección manuscritos. Códice Barberini lat. 3.463, fol 17v.
72 Proceso de Lima, p. 157.
73 Proceso de Lima, pp. 54-55.
28
Trujillo el sermón de San Diego el 12 ó 13 de noviembre y a continuación viajó a
Lima para tomar posesión de su cargo.
16. SERMÓN DE LAS CUATRO CALLES
Al mes de su llegada a Lima predicó el más famoso sermón de su vida y
que ha quedado en la historia del Perú como ejemplo de conversión milagrosa de
todo un pueblo. Se le ha llamado el sermón de las cuatro calles. Sucedió el 21 de
diciembre de ese año 1604. El padre Solano salió con su Cristo en la mano 74 ,
acompañado del hermano corista fray Mateo Pérez, a predicar a la plaza principal
o plaza de Armas o cuatro calles como otros la llamaban. Dice el hermano Mateo
que, al andar, iba tan deprisa q ue parecía que quería volar, porque iba como
arrebatado por el espíritu de Dios.
Vino a la hora de las cuatro a la plaza pública y se subió a un púlpito en
los soportales junto al banco de Juan de la Cueva. Puesto en él, acudió tanta
gente, así para oír, la palabra de Dios como por la devoción que le tenían, que
admiró el concurso 75 .
Pablo Moya de Contreras, que estuvo presente, refiere: En el discurso del
sermón dijo estas palabras: “Malas nuevas habéis tenido de Arequipa por la
ruina que ha sucedido 76 por los pecados de los hombres. Pues no os las traigo yo
mejores, porque os advierto que , antes de mañana a estas horas, de esta ciudad
no ha de quedar piedra sobre piedra po r vuestras maldades y pecados. Y os he
dado mucho largo. Os advierto q ue, antes de mañan a al mediodía, se verá
cumplido lo que digo. Y para q ue abráis los ojos y os arrepintáis de vuestros
pecados, os aviso que antes de medianoche, veréis esta miserable ruina”.
Y esto lo dijo con tan fervorosas palabras el bendito siervo de Dios que el
pueblo alzó un alarido que no oyeron todos bien el remate del sermón. Y este
testigo estuvo atento a la conclusión de en qué se fundaba el siervo de Dios y le
oyó decir: “Y esto que os he dicho lo pruebo por la autoridad de san Juan que
dice que por tres terremotos se ha de acabar el mundo. Y citó las palabras del
evangelista san Juan: “Lo que hay en el mundo es concupiscencia de la carne,
concupiscencia de los ojos y soberbia de la vida” (1 Jn 2, 16).
74 En el convento franciscano de Bogotá (Colombia) se conserva un santo Cristo con esta inscripción:
Hecho por san Francisco Solano siendo guardián de Trujillo, 1604. El Cristo de madera que llevaba en
la manga y enarbolaba al predicar, se halla en un relicario de la iglesia, levantada en el solar natal del
santo en Montilla, en la parroquia de San Francisco Solano de Montilla.
75 Plandolit, p. 253,
76 Unos días antes, el 25 de noviembre, un gran terremoto había asolado la ciudad de Arequipa.
29
Se alborotó tanto el pueblo que los unos a los otros se miraban como sin
juicio, juzgándonos todos de que el castigo tan merecido por nuestras culpas
venía ya sobre nosotros, y tan confusos y suspensos que nos parecía que no
había lugar donde acogernos 77 .
Según el testimonio de Domingo de Luna: La gente se convenció de que
por los pecados de los vecinos había de hundir Dios aquella noche la ciudad de
Los Reyes y que por la grande opinión que tenían del padre Francisco Solano de
siervo de Dios, tuvieron por tan cierto que había de ser así que muchos, o los
más de la ciudad, se apercibieron con oraciones y confesiones, recurriendo a las
iglesias con mucha turbación y temor 78 .
Y clamaban a Dios pidiendo misericordia. Y hubo muchos disciplinantes
con cruces a cuestas y otros con otras varias penitencias públicas 79 .
Sor Cecilia de San Gabriel, que en ese momento era casada con Esteban
Rojas y después entró de religiosa, declaró: Las gentes andaban por las calles
llorando y gimiendo sus culpas y pecados. Y esta testigo vio y oyó a las gentes
que pasaban en gran número y con mucho alboroto, pidiendo misericordia de
sus culpas y pecados 80 .
Doña María de Oliva, madre de santa Rosa de Lima, certificó en el
Proceso que ella estuvo velando y sin dormir toda la noche, temiendo la ruina
que en común se decía que el padre santo, siervo de Dios, había predicado 81 .
El padre Diego de Pineda declaró: Aquella noche se abrieron todos los
templos de la ciudad y se descubrió (fue expuesto) el Santísimo Sacramento en
todos ellos, y las gentes pedían a voces confesión y se confesaban muchas almas,
y hubo sermones y pláticas en la Compañía de Jesús y en otros conventos, y se
hicieron restituciones de cosas hurtadas, y personas que estaban en mal estado,
que hacía muchos años que no se confesaban, se confesaron y salieron del mal
estado en que estaban, y por las calles andaban como si fuera el día del juicio,
unos azotándose y otros con cruces a cuestas y frecuentando los templos e
iglesias, pidiendo a Dios perdón y misericordia 82 .
Según el testimonio del dominico padre Baltasar Méndez, en la iglesia de
Santo Domingo debía haber como 24 confesores y no se podían dar mano a
77 ASV N° 1.328, fol 1.241.
78 Ib. fol 486.
79 Ib. fol 480.
80 Ib. fol 1.835.
81 Ib. fol 1.833.
82 Ib. fol 95.
30
consolar y confesar a los penitentes. Y sabe este testigo que muchos hombres,
amancebados de muchos años, dejaron la mala vida que llevaban 83 .
Gerónima de Esquivel certificó que en la catedral: Era tanto el concurso
de personas que venían a confesarse que concurrían a los pies de los confesores
de tres en tres y cuatro en cuatro, sin reparar en que los unos oyesen las culpas
de los otros, porque las confesaban públicamente; y los sacerdotes no podían
excusar el fervor de los penitentes, porque iban con gran dolor deseosos de ser
perdonados de ellas... Mucha gente había ido a los recoletos Descalzos, donde
estaba el padre Solano y lo trajeron a esta ciudad ante su Prelado que estaba en
el convento de la Observancia (templo de San Francisco) y allí lo examinó el
Prelado de las palabras que había predicado… y luego se public que había
resultado aquel alboroto de una razón que había sido mal entendida y con
aquello quedó la ciudad sosegada 84 .
De hecho, el arzobispo de Lima, santo Toribio de Mogrovejo, el virrey
conde de Monterrey y el comisario general de los franciscanos se alarmaron y
quisieron saber lo que el padre Solano había predicado.
El padre comisario, Juan Venido, declaró que envió llamar al padre
Solano del convento de la Recolección, donde estaba por guardián, quien llegó a
horas de las diez de la noche... y en virtud de santa obediencia le mandó que
dijese las formales palabras que había predicado en la plaza...Y así refirió todo
lo que había dicho y predicado con las palabras arriba referidas de san Juan 85 .
Y toda la declaración que hizo se tomó por escrito y la firmó de su nombre
y este testigo (padre comisario) también la firmó y se envió a los señores virrey y
arzobispo por manos del provisor... con lo cual se quietó la ciudad 86 .
Según testimonio de Domingo de Luna, el virrey tomó la resolución de
avisar a los Prelados de las iglesias que estaban abiertas que, con buen modo,
amonestasen a las gentes a que se recogiesen en sus casas y mandasen cerrar las
iglesias… Y siendo ya después de medianoche vio este testigo las calles de la
ciudad por donde iba llena de gente, hombres y mujeres, con grande sosiego y
compasin… Le impresion que se encaminasen a sus casas, no con el
desconcierto que otras veces había visto 87 .
83 Ib. fol 480.
84 ASV N° 1.328, fol 262.
85 ASV N° 1.328, fol 1.989.
86 ASV N° 1.328, fol 112.
87 Ib. fol 487.
31
El impacto espiritual de aquel sermón sobre la ciudad fue tremendo.
Algunos dirían que parecía esta ciudad la de Nínive, cuando predicó el profeta
Jonas y todos tuvieron como cosa de admiración y de milagro que Dios Nuestro
Señor se había servido del padre Solano para convertir a la ciudad.
El mismo padre Solano respondió a fray Gómez, que le preguntaba: Sí,
Dios me lo mandó y yo prediqué 88 . Y a Juan Esquivel le dijo: Dios me movió.
Que un gusanillo como yo, que merezco cien mil infiernos por mis pecados,
¿cómo podía mover eso? Dios lo hizo por su gran misericordia 89 .
De hecho los efectos de aquel sermón duraron mucho tiempo. Fray
Gerónimo Serrano declaró: Este testigo, como confesor, vio que muchos días
después del dicho sermón no cesaron las confesiones. Ni este testigo ni los
demás confesores podían dar abasto a ellas sin quitarse de los confesionarios 90 .
Y fray Diego de Curiel certificó. El efecto del sermón duró muchos días y
algunos meses después 91 .
17. CAMBIO A LA OBSERVANCIA
Después del famoso sermón la gente lo respetaba más. Cuando pasaba por
la calle, se acercaban a él a besarle el hábito. Cuando predicaba, todos se
acercaban a escucharle, sabiendo que era un verdadero siervo de Dios. Y no
faltaba gente que iba a visitarlo con frecuencia a su convento. Él, sin embargo,
quería dedicarse enteramente a la oración y alejarse de todos. Por eso, presentó
su renuncia al cargo de guardián, en el que sólo estuvo cuatro o cinco meses.
Fray Antonio Pérez refiere que estando el padre comisario Juan Venido
en el pueblo de Surco, a dos leguas de Lima, se fue el padre Solano a renunciar
al cargo de guardián. Y, estando de rodillas a sus pies, no se quiso levantar
hasta que le admitiese la renunciación, como se la admitió, que fue acto muy
profundo y de gran humildad, que causó grande ejemplo a todos los demás
religiosos y demás personas que supieron está acción 92 .
Siguió algunos meses como súbdito. Y según relata el padre Otárola:
Porque le pareció que se había relajado algo el Instituto (Recolección) de la
Regla por la mucha gente que concurría allí como cosa nueva en este tierra,
procuró venirse a este monasterio de la Observancia (convento de San Francisco
88 Ib. fol 129.
89 ASV N° 1.328, fol 390.
90 Ib. fol 1.988-1.989.
91 Ib. fol 1.009.
92 Plandolit, p. 266.
32
de Asís del centro de Lima) donde tenía su celda en la enfermería por ser él muy
enfermo de la mucha penitencia que hacía y por faltarle el calor natural de la
digestión 93 . El padre Pineda dice que pidió el cambio por huir del aplauso de la
gente, porque después del sermón que hizo en esta ciudad en la plaza, acudían al
convento de la Recolección muchas gentes. Y por ocultarse en esta casa, que es
de 150 religiosos, se vino de allí” 94 .
El cambio fue en octubre de 1605. Como ya estaba muy enfermo se
instaló en una celda de la enfermería. Al principio, todavía salía dos o tres veces
por semana a visitar hospitales y cárceles y predicar en las calles. Cuando veía a
los niños les decía: Ea, angelitos, decid conmigo: “Gloria al Padre y al Hijo y al
Espíritu Santo” .
El padre Otárola asegura que le gustaba mucho leer la Biblia. Dice:
Siempre estaba diciendo y recitando palabras y pasos de la Sagrada Escritura,
con las cuales palabras se andaba saboreando, chupándose los labios,
mostrando en ello grandísimo gusto 95 .
El padre Diego de Pineda certificó que estaba siempre fervoroso en la
oración y un día, a deshoras, cuando los religiosos estaban recogidos, después
de comer, salió de su celda por la enfermería, dando voces, alabando y
bendiciendo a Dios y convidando a todos a que le amasen, lo que algunos
religiosos juzgaron que, por la flaqueza que tenía, estaba desfallecida la cabeza,
siendo verdad que no era desvanecimiento sino espíritu y fervor de oración 96 .
Un día, según cuenta el padre Luis de Camargo, fue al corral de las
comedias donde concurría mucha gente y se subió al tablado y se sacó el Cristo
y empezó a predicar con tanto ánimo y fervor de Dios, que se salió toda la gente
que estaba junta para oír la representación. Y movidos unos a gran devoción y
otros murmurando de él por irles a estorbar el entretenimiento, salió uno de los
representantes, estando dicho padre predicando, y le dijo en el tablado: “Padre,
aquí no hacemos cosas malas, sino lícitas y permitidas”. Y el padre Solano le
respondi con gran alegría: “¿Me negaréis, hermano, que no es mejor lo que yo
hago que lo que vos hacéis?”. Y así aquel día se quedó por hacer la comedia que
se pretendía 97 .
El padre Gerónimo Manuel afirmó: Un día del bienaventurado San
Francisco (de Asís) , estando en el refectorio (comedor), rogando este testigo a
93 Plandolit, p. 269.
94 Ibídem.
95 Proceso de Lima, p. 311.
96 Proceso de Lima, p. 60.
97 Proceso de Lima, p. 126.
33
los religiosos como guardián que era que se regocijasen y alegrasen; viendo el
dicho padre que no salían los religiosos, salió por debajo de las mesas donde
estaban sentados, y cantando este testigo una copla... en honor de san Francisco,
el padre Solano comenzó a cantar y alabar delante de todos con tanto espíritu y
fervor y con tanta alegría, que traía el rostro abrasado en fuego de amor a Dios,
e hizo tantas mudanzas y saltos que, si no le conocieran, entenderían que era
loco; de manera que suspendió a los circunstantes y les hizo verter muchas
lágrimas…
Y cuarenta días poco más o menos antes que muriese, andaba por el
claustro de la enfermería dando voces, como si estuviera predicando en el
púlpito, exhortando a todos a que guardasen la ley de Dios y la Regla que
profesaban, si querían gozar de la gloria del paraíso; y con esto volvió a su
celda. De la misma manera sucedió en la capilla de la enfermería... Salió de la
capilla y daba grandes voces, como si predicara diciendo: “Bendigamos al
Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre por los siglos de los siglos,
Amén”. Estas palabras las repitió muchas veces y después entró a su celda... Y
dos días antes que muriese, estando este testigo visitándolo en su celda y
estando a solas con él, el padre Solano empezó a decirle a un crucifijo que tenía
de frente a su cama: “Qué buen amigo, qué buen amigo es Dios”… Y vio que el
padre Solano se había encendido 98 .
La última Navidad de su vida, la del 1609, dice el padre Diego Sánchez:
Veíasele algunas veces con júbilos y alegrías extraordinarias... El día de la
Anunciación de Nuestra Señora iba como rebosando amor de Dios y alegría, y
andaba con una imagen de Nuestra Señora en la mano, festejando y alegrando a
todos los religiosos y provocándoles al amor de Dios Nuestro Señor por el bien
hecho y merced que en tal día nos hizo... El último sermón viviente del santo fue
el día de Viernes Santo (nueve de abril de 1610). En la procesión de la Soledad
iba el padre Solano tan fervoroso y aprisa que parecía iba en suspenso… Lo que
más se notaba era que un cuerpo tan consumido como el suyo anduviese tan
rápidamente, porque no tenía más que los huesos y la piel. En esta procesión,
iba con una cruz en la mano, exhortando a los penitentes y animándoles a que
sirviesen mucho a Dios 99 .
Fray Alonso Manuel recordaba que una noche, debiendo visitar la celda de
un enfermo le preguntó que cómo estaba en presencia de este testigo, y el
enfermo respondió: “Gloria a Nuestro Señor, ya estoy mejor”. Y así como oy
decir “Gloria a Nuestro Señor”, como él andaba diciendo “Glorificado sea
Nuestro Seor”, tom en las manos con grandísima alegría dos palos que
98 Proceso de Lima, pp. 118-119.
99 Plandolit, p. 289.
34
estaban cerca y tocando uno con otro como si fuera un rabel, empezó a cantar
una canción a Cristo Nuestro Redentor, tratando de su amor; con lo cual se puso
como suspenso y de esta manera, cantando y bailando, se salió por la puerta
como arrebatado con gran prisa y decía muchas veces: “Queden con Dios”. Y se
salió de la celda con gran ímpetu, corriendo, y este testigo y el enfermero
echaron de ver que iba arrebatado y abrasado en fuego de amor de Dios 100 .
Siempre estaba contento procurando hacer la voluntad de Dios y
aceptándolo todo como venido de sus manos.
18. ÚLTIMA ENFERMEDAD
Manifestó el padre Diego de Pineda que en su última enfermedad estaba
siempre tan absorto que ni comía cosa alguna, si no era por fuerza e
importunidades y ruegos, y así tenía el estómago tan debilitado que no podía
digerir cosa ninguna. Y le parece a este testigo que en tantos días como estuvo
casi sin comer y, siendo él tan flaco que sólo tenía los pellejos pegados a los
huesos, no podía vivir tanto tiempo naturalmente si Dios no lo sustentara,
porque en la cama estuvo más de dos meses con poco calor natural. Estaba con
su hábito puesto y su manto, metido en las frazadas para tomar algún calor. Y
con todo esto, tenía su rostro tan alegre y tan contento que jamás se quejaba ni
decía aquí ni allí me duele 101 .
El hermano Antonio Donado declaró: El padre Solano andaba tan frío con
la penitencia que hacía y tan falto de calor que de noche, para abrigarse, era
necesario ponerle cuatro frazadas (mantas) y medias de lienzo; y algunas noches
le ponían ladrillos calientes y, con todo, estaba helado, cosa que admiraba. Y
con todo eso milagrosamente se sustentaba con el calor divino que tenía de que
andaba abrasado 102 .
Por su parte dice el padre Antonio Ortiz: Un día, estando en su última
enfermedad, envió a pedir un libro en que leer y este testigo le envió uno
intitulado “Memorial de la vida cristiana” de fray Luis de Granada, en el cual
está una declaración del padrenuestro muy devota... y le leyó este testigo la
dicha declaracin, y llegando a aquellas palabras que dicen “santificado sea tu
nombre” se alegr tanto el padre Solano que empez a decir: “Padre mío, mire
qué palabras, santificado sea tu nombre”. Y con una gran alegría qued tan
lleno de gozo y de contento con las dichas palabras que no cabía en sí 103 .
100 Proceso de Lima, p. 95.
101 Proceso de Lima, pp. 61-62.
102 Proceso de Lima, p. 135.
103 Proceso de Lima, pp. 68-69.
35
A los que le visitaban les pedía que recitasen o cantasen cantos a María
como Monstra te esse matrem ; Gloriosa Domina ; Sub tuum praesidium o bien el
Magnificat .
Al médico que lo visitaba le pagaba con risa y palabras apacibles. Nunca
se quejaba y, cuando el médico le decía que comiera para curarse, le respondía
que ya estaba determinado que había de morir de esa enfermedad.
Como su saliva tenía mal olor, que le hacía insoportable, y para ver si
bajaba la temperatura, el médico le hizo sangrar. Con grandísimo trabajo lo
hicieron, pues salía una sangre corrompida…
Para dar gusto al hermano Juan Gómez que le traía higadillo de gallina o
un huevo, procuraba comerlo. Y no comía más de la mitad, por no poder ya
digerir cosa alguna. A veces, un solo sorbo de caldo le empachaba el
estómago 104 .
Pero, a pesar de todo, cuando le preguntaban cómo estaba, respondía:
Como el Señor quiere 105 .
19. SU MUERTE
Los últimos dos meses de su vida no pudo levantarse del lecho. El 12 de
julio (de 1610) le dieron la extremaunción y el día 14, fiesta de San
Buenaventura, fecha en que murió, según el testimonio del padre Diego de
Pineda: Se vio en él una muy grande alegría de suerte que, cuando le decía
algunas cosas de Dios y de la vida de la gloria, se sonreía con estar en un trance
tan temeroso. Y así aquella noche estuvo tan alegre y contento con los religiosos
que estaban con él y con un negrito, muchacho que sirve en la enfermería de este
convento, y con un donado indio, que a todos les decía palabras de mucho
consuelo y edificación, animándoles a que amasen mucho a Dios y le sirviesen; y
riéndose en particular con el negrito, le decía que amase mucho a Dios y le
sirviese que en el cielo había de ser blanco y no negro. Y con estos momentos de
alegría estuvo siempre que le estuvieron los religiosos cantando muchos salmos
y el credo dos veces, teniendo los ojos abiertos y claros, fijados en un crucifijo
que tenía en la mano... Y al último credo que le cantaron los religiosos, expiró
con tanta serenidad de rostro y semblante que ni abrió la boca, de suerte que,
104 Plandolit, pp. 301-302.
105 Proceso de Lima, p. 313.
36
estando muerto, parecía que estaba vivo; y así se quedó con los ojos abiertos
hasta que lo enterraron, que fue al otro día a las doce del día 106 .
Según declaró fray Juan Gómez: Cinco horas antes que expirase, oyó este
testigo y algunos religiosos que estaban con dicho padre, una música muy suave
como de pajaritos. Y los dichos religiosos preguntaron, si eran pajaritos
enjaulados, y todos decían que este testigo se los había puesto y respondió este
testigo que no había puesto tal, que el Señor se los habría puesto. Y allí, aunque
oyeron ruido de pájaros, no los hubo ni jaulas, de manera que entendió este
testigo y todos los demás que había sido música que del cielo le había enviado
Nuestro Señor, la cual duró desde las cinco de la mañana hasta las doce del día
que murió 107 .
Y, en habiendo expirado, salió la voz del pueblo de manera que parece
que Dios echó un pregón general con que todos, chicos y grandes, acudían a este
convento a verlo, diciendo: “Vamos a ver al santo de San Francisco”… Y no
cabían en la iglesia, claustro ni enfermería de su monasterio, y todos los que
podían ver y besar sus pies y manos procuraban cortarle (pedazos) de hábito de
suerte que fue menester mudarle cuatro hábitos por habérselos cortado a
pedazos los que le ponían; y los religiosos de la casa que le velaban aquella
noche, le cortaron todos los cabellos de la corona, y, por cortárselos, le cortaron
la carne de la cual salió sangre, que vio este testigo después de hacer muchas
horas que había muerto. Y con ser hombre moreno, la noche que estaba difunto
en la capilla de la enfermería… vio este testigo que todo el cuerpo estaba blanco
y hermoso, mucho más que cuando estaba vivo sin comparación. Y sus carnes
estaban blancas y tratables como de un hombre vivo y le sentaron con pies y
manos que tenía muy tratables y blandas que no hacía en ella diferencia alguna
a cuando estaba vivo; antes (bien) , cuando estaba vivo las manos estaban flacas,
y pegados los cueros con los huesos, y se le pusieron llenas de carne y mucho
más blancas y tratables de lo que las solía tener. A su entierro, además del
mucho concurso de gente, vinieron los señores virrey y arzobispo de esta ciudad
con los prelados de la Órdenes y lo llevaron a hombros hasta ponerlo en la
capilla mayor de la iglesia.
El virrey le dijo a este testigo que, para que quedase memoria del rostro
de dicho padre Solano, lo hicieran retratar, y a la noche hizo este testigo, en
presencia de sus religiosos y de dos pintores y otras personas, abrir la sepultura
y un baúl que en ella estaba, en el que estaba el dicho padre y abrieron el dicho
baúl y allí le vieron sin tener mal olor de corrupción, antes teniendo sus manos y
miembros tan tratables y blandos como antes. Lo retrataron y tornaron muchas
106 Proceso de Lima, p. 63.
107 Proceso de Lima, p. 87.
37
personas a tocarlo con rosarios y pañuelos; y vio este testigo que las dichas
manos del padre tomaban un color como rosado, como si acudiese allí la sangre.
Y las encías y labios las tenía coloradas más que cuando estaba vivo y, para ello,
hizo este testigo abrirle un poquito la boca para ver bien las encías y con esto lo
volvieron a cerrar y echar la tierra encima 108 .
Fray Juan Venido, comisario general, vio que le habían cortado una uña
del dedo de los pies y se la habían arrancado, y tenía la sangre tan fresca y roja
como si estuviera vivo... Y la noche propia después que lo enterraron, abrieron
la sepultura para retratarlo por haberlo pedido así el señor virrey, y vio este
testigo que no salía mal olor con haberlo encerrado en el dicho cofre y puesto
encima de él mucha tierra y hacer treinta y tres horas que había muerto, cosa de
que se admiró este testigo y entendió ser cosa de Dios 109 .
20. MILAGROS DESPUÉS DE SU MUERTE
Después de la muerte del bendito padre Solano fueron incontables los
milagros que Dios hizo por su intercesión. Veamos algunos.
El padre Diego Estrada certificó que el día de la muerte del siervo de Dios
tenía mucha calentura (fiebre) y fue a la capilla mayor, donde estaba el padre, y
le besó las manos y los pies y los puso sobre su cabeza, pidiendo al dicho padre
que fuese su intercesor con nuestro Señor para que se le quitasen las
calenturas… y así como bes las manos y pies, se halló este testigo aliviado y sin
calentura ni dolor de cabeza y, desde entonces, nunca más le volvieron a este
testigo 110 .
El hermano Antonio Donado nos dice: El día de su muerte estando un
religioso muy enfermo de la gota que le afligía de manera que apenas podía
andar, pidió a este testigo un pedazo de hábito del padre Solano y, dándoselo,
con la buena fe que tenía se lo puso y anda desde entonces muy aliviado y mejor
de la dicha enfermedad sin sentir tanto el dolor de gota; antes bien, no le volvió
más y quedó tan sano de todo punto. Y asimismo, estando este testigo con
grandes dolores que le quitaban el sueño, en echando que echó sobre su cama
una frazada que solía servir al padre Solano, se sintió mejor y sin dolor ninguno
y dormía de noche con tanto sosiego como si no hubiese tenido enfermedad
alguna 111 .
108 Proceso de Lima, pp. 63-65.
109 Proceso de Lima, p. 73.
110 Proceso de Lima, p. 174.
111 Proceso de Lima, p. 137.
38
El sacerdote Martín de Mena dio testimonio de que en su casa, dos días
después de muerto el padre Solano, falleció un mulatilla recién nacida, llamada
Andrea. Estaban por amortajarla, cuando dos frailes seráficos que la habían
visitado moribunda enviaron a la casa una capilla (capucha) del siervo de Dios.
Se la pusieron y, tapándola como muerta, volvieron a poco a quererla
amortajar. Y destapando la cuna lloró la dicha criatura y revivió, y hoy en día, 7
de abril de 1629, está viva y tiene la misma edad del tiempo que ha que murió el
dicho santo Solano. El suceso pasó en presencia de este testigo y la mulatilla ha
18 años que vive y es muy buena cristiana 112 .
Recuerda Don Juan del Corral: A este testigo le sobrevino una muy grande
enfermedad de calentura continua... Los médicos le mandaron recibir los santos
sacramentos y así recibió hasta la extremaunción. Y, pasando la enfermedad
adelante, llegaron los médicos a desahuciar de la vida a este testigo,
certificando que en pocas horas moriría. Se le quitó a este testigo el habla de
todo punto y estuvo así tres días naturales. Y en esta ocasión le pareció a este
testigo que llegó el padre Francisco Solano con quien este testigo en su vida y
después de su tránsito tuvo y tiene gran devoción. Y cuando se llegó a este
testigo, le dijo: “No tenga pena, hermano, que Dios le ha de favorecer”. Y luego
desapareció. Y este testigo comenzó a esforzarse y a hablar y desde allí en
adelante fue mejorando de la enfermedad de manera que ha sido Dios servido
que este testigo ya está bueno y sano… Y tiene por cierto que la salud que Dios
Nuestro Señor le ha dado ha sido mediante la intercesión del dicho padre fray
Francisco Solano 113 .
Diego Sánchez por su parte manifestó: Este testigo ha visto que, después
de muerto el padre Solano, con reliquias de su hábito, se han hecho milagros,
porque, estando la mujer de este testigo muy mala de un dolor de ijada y muy
fatigada, le pusieron en el lado del dolor un pedacito del hábito del dicho padre
y luego, al punto, se le quitó el dolor y quedó buena. Y asimismo vio este testigo
que una esclava suya trajo una criatura, llamada María, de catorce meses de
edad, muy mala, y tanto que ya había perdido el mamar y se estaba acabando, y
le puso la reliquia del hábito del padre Solano y se la ató al pescuezo y luego
tomó el pecho y estuvo buena como lo está 114 .
Don Diego Ramírez, calcetero, manifestó: Este testigo vivía muy enfermo
de asma desde hacía siete años. Cada mes le daba tres o cuatro veces o más y no
podía trabajar; porque, si trabajaba un día o dos, luego le daba la dicha
enfermedad y no podía trabajar cuatro días. Y, padeciendo de esta manera, supo
112 ASV N° 1.328, fol 1.535.
113 Proceso de Lima, pp. 271-272.
114 Proceso de Lima, p. 207.
39
cómo había muerto en el convento de San Francisco el padre Solano. Y el día de
su entierro fue donde estaba el dicho padre... y se encomendó a él. Adquirió un
poquito del hábito del padre y se lo puso en los pechos con gran devoción y
luego, al otro día, estuvo bueno y fue mejorando y se le ha quitado la dicha
enfermedad de asma… Hasta ahora, cuatro meses que murió el padre, y desde
aquel día no le ha dado ni se ha sentido malo y está gordo y trabaja cada día y
siempre va a ver su sepulcro y allí está un rato y sale muy consolado 115 .
Fray Francisco de Mendoza declaró: Este testigo, cuando tiene algunos
dolores de cabeza, de estómago o de otros… se pone en la parte donde le duele
un pedazo de hábito del padre Solano u otra cosa que él hubiese tocado y con
esto, y sin otro medicamento, siente este testigo gran refugio y parece que se le
compone el cuerpo; y esto atribuye a milagro que usa Nuestro Señor por
intercesión de las reliquias del dicho padre, el cual, cuando murió, vio este
testigo que la enfermería estaba llena de enfermos, tanto que en cada celda
había dos enfermos, y quedaron todos sanos y la enfermería sola como si no
hubiera habido enfermos. Y desde que murió no ha faltado ni falta mucha gente
que está velando o haciendo oración en la parte donde está enterrado 116 .
Juan Rubio dijo en el Proceso: Estando muy malo de una pierna que
andaba con muy gran trabajo, poniendo un pedazo de hábito del santo padre en
la parte del dolor, fue nuestro Señor servido de sanarlo luego. El bachiller
Alonso de Mejía, en la misma información, declaró con juramento que tuvo una
llaga muy penetrante en la pierna y que había hecho muchos remedios y cada
día iba peor. Encomendóse muy de veras al santo padre Solano y fue a su
sepultura y, mojando el dedo pulgar en el aceite de la lámpara, hecha la señal de
la cruz, se untó con él la llaga y quedó luego sano. Y por evitar prolijidad no se
ponen otros 95 milagros que Dios ha hecho por intercesión del santo padre fray
Francisco Solano 117 .
115 Proceso de Lima, p. 221.
116 Proceso de Lima, p. 109.
117 Oré, p. 55.
40
SEGUNDA PARTE
DONES EXTRAORDINARIOS
1. DONES SOBRENATURALES
a) B ILOCACIÓN
Bilocación es estar en dos lugares al mismo tiempo, aunque, según
algunos teólogos, esto es imposible; ya que consideran que en uno de los
lugares está solo de modo aparente o su ángel custodio hace sus veces.
Un día estaba el padre Solano ejerciendo su oficio en el coro con la
Comunidad de su convento, sin saber ninguno de los religiosos que
hubiese faltado de su presencia y Comunidad, pues le vieron y hallaron
puesto de rodillas en el altar mayor, a una distancia de unos cien pasos.
Y esto se tuvo por milagro por estar como está el coro en alto y las
puertas de él en aquella ocasión cerradas por ser como es hora de orar y
de encomendarse a Nuestro Señor, tiempo en que nadie puede salir fuera
del coro hasta acabada la oración 118 .
b) P ERFUME SOBRENATURAL
Juan de Esquivel declaró que antes de morir el padre Solano, su
celda estaba tan linda y olorosa que no parecía cosa de este mundo 119 .
De acuerdo al testimonio del padre Diego de Pineda, cuando
abrieron su tumba para retratarlo por orden del virrey, después de 33 horas
que había muerto no había mal olor ninguno ni de corrupción 120 .
El licenciado Rodríguez de Toro aseguró que antes de morir halló
una fragancia suave y la luz más clara que otros días 121 .
118 Plandolit, p. 263.
119 ASV N° 1.328, fol 391.
120 Proceso de Lima, p. 65.
121 Plandolit, p. 310.
41
c) L EVITACIÓN
En diferentes oportunidades lo vieron elevado sobre la tierra,
estando en oración contemplativa. Doña María de Farfán certificó que en
la ciudad de Trujillo muchas personas decían públicamente que, cuando
decía misa el padre Solano, se elevaba del suelo más de media vara y que
le habían visto de esta manera y era tenido por hombre santo y gran
siervo de Dios 122 .
Dice Gerónimo de Oré: Un día el padre Solano se puso en oración
delante del Santísimo Sacramento en la primer grada de doce que tiene el
altar mayor de San Francisco de Lima; hallóse presente el padre fray
Claudio Ramírez, que estaba confesando y pudo ver lo que hacía. Y, de
improviso, y, sin saber cómo, le vio encima del altar mayor arrebatado,
en éxtasis, todo transportado en Dios. Y maravillado el padre Claudio,
estuvo con atención mirando al padre Solano y vio que por el aire, así
como estaba de rodillas, se volvía al propio lugar donde estuvo antes 123 .
Fray Alonso dio el siguiente testimonio: Un día escucharon en la
celda del padre Solano como un trueno muy grande, como tiro de
artillería que les causó admiración... Y vio este testigo pasar al dicho
siervo de Dios por junto a este testigo como arrobado y levantado del
suelo los pies poco más de media vara, y los brazos puestos en cruz y los
ojos clavados al cielo, dando voces y hablando palabras en latín que este
testigo no las entendió. Y fue con tanta velocidad hasta topar con el
hermano Antonio Donado con quien se abrazó, y le dijo el dicho hermano
al siervo de Dios:
- ¿Qué es esto, padre, dónde va?
Y entonces volvió en sí el siervo de Dios. Y por no tener fuerzas y
estar muy flaco, fray Alonso y fray Antonio lo trajeron cargado, muy poco
a poco, hasta la celda del padre Ortiz, quien dijo cariñosamente:
- “Gracias a Dios, gracias a Dios. Alabado sea Dios”.
Y el siervo de Dios, respondi, mientras se componía: “Gracias a
Dios, gracias a Dios. Alabado sea Dios”. Y después lo metieron en su
celda y lo acostaron 124 .
122 Proceso de Lima, p. 253.
123 Oré, p. 45.
124 ASV N° 1.328, fol 1.522-1.523.
42
d) R ESPLANDORES SOBRENATURALES
Fray Juan de Churruca declaró que estando en Trujillo, entró de
golpe a la celda del padre Solano a llamarle de parte del padre guardián
y lo halló de rodillas, rodeado de resplandor 125 .
El padre Oré certificó en el Proceso: Era común voz entre los
religiosos del convento haberse visto algunas veces resplandores
celestiales cuando el padre Solano estaba en oración 126 .
Un día, en su última enfermedad, salió de la celda de la enfermería
dando voces, que, por estar tan flaco y debilitado, no podía ser por sus
fuerzas naturales, como tampoco lo fueron los saltos que daba ni el
resplandor que despedía de sus ojos y rostro, como encendido en llamas
de fuego 127 .
Refiere fray Francisco Núñez, que en una ocasión fray Andrés de
Hinojosa fue a llamar al padre Solano a su celda de parte del padre
comisario. Y, cuando abrió la puerta vieron ambos (fray Núñez y fray
Andrés) unos arreboles y resplandores tan claros y resplandecientes que
los deslumbró y quedaron admirados 128 .
La Madre Justina de Guevara dio testimonio de que el día de su
muerte, estando esta testigo en su celda entre diez y once de la noche, la
llamó Doña Isabel de Quintanilla para que viese una luz y resplandor
extraordinario que estaba en el aire. Y esta testigo y otras religiosas
vieron que en el cielo había una gran luz y resplandor que parecía un
hacha encendida y que nacía del mismo cielo y se extendía en forma de
una nube muy clara; y que venía discurriendo por el aire como una nube
cuando anda a prisa. Y llegó a este convento y no pasaba del claustro,
como si hubiese muchas hachas encendidas. La luz era extraordinaria...
Otras religiosas le dijeron a esta testigo que una noche, antes del día de
la muerte del padre Solano y otra después de su entierro, vieron la misma
luz de la forma referida, la cual salía de un mismo lugar y se fenecía en el
claustro. Y esa claridad no era de relámpagos, ni rayos, ni centellas, ni de
pólvora, ni bombas ni de otra cosa, sino que entendió y se persuadió que
125 Plandolit, p. 246.
126 Oré, p. 44.
127 Testimonio del padre Bohórquez en Plandolit, p. 294.
128 ASV N° 1.328, fol 1.342.
43
había sido obra maravillosa y que Nuestro Señor lo hacía para honra del
siervo de Dios 129 .
e) C ONOCIMIENTO SOBRENATURAL
El bendito padre Solano tenía conocimiento de muchas cosas que
era imposible saberlas humanamente. Ya hemos hablado de algunas de
ellas como cuando, durante el naufragio, les dijo que venía el socorro,
tanto para sacarlos del barco como para sacarlos de la isla y llevarlos al
Perú. Veamos algunos casos.
Viniendo de la ciudad de Santa Fe del Paraguay hacia Córdoba
(Argentina) , hacia la mitad del camino, les alcanzaron dos soldados.
Caminaron juntos tres días y, al cuarto, no teniendo agua para beber, los
soldados, como desesperados empezaron a jurar (blasfemar) y
milagrosamente consiguió que Dios les concediera agua debajo de una
piedra en un lugar desértico y estéril. Al llegar cerca de la ciudad de
Crdoba, el padre Solano le dijo al padre Andrés de Izaguirre: “Maana
harán justicia de estos dos soldados por una cruelísima muerte que dieron
a un fulano Marquina”. Y pasó como había dicho, porque al otro día los
ahorcaron.
También declaró el padre Andrés Izaguirre: El día de la Asunción
le dijo el padre Solano que deseaba celebrar misa. Pero le respondió que
no había ornamento. A lo que el santo contest: “En aquella petaca
está”. “Pero no hay hostias”. A lo que replic: “En el misal encontrará”.
Habiendo sacado de la petaca el ornamento y del misal dos hostias, pudo
celebrar la misa. En ella el padre Solano dio un grito. Después de la misa,
el padre le preguntó el por qué de aquel grito. Y humildemente respondió:
“Lo di por ver en aquel mismo instante en el Japn que padecían martirio
dos frailes legos, uno de la Orden de San Francisco y otro de la Orden de
Nuestra Seora de las Mercedes” 130 .
En marzo de 1603, el padre Solano profetizó que, dentro de ocho
días, moriría en idéntico día la abadesa de Santa Clara, sor Catalina de
los ángeles, el corista quiteño fray Juan de la cueva y una tullida, desde
hacía diez años, que también nombró. Todo lo cual se cumplió
puntualmente.
129 Proceso de Lima, p. 165.
130 Plandolit, pp. 196-197; ASV N° 1.328, fol 1.969-1.976.
44
También fue cosa notable que, así como expiró el corista, entró el
apostólico padre Solano en la celda del difunto, y con maravilloso
espíritu, quitándose el manto de los hombros y levantándose las haldas
del hábito, comenz a bailar, diciendo a voces a los religiosos: “No
lloren, hermanos, porque fray Juan de la Cueva acaba de entrar en el
cielo. Alegrémonos todos, porque, si los ángeles se gozan por la
conversión de un pecador, justo es que nosotros nos regocijemos por la
feliz entrada de un hermano nuestro en la bienaventuranza a coronarse de
gloria” 131 .
Doña María de Ortega declaró: Esta testigo tiene un hijo llamado
fray Lucas. Estando en el convento de San Agustín de esta ciudad (de
Lima) ya para tomar el hábito, fue esta testigo al convento de San
Francisco y allí lloraba en la iglesia, porque había prometido a su hijo
para la religión (Orden) de San Francisco y se le metía fraile en San
Agustín. Salieron el padre Francisco Solano y el padre guardián y,
viéndole llorar, la consolaron y le dijo el padre Solano que callase y no
tuviese pena que su hijo sería fraile, no de la Orden de San Agustín. Y,
cuando volvió esta testigo a su casa, halló en ella a su hijo, mudado el
propósito de tomar el hábito en San Francisco donde es fraile 132 .
El alcalde Don Bartolomé Osnayo, sintiéndose enfermo de
gravedad, mandó pedir al padre fray Antonio de Aguilar, pero le enviaron
al padre Solano. Al verle dijo el alcalde: “Padre, encomiéndeme vuestra
paternidad a Dios”: Le respondi: “No temas, hijo, que mediante la
ayuda de Dios no morirás de esta enfermedad y estarás bueno” 133 .
En una ocasión, el novicio fray Bernardo Arias le ayudaba a misa.
Al novicio le tentó el demonio para que se volviese al mundo. Estando en
el altar le vino esa imaginación de dejar el hábito e irse. Estando en
aquellas turbaciones fue a darle el lavatorio y el padre Solano le dijo muy
quedito: “No se vaya ni le engañe el demonio, ni le dé turbacin”: El
novicio, que no lo conocía mucho, quedó espantado al ver que aquel fraile
conocía su pensamiento 134 .
El vecino Juan Sánchez Holgado fue una vez al convento y,
habiéndose encontrado con el padre Solano, éste le comenzó a declarar
todo cuanto en su pensamiento tenía y exclamó:
131 Plandolit, p. 245.
132 Proceso de Lima, p. 203.
133 Plandolit, p. 272.
134 Plandolit, p. 279.
45
- ¡Válgame Dios, que es posible que este padre supiese lo que yo
tenía en mi pensamiento y que me lo haya declarado todo por
menudo! 135 .
f) É XTASIS
Durante la oración se quedaba muchas veces arrobado y extático.
Un día, habiéndole ayudado a misa fray Juan de Vedia, se encerró
después el padre Solano en su celda. El padre comisario Montemayor
mandó que llamase al padre Solano, porque tenía negocios de
importancia que tratar con él. Fue fray Juan a llamarle a la celda; halló
la puerta, e igualmente la ventana, cerradas por dentro. Llamando dos
veces, no respondió. Coligió de la opinión de santidad que tenía del padre
Solano que, pues no le respondía, estaba arrobado en Dios. Acordó de
llamarle por la obediencia, conociéndole tan obediente que, aun cuando
estuviese absorto en Dios, oyendo la voz de la obediencia, volvería en sí.
Padre Solano díjole: nuestro padre comisario llama a vuestra
reverencia.
Dentro de dos credos abrió un poco la puerta; tenía el rostro
encendido, colorado como una grana, las mejillas y capilla mojadas de
lágrimas, y los ojos con un espectáculo fervoroso y sobrenatural.
Deo gratias. ¿Qué es menester? preguntó.
Le puso al tanto de cómo le llamaban. El padre Solano tornó a
cerrar la puerta, diciendo:
Ya voy.
Al poco rato salió de la celda y fue adonde estaba el Prelado que le
llamaba. Volvía a tener el santo el rostro descolorido como le traía
siempre, y con la alegría grande que siempre tenía. Viendo fray Juan la
mudanza del rostro que tenía en la celda y que mostraba en el claustro,
tuvo por cierto que, cuando le llamó antes, estaba arrobado en Dios 136 .
135 ASV N° 1.328, fol 456.
136 Plandolit, p. 230.
46
El padre Juan Rodríguez de Saavedra declaró: Una vez, siendo este
testigo ayudante del cocinero, vio al dicho padre Solano atento a ver
hervir una olla que estaba al fuego; y llamó a este testigo y le dijo:
- ¿Qué es lo que hace esta olla, hermano Juan?
- Está hirviendo.
- ¿Por qué hierve?
- Porque está el fuego.
Él alzó los ojos al cielo con suspiros y dijo:
- Me espanto cómo no nos abrasamos y andamos hirviendo en amor
a Dios, considerando un tan gran Señor como tenemos.
Y quedó suspenso por un muy gran rato y después se fue de allí 137 .
Doña María de Ortega, certificó que le dijo fray Antonio Pérez,
fraile lego, que, estando el padre Francisco Solano en la iglesia mayor de
la ciudad de Trujillo, predicando, se había transportado en el púlpito y
quedó suspenso gran rato y, volviendo al compañero (fray Antonio Pérez),
que le estaba mirando, le dijo: “No puedo más”. Y esta suspensin y
transportación no la echó de ver la gente a quien predicaba en la iglesia,
sino tan solamente el dicho fray Antonio, quien se lo dijo a esta testigo 138 .
La Madre Justina de Guevara, abadesa el convento de Santa Clara
de Lima, dice: El día de la Visitación de Nuestra Señora, hará más de un
año (1609), estando el padre Solano haciendo una plática espiritual en la
reja del coro de este monasterio, tomó por tema el Magnificat,
explicándolo y diciendo muchas y buenas cosas en alabanza de Nuestra
Señora, y en llegando a aquellas palabras “exultabit spiritus meus” (Mi
espíritu se alegrará) fue tanta la elevación de espíritu que dos veces las
dijo y se encendió en fervor y amor de Dios, y se quedó sobre sus propios
brazos, arrimado a la reja, y se estuvo en esto más de un cuarto de hora;
y luego se fue. Y quedaron tan edificadas las religiosas y tan devotas que,
en una larga media hora, no se levantaron de rodillas, dando gracias a
Dios que comunicaba a sus siervos su gracia 139 .
137 Proceso de Lima, p. 148.
138 Proceso de Lima, p. 202.
139 Proceso de Lima, p. 165.
47
g) M ILAGROS
Cuando todavía estaba en España fueron varios los enfermos
sanados milagrosamente e, incluso, un niño resucitado, como hemos
anotado. En sus correrías apostólicas en Tucumán aprendía las lenguas los
indios en pocos días, vivía casi sin comer de modo milagroso, ya que su
estómago apenas podía digerir por falta de calor natural. En una ocasión,
descubrió una fuente de agua en un terreno desértico cuando la gente iba a
cambiar el lugar donde vivían.
El padre Juan Vergara declaró: Hizo muchos milagros en esta
Custodia de Tucumán el poco tiempo que vivió en ella, porque después se
fue a la ciudad de Lima, donde floreció en milagros. Un devoto de este
siervo de Dios, cuando se quería partir de esta tierra, le pidió que le
dejase una cuerda (su cordón). La cual ha hecho muchos milagros,
porque no hay mujer que, cuando esté de parto, invoque el nombre de este
religioso y se la ciña, que no tenga muy buen suceso en el parto. Y así es
tenida esta cuerda en la ciudad de Santiago del Estero, donde está, por
muy singular reliquia 140 .
Y podríamos añadir muchos más casos en los que Dios manifestó
su poder por medio de su siervo.
El cocinero de San Francisco de Lima, fray Juan Luis, refiere que
estaba el padre Solano tan debilitado, porque comía como un pajarito. Y
muchas veces, aun comiendo solo un bocado le hacía mal... A deshoras de
la noche iba y lo llamaba:
- H ermano fray Juan, por amor de Dios, vaya y me ase una higadilla
de gallina.
- Padre, no hay ninguna.
Él respondía que fuese, que sí habría y, si no, que matase una
gallina. Obedeció el hermano y la encontró. Otras veces, confiado con la
experiencia anterior, hallaba en un plato dos o tres higadillas, donde no
había dejado ninguna el día anterior 141 .
140 Padre Juan de Vergara en su Relación breve del principio de la Custodia de San Jorge de Tucumán ,
del año 1615; Plandolit, p. 159.
141 Plandolit, p. 278.
48
Doña Ana de Mendoza manifestó que en la ciudad de Trujillo
comenzó a arder un cañaveral dulce de Diego Gómez de Alvarado y,
echando un pedazo del hábito del padre Solano en el fuego, luego cesó el
fuego de todo punto 142 .
Doña Mayor de Alarcón certificó: Estando esta testigo muy
enferma y en peligro, vino a visitarla el padre guardián, fray Diego de
Pineda, y le pidió que le enviase un cordón del padre Solano, que a la
sazón estaba enfermo de la enfermedad que murió. Y el dicho guardián,
llegando al convento, mandó al dicho padre Solano le enviase el cordón y,
habiéndoselo llevado a esta testigo, se lo puso con gran devoción a las
cuatro de la tarde y luego, al otro día a las diez, se le reventó una
apostema y la echó por la boca, que fue muy conocido milagro y quedó
sana y buena, y el médico se espantó de ver aquella obra que casi fue por
orden sobrenatural, y dijo que, si no la echaba, moriría de ella 143 .
2. AMOR A JESÚS EUCARISTÍA
Jesús presente en la Eucaristía, era el centro de su vida y el amor de sus
amores. Muchas noches se las pasaba en vela en adoración ante Jesús
sacramentado. Y, a veces, cantaba y bailaba delante del sagrario para
manifestarle su amor y su fervor incontenible. Ante el Santísimo Sacramento se
encendía con el fuego del amor divino y salía a predicar a la calle o salía por los
claustros, dando voces para invitar a los frailes a amar a Dios.
Confirmó el padre Martín de Prado: Tenía un rabel con dos cuerdas y las
tocaba y cantaba con mucha sutileza y con voz penetrante, en alta noche en la
oración, a solas delante del Santísimo Sacramento… Y este testigo creía que no
era por orden natural, sino que allí el espíritu de Dios obraba en el padre
Solano para causar semejantes efectos 144 .
El padre Cristóbal Paniagua afirma: Cuando el padre Solano fue
presidente (Prior) del convento de la ciudad de Trujillo, estuvo este testigo en su
compaía… y le vio muy de ordinario, como a prima noche y a deshoras de ella,
estar delante del Santísimo Sacramento, hincado de rodillas ante el altar mayor,
con un arquito con dos cuerdas que tañía, y se ponía a cantar su misa a voces y,
algunas veces, lo vio este testigo tan embebido en la oración que estaba como
arrobado y suspenso 145 .
142 Proceso de Lima, p. 252.
143 Proceso de Lima, pp. 191-192.
144 Proceso de Lima, pp. 121-122.
145 Proceso de Lima, p. 77.
49
El padre Mendoza por su parte atestiguó: Cuando expiró, era en punto en
que en el altar mayor de esta iglesia, alzaban el Santísimo Sacramento; y los
religiosos que con él estaban en su celda le cantaban el credo, diciendo: “Fue
concebido por obra y gracia del Espíritu Santo y nació de santa María Virgen”.
En ese momento perseveraban más en su canto los pájaros que parecían estarse
deshaciendo y con sus voces atravesaban el corazón a quien lo oía 146 .
Era como si el mismo Jesucristo en persona quisiera decirles a todos que,
en ese momento supremo de la consagración, Él mismo venía en persona a
visitarlo y recibirlo para llevárselo al cielo, acompañado de los ángeles, que
cantaban imitando a los pájaros con voz celestial.
3. AMOR A MARÍA
Su amor a María fue, como en todos los santos, verdaderamente
extraordinario. Ante su imagen se extasiaba y le cantaba con todo su amor
canciones de alma enamorada.
Fray Cristóbal Ruiz declaró que era muy dado a la devoción a Nuestra
Señora, de la que era muy en particular devoto 147 . Fray Francisco de Mendoza
certificó que se holgaba mucho de que María fuese Madre Dios 148 .
El dominico Juan Yáñez, procurador general de su Orden en Lima, declaró
que, al llegar a Lima en 1597, fue a visitar al padre Solano que vivía en los
Descalzos; y preguntándole por qué no salía a la ciudad, le respondió:
- Hijo mío, yo tengo aquí mis entretenimientos y particularmente tengo una
Señora con quien me comunico.
Y, tomando a este testigo de la mano, lo llevó a la iglesia e hincados
ambos de rodillas delante del altar mayor, el santo corrió uno o dos velos y
descubrió el retablo donde estaba pintada la imagen de Nuestra Señora, que
llaman de los Ángeles, y le dijo:
- Ésta es la Señora con quien hablo y con quien me entretengo.
146 Plandolit, p. 315.
147 ASV N° 1.328, fol 213.
148 Ib. fol 159.
50
Y derramó muchas lágrimas, hablando con la santa imagen de
Nuestra Señora, de manera que a este testigo lo movió a gran devoción 149 .
El padre Gerónimo Alonso declaró que (estando en Trujillo) todas las
noches este testigo andaba con cuidado para ver en qué paso andaba el padre
Solano y halló que las más de ellas lo encontraba en la iglesia del convento; y
preguntando el padre quién era, le respondía: “Un hijo de vuestra reverencia”.
Y le decía que fuese a recogerse, porque él iba a dar música a una dama muy
hermosa que le estaba aguardando. Llevaba un arco con una cuerda, que era de
alambre, lo cual vio este testigo, que se ponía detrás de la puerta de la sacristía
sin que el padre lo viese, y vio diversas veces que tocaba el arco con un palito en
el altar mayor al Santísimo Sacramento, cantando canciones, y luego se iba al
altar de la Madre de Dios, de quien era muy devoto, y le daba música con gran
regocijo de su alma, cantándole y festejándole, dando vueltas y saltos de
contento... Algunas noches, este testigo iba a encender una lamparilla para
llevar lumbre al coro y hallaba al dicho padre en oración con tanto fervor y
espíritu que no lo sentía por estar como arrobado y suspenso 150 .
En una fiesta de la Asunción de María, entrando en la capilla mayor de la
iglesia de los Descalzos, soltó el manto y comenzó a bailar delante de Nuestra
Señora. Visto lo cual, fray Juan Navarrete, que de continuo estaba llorando sus
pecados y los del mundo entero, pareciéndole que era necesario reprender
aquella acción, le comenzó a reprender, diciéndole que aquello no se debía
hacer en una Comunidad. A lo cual, el siervo de Dios le dijo tales palabras en
alabanza de María que pudo con él, siendo un varón tan triste, y hacerle que
cantase y bailase con el siervo de Dios en alabanza de Nuestra Señora, lo cual
causó grande admiración en toda la Comunidad 151 .
Fray Mateo Pérez, que era corista, estaba un día barriendo la escalera del
coro en el convento de San Francisco de Lima y, llegándose a él fray Francisco
Solano, le dijo:
- “Hermano corista, ea, apostemos a ver quién ama más a la Madre.”
Y, diciendo esto, con muy gran fervor de espíritu, sin decirle otra palabra,
se fue por el claustro adelante 152 .
149 Ib. fol 1.259.
150 Proceso de Lima, p. 158.
151 ASV N° 1.328, fol 1.493-1.506.
152 Ib. fol 1.498-1.499.
51
4. RELACIÓN CON LOS ANIMALES
En la vida de san Francisco Solano se presentan escenas hermosas en su
relación con los animales, que le obedecían por una gracia sobrenatural que le
venía de Dios.
Fray Sebastián de Pereira declaró: Siendo el padre Francisco Solano,
Prelado de un convento que se intitula San Francisco del Monte, andaba en
aquella comarca una sierpe fiera, que hacía daño en los ganados comarcanos y
se había comenzado a cebar en los hombres. Las gentes de la comarca rogaron y
pidieron al padre Solano que los librase de esa fiera. El padre fue luego donde
estaba la sierpe y, estando con ella, le mandó de parte de Dios y en virtud de
santa obediencia que no hiciese más daño del que había hecho; y que, si tuviese
necesidad de sustento, que se fuese a la portería del convento que allí se le daría
como a los demás pobres. Desde ese día cesó el daño que hacía la sierpe y no
apareció más 153 .
Durante los 62 días que estuvieron los náufragos en la isla, muchos
salieron a buscar mariscos o peces y no traían nada. Fray Juan Yáñez asegura que
oyó contar a las señoras que compartieron con él las apreturas del naufragio
que, estando el padre en su choza, veían con sus ojos salir cantidad de cangrejos
e írsele derechos a la choza hasta metérsele en las mangas; y les hablaba como a
criaturas de Dios, diciendo: “Venid, hijos míos, para que coman estos pobres
que mueren de hambre”. Y luego salía y los repartía por su mano a los
necesitados, especialmente a las mujeres 154 .
Andrés García de Valdés declaró bajo juramento que, cabalgando él, y
yendo el padre Solano a pie como acostumbraba vio que salía un toro cimarrón
de la montaña y arremetía contra ellos. Andrés García huyó con su caballo y, al
volver sus ojos atrás, vio al toro lamiendo las manos del siervo de Dios que se
las tenía puestas en la frente y en el rostro... y el toro estaba manso como un
cordero y el padre le había dado a besar la manga de su hábito y, echándole la
bendición al toro como si fuera de razón, con mucha mansedumbre se volvió al
monte de donde había salido 155 .
Un día estaban lidiando toros en la plaza de San Miguel de Tucumán. Un
toro muy bravo se salió y mató a algunos indios y caballos, y se fue a la calle
cuando venía el padre Solano. Pedro de Vildosola relata que el toro se dirigió a
él y no hizo más que olerle y, como si fuera una cosa muy doméstica, pasó por
153 Archivo arzobispal de Lima, fol 679.
154 ASV N° 1.328, fol 1.260.
155 Ib. fol 1.012.
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donde el padre estaba a una acequia, donde Domingo de Arguinao, dueño de
una recua, estaba haciendo lavar algunas mulas, de la cuales destripó y mató a
cinco, y una quedó muy herida.
Entonces el gobernador le dijo al padre:
- Así no se amansan los toros.
Y le respondió:
- Doy gracias a Dios que el toro me miró con malos ojos que los tenía
muy encarnizados y me pesa en el alma que no me hallé con Domingo
de Arguinao, porque le hubiera exigido (al toro) que no le hiciese el daño
que le hizo en sus mulas 156 .
El mismo Pedro de Vildosola manifestó en el Proceso un hecho
portentoso: Vio este testigo que un día vino sobre la chacra (finca) de pan llevar
del capitán Andrés Juárez de Hinojosa tan gran multitud de langostas que
parecía una nube que cubría el sol... Acudieron al padre Solano, en quien todos
tenían una gran confianza, y le pidieron con encarecimiento que les echase de
allí sabandija tan mala. El padre, con muy buen semblante y deseo de agradar a
todos, tomó una estola y un libro con agua bendita, y fue a la dicha chacra. El
padre increpó: “De parte de Dios, yo os mando que ninguna abráis la boca a
comer el trigo, porque me lo habéis de pagar”. Y, esparciendo en cruces el agua
bendita, tornó a decir, estando hincado de rodillas en el suelo y apuntando con
el dedo a tierra de chiriguanaes: “Yo os mando en el nombre de Dios y de su
bendita Madre que os vayáis a aquellas montañas, donde habitan infieles que no
conocen la fe de Cristo, y comed de lo que hallareis” 157 .
La oración tuvo efecto inmediato. Había más de 50 españoles presentes
que le decían que les había parecido muy bien lo dicho. Y el padre les replicó:
“Mejor sería que por la noche cada cual rezase un rosario a la Virgen en
hacimiento de gracias”. Y todos vinieron en ello y se lo prometieron 158 .
El padre Alonso Díaz refiere: Yendo de camino del pueblo de San Miguel
a la población de La Rioja, llevando la gente algunas aves y animales para la
fundación y población de La Rioja, una zorra rompió una jaula en que estaban
unas palomas domésticas de Castilla. Y maltrató a una paloma de ella en la
cabeza, que se la abrió toda. El padre Solano, habiéndola visto así, maltratada y
156 ASV N° 1.328, fol 1.077.
157 Los chiriguanaes eran soberbios y belicosos de modo que nadie podía ven cerlos. Además hacían
entradas en los pueblos de españoles y robaban y quemaban, llevándose prisioneros para comérselos.
158 Ib. fol 1.080.
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herida, con sus propias manos la curó, juntándole los pellejos que tenía
desgarrados, la untó con un poco de sebo, y le echó la bendición. Y sanó, y la
echaron en la jaula con las otras palomas.
Después que llegaron los pobladores y ambos religiosos a La Rioja,
pusieron las palomas en su palomar. Este testigo vio muchas veces que la
paloma se le asentaba en el hombro al padre Solano; y le daba de comer en la
mano, y se volvía a su palomar. Y conoció que era la propia paloma que el padre
Solano había curado en el camino 159 .
Muchas veces, a lo largo de su vida, se iba a cantar a la huerta del
convento o a los campos, tocando su rabelito e invitando a los pajaritos a unirse a
su canto para alabar unidos a Dios. El padre Juan de Vergara en su Relación
breve del principio de la Custodia de San Jorge del Tucumán refiere que las aves
le tenían tanta obediencia que todos los días después de comer se iba a un
montecillo que allí cerca estaba (en la doctrina de Magdalena de Cocosori)
desmigajando un pedazo de pan. Y llegábanse tantas aves sobre el siervo de
Dios que era cosa maravillosa. Y estaban sobre su cabeza, hombros y manos
hasta tanto que les echaba su bendición. Y entonces se iban 160 .
Doña María de Ortega declaró que, estando el padre en el convento de
Trujillo, cuando iban los frailes a la huerta, hallaban al padre Francisco Solano
hincado de rodillas debajo de los naranjos, hablando con los pájaros que allí
estaban y les decía que, pues Dios Nuestro Señor les había dado de comer, por
qué no le daban gracias. Y, diciendo esto, se recogían los pájaros que por allí
había y se acercaban y se le ponían encima de su hábito y le cantaban una
música divina, y luego les decía que, pues habían dado gracias a Nuestro Señor
que se fuesen y le alabasen, y se iban todos… Y vio esta testigo que, estando
enferma en su casa de un dolor de costado, la iba a ver fray Francisco Solano y,
cada vez que entraba en ella, en una hoja de plátano que caía por una ventana
de una huerta al aposento, se ponía encima de la hoja un pajarito muy pequeño y
cantaba suavemente, mientras el padre estaba allí, que no parecía sino cosa del
cielo. Y, en saliendo el padre, se iba el pájaro, y, en volviendo, volvía con la
música, y esta testigo se lo dijo al fraile, su compañero, y que lo advirtiese la
primera vez que volviese entrar; y así sucedió muchas veces en diferentes días 161 .
El padre Gerónimo Alonso dijo al respecto: En el convento de Trujillo
entraba muchas tardes el padre Solano en la huerta, paseándose por debajo de
unos naranjos, que duraba más de una hora. Y acabadas sus devociones, se iba a
159 ASV N° 1.328, fol 612.
160 Plandolit, p. 159; ASV N° 1.328, fol 998.
161 Proceso de Lima, p. 203.
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unos árboles de olivas y se sentaba debajo de ellas, y sacaba el mismo arco
(rabel) que tiene referido y él, amando a los pájaros, les decía: “Pajaritos,
porque Dios os ha dado el alimento, razn es que le alabéis”. Y tocando su arco,
cantaba y los pájaros hacían lo mismo con mucha armonía y suavidad 162 .
El padre Francisco de Morales certificó: Tenía tanta alegría en su espíritu
que, algunas veces, entraba en la huerta y decía con gran regocijo a los
pajaritos: “Venid compaeritos” 163 .
Al tiempo de la muerte del padre Solano, fray Alonso Manuel oyó una
música de pajaritos que parecían dos y que se respondían uno al otro, y luego
cantaban juntos con gran prisa, y las voces parecían que entraban por la
ventana que allí estaba cerca… y después de muerto, este testigo advirtió y
entendió que era música que Nuestro Señor le había enviado para consuelo de su
muerte 164 .
5. LA ALEGRÍA DE DIOS
San Francisco Solano era un hombre muy alegre. Su unión con Dios, que
es la fuente de toda verdadera alegría, le hacía vivir siempre alegre. Por algo se
ha dicho siempre que un santo triste es un triste santo. Se supone que toda
auténtico santo es alegre. De hecho, todos los que lo conocieron certificaron sin
excepción que tenía la cara llena de risa . A pesar de estar muy enfermo, no se
quejaba y mostraba siempre su alegría interior a través de su sonrisa. El fuego del
amor de Dios inundaba su alma y la alegría que sentía la comunicaba a todos.
El doctor Íñigo Ormero, que lo conoció al regresar a Lima desde
Tucumán, refiere que estaba descarnado, todo flaco, por tantos ayunos y
penitencias, pero con una boca de risa 165 .
El doctor Pedro Rodríguez de Toro, que lo atendía, afirma: Dormía en
cama dura, azotándose cada día y ayunando los más días de la semana a pan y
agua, pero estaba siempre con una boca y cara de risa 166 .
Fray Andrés Corso manifestó: En sus enfermedades le vio grandísima
paciencia y, aunque tenía grandes dolores, nunca se turbaba, sino que tenía
muchos júbilos de alegría y contento... Y todas las veces que este testigo le
162 Proceso de Lima, p. 158.
163 Proceso de Lima, p. 140.
164 Proceso de Lima, p. 96.
165 ASV N° 1.328, fol 71.
166 Ib. fol 505-506.
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hablaba, el principio y fin de sus palabras era: “¡Glorificado sea Dios, Alabado
sea Dios!” 167 .
Especialmente, manifestaba su felicidad en las fiestas de Navidad. Según
el padre fray Juan Rodríguez: La noche de Navidad era el primero que iba a dar
gracias a Dios, llamando a todos los religiosos para que le ayudasen a cantar. Y
cantaba con tanta gracia y devoción al niño, que no parecía sino un ángel 168 .
Doña Ana Manrique certificó que vio esta testigo que, cuando venía a su
casa, entrando en un oratorio en compañía del padre fray Juan Gómez,
enfermero del monasterio de San Francisco, era tanta la alegría que recibía de
ver al niño Jesús, que parecía que se transportaba y elevaba y casi lloraba de
contento y gusto 169 .
Fray Juan Gómez aseguró bajo juramento: Tenía un arquito con una
cuerda con la cual en su celda tañía y cantaba al niño Jesús y le bailaba, con
una simplicidad tan fervorosa y puesta en Dios, que convidaba. Y era tanto el
espíritu que mostraba en esto que le decía a este testigo que bailase y cantase en
su compañía, y lo hacía este testigo 170 .
Su alegría era tan intensa e incontenible que, a veces, salía a los claustros
del convento, dando voces y pidiendo a todos que amasen y alabasen a Nuestro
Señor.
167 Proceso de Lima, p. 90.
168 Proceso de Lima, p. 148.
169 Proceso de Lima, p. 177.
170 Proceso de Lima, p. 88.
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CONCLUSIÓN
Después de haber leído atentamente la vida de san Francisco Solano,
podemos sentir la alegría de tener un hermano en el cielo que vela por nosotros y
nos obtiene infinidad de bendiciones para nuestras vidas, en la medida en que lo
invoquemos. Él es un ejemplo para nosotros. Él vivió su fe católica en plenitud.
Por las noches iba la iglesia y se quedaba arrobado ante Jesús sacramentado.
Solamente con ver una imagen del niño Jesús se emocionaba, y lo mismo ante
cualquier imagen de la Virgen María.
En las noches de Navidad era el primero que manifestaba su amor a Jesús,
cantando, tocando y bailando ante la imagen del divino niño. En sus
predicaciones siempre llevaba, como un arma poderosa contra el maligno, un
crucifijo que enarbolaba como un estandarte ante sus oyentes. Y Dios lo bendijo
con dones extraordinarios. Parecía tener poder sobrenatural sobre las criaturas
irracionales.
Su vida fue una cadena de milagros, pero el mayor milagro era que podía
vivir y predicar como un hombre vigoroso a pesar de que apenas podía comer
algunos bocados al día. Y, a pesar de su frío corporal, cuando salía de la
presencia de Jesús Eucaristía o después de comulgar, era tal su fuerza interior y
exterior que lo veían correr, como volando, y se iba a predicar con tanta fuerza
que todos quedaban admirados, y la gente se convertía ante sus palabras. Estando
en Tucumán aprendía las lenguas de los indios con tanta facilidad que todos
decían que era un milagro.
Él repetía siempre Glorificado sea Dios, Alabado sea Dios . Nosotros
también podemos decir en estos momentos: Bendito sea Dios por su vida y por
su amistad.
Que Dios te bendiga por medio de María y de san Francisco Solano.
Saludos de mi ángel y saludos a tu ángel.
Tu hermano y amigo del Perú.
P. Ángel Peña O.A.R.
Parroquia La Caridad
Pueblo Libre - Lima - Perú
Teléfono 00(511)461-5894
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Pueden leer todos los libros del autor en
www.libroscatolicos.org
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BIBLIOGRAFÍA
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Francisco Solano.
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1643; tercera edición Madrid, 1676.
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actualmente en el archivo del convento de Loreto.
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