ANTE JESÚS
Me gustaría saber, Perdonadme, Señor,
qué ocurriría, el mal que os hice,
cuando llegó a fallecer, porque no vi en vos,
el que a Jesús prendía, quien las Escrituras predicen,
al verse frente a Él, ciego estaba yo,
¿qué sentiría, aunque no lo quise,
si en Jerusalén, ¿cumplí con mi obligación,
por él moría?. o Tú me contradices?.
Ahora estaba allí, Soy Jesús,
mirándolo fijamente, el Verbo Encarnado,
parecíale sonreír, y morí en la Cruz,
muy dulcemente, con espinas y clavos,
y díjole así: por mi infinitud,
me condenaste a muerte, el mundo está salvado,
teniendo que acudir, a pesar de que tú,
con espinas en la frente. me hayas maltratado.
Sus manos enseñó, No supe ver,
y llagas tenían, vuestra Majestad,
los pies mostró, no llegué a comprender,
y lo mismo sucedía, vuestra santidad,
su mano pidió, ni que erais Rey,
y en su costado introducía, de la Humanidad,
cuando la retiró, nacisteis en Belén,
sangre aún tenía. os creí mortal.
¿Me conoces ahora, Muchas señales,
o aún te quedan dudas?, te he mostrado,
pero ¿por qué lloras todas celestiales,
y tu cara se demuda?, pero no has rectificado,
ya pasó tu hora, entre mortales,
tu alma no tiene cura, vivías tan adulado,
tanta maldad atesora, que hasta cosas veniales,
que destrozó su hermosura. te apartaron de mi lado.
Mi Padre está mirando, Perdón, Señor,
tu vida pasada, tened piedad de mí,
a sabiendas de que cuándo, por no escuchar tu voz,
has hecho más que nada, ni a la hora de morir,
estamos aguardando, mi gran error,
que levantes la mirada, es no llegar a descubrir,
cesa ya tu llanto, que queríais mi salvación,
que es agua estancada. y nunca mi fin.
Antonio Rodríguez Mateo