PADRE JESÚS DE LAS CADENAS
Hierro han fundido,
para hacer una cadena
y el herrero ha sentido,
que sus manos le queman.
El metal derretido,
ha inflamado sus venas,
será que ha presentido,
la injusta condena.
Una columna de mármol
a ella un hombre encadenado,
doblado como árbol,
que el viento hubiera tronchado,
padeciendo los agravios,
de su cuerpo martirizado,
por aquellos viles sicarios,
que su espalda han azotado.
Jesús es ese hombre,
el llamado Nazareno,
aunque hay quien lo nombre,
por galileo o carpintero.
Pero nadie se asombre,
ni oiga al pregonero,
que de todos es el más pobre,
el más humilde y más bueno.
Cadenas en sus tobillos,
alguien le ha puesto,
un férreo cuchillo,
al Divino Maestro.
Golpea un martillo,
su sonido es duro y seco,
con un acerado anillo,
a Jesús lo hacen preso.
Templo mercedario,
en Vega Larga enclavado,
de blancos sudarios
y Cristo encadenado,
catedralicio y centenario,
de muros blanqueados,
pero, un lugar solidario,
con Jesús esclavizado.
Por judíos conocido,
el nombre de su Hermandad,
un altar preferido,
en la Iglesia Catedral.
Años transcurridos
y vivencias que contar,
un Cristo desfallecido,
vivo, y encadenado a un pedestal.
Antonio Rodríguez Mateo