LAS PARÁBOLAS EVANGÉLICAS
INTRODUCCIÓN
“Todo esto dijo Jesús en parábolas a la gente y nada les hablaba sin parábolas,
para que se cumpliese el oráculo del profeta: ”Abriré en parábolas mi boca,
publicaré lo que estaba oculto desde la creación del mundo” (Mateo 13,34-35).
Nuestro Señor Jesucristo, dice San Mateo, que enseñaba su doctrina
evangélica por medio de parábolas, tomado su fundamento de la naturaleza o de
la vida cotidiana. Son unos relatos cortos, denominados "parábolas", narraciones
de sucesos fingidos de que se deduce una enseñanza moral. La palabra
Parábola, en hebreo Mashal o 'similitud, es 'una comparación', que significa
literalmente una enseñanza por medio de una analogía o figura, que se utiliza
para expresar ideas relativas al espíritu. Cristo usó éste método para establecer
en forma más práctica las verdades divinas, al nivel corriente de la gente.
Aunque eran conocidas también en los tiempos del Antiguo Testamento, se
perfeccionaron y divulgaron en el Nuevo Testamento.
El Maestro impartía su doctrina mediante la forma literaria de relatos
alegóricos, porque un relato vivido y concreto tomado de la vida cotidiana se
entendía mejor y se recordaría por muchos años; Jesús hablaba de profundas
verdades espirituales, y era preciso que fuesen muy bien comprendidas por los
oyentes; el que deseara entenderlas podía pensar en su sentido y apreciar la
sabiduría que encerraban. Por otra parte, puede haber alguien que no llegue a
entender plenamente la enseñanza de Cristo y, por ello, interpretarla y
propagarla de modo erróneo, pero expresada en imágenes, se entiende mejor y
se memoriza; las parábolas, pues, son cofres que conservan el verdadero
sentido de la enseñanza del Rabí. Además, las parábolas priorizan las
enseñanzas directas, no sólo contienen la Ley Celestial, sino su aplicabilidad en
la vida individual y en la social. Aún hoy, a pesar del paso de los siglos, siguen
siendo admirables, por guardar y transmitir su frescura y riqueza conceptual en
tarros de un sentido claro, bello y sencillo; representan el intenso testimonio de
la íntima unión existente entre lo espiritual y lo físico, esto es, la causa interior
que se manifiesta en la vida exterior.
En ocasiones, Jesús usó las parábolas como armas dialécticas contra
líderes religiosos y sociales, como por ejemplo la del fariseo y el publicano. Jesús
dice que enseña con parábolas para que comprendan su mensaje aquellos que
han aceptado a Dios en su corazón, pero los que tienen "endurecidos sus
corazones" y han "cerrado sus ojos" no podrán entender. Por lo tanto
comprender el mensaje de Jesús significa ser su verdadero discípulo. Parece,
pues, claro que es necesario tener fe en Él para entenderlas.
La finalidad de las parábolas de Jesús es enseñar como debe actuar una
persona para entrar al Reino de los Cielos y, en su mayoría, revelan también sus
misterios. La esencia de la enseñanza de Cristo estriba en tener y practicar el
Nuevo Mandamiento: el amor, con que todos sabrán que “sois mis discípulos”:
'Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros: como yo os he
amado, que también os améis los unos a los otros. En esto conocerán todos que
sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros (Jn 13,34-35).
En el Evangelio, se encuentran más de treinta parábolas; se suelen dividir
en tres grupos según su contenido y los diferentes períodos en que las
pronunció. Al primer grupo pertenecen las pronunciadas más tempranamente,
tras el Sermón de la Montaña y tratan de las condiciones en que se propaga y
fortalece el Reino de Dios, o sea, la Iglesia de Cristo en la tierra, que, después
de la venida del Espíritu Santo sobre los Apóstoles, en Pentecostés, se extendió
por todo el orbe; a estas corresponden la del Sembrador, la Cizaña, la Semilla
que crece invisiblemente, la Semilla de la mostaza, la perla preciosa y otras; al
segundo grupo, pertenecen las de finales del tercer año de la misión del Señor;
son las que versan sobre la infinita misericordia de Dios con respecto a aquellos
que, cumpliendo diferentes reglas morales, se arrepienten de sus pecados; son
las de la Oveja Perdida, el Hijo Pródigo, los Dos Deudores, el Buen Samaritano,
el Rico Insensato, el Edificador sobre roca, el Juez Inicuo y otras. En el tercer
grupo, se hallan las últimas parábolas pronunciadas poco antes de su muerte en
la cruz, en que el Señor habla de la Gracia de Dios y las responsabilidades del
discípulo con respecto al Él, y se añaden las de predicciones sobre los hebreos
sin fe que serán castigados, sobre Su segunda venida, el Juicio Final, los Fieles
que serán premiados y sobre la vida eterna. En este último grupo están incluidas
las parábolas sobre la Higuera sin frutos, los malvados obreros de la viña, las
bodas reales, los talentos, las diez vírgenes, los obreros de la viña que recibieron
su denario.
Cada parábola expresa una lección valiosísima para el cristiano antes y
ahora en nuestros días, es preciso y sabio aplicarlas en el diario vivir, para
alcanzar el Reino de los Cielos,
Camilo Valverde Mudarra