«Semillas de esperanza»
Perseverancia

Autor: Padre Fernando Torre, msps. 

 

 

En el evangelio se nos narra la historia de una viuda que con insistencia pedía al juez que le hiciera justicia. Éste no quería atenderla, hasta que un día se dijo: «Es cierto que no temo a Dios ni me importa la gente; sin embargo, por la insistencia de esta viuda, voy a hacerle justicia, para que no me siga molestando» (Lc 18,4 5).
El texto del evangelio nos invita a orar, sin desistir, hasta obtener lo que deseamos. Podemos aplicar esta actitud a cualquier actividad de nuestra vida: practicar algún deporte, trabajar, estudiar, amar… Lo importante es mantener el ánimo sin claudicar; sólo así llegaremos a la meta.
La viuda obtuvo lo que quiso, porque jamás se dio por vencida. Imaginemos qué habría pasado, si en la penúltima ocasión hubiera dicho: «ésta es la última vez que insisto»; mientras que el juez, en su interior ya había decidido: «la próxima vez que venga, la atenderé»; y ella nunca regresó.
La perseverancia de Tomás Alva Edison se ha hecho proverbial: un intento, otro intento, otro más… hasta que inventó el foco eléctrico. Se trata no sólo de buscar sino de encontrar. Y lo que se busca se encuentra siempre en el último intento.
Cuando ardientemente queremos algo —si nuestro deseo es racional— y luchamos por alcanzarlo, ¡lo conseguiremos! No importa que sea difícil, que nos exija un gran esfuerzo, que tenga un costo muy alto o que implique mucho tiempo, como conquistar la cumbre del Everest. Y si no lo conseguimos, será porque hemos muerto en el intento, como muchos alpinistas.
Únicamente si somos perseverantes, luchando sin desfallecer hasta el final, alcanzaremos lo que deseamos.